por Alejandro Chitrángulo
La obesidad infantil es un problema que continúa en pleno aumento. Tres rutinas familiares muy prácticas podrían constituir una eficaz herramienta para prevenirla en los chicos de edad preescolar: cenaren familia, dormir lo suficiente y ver poca televisión durante la semana. A esas esperanzadoras conclusiones llegó un estudio realizado en Estados Unidos.Los investigadores de la Universidad del Estado de Ohio subrayaron que estos hábitos tuvieron un rol protector incluso en los chicos “con un alto riesgo de obesidad. Esto es importante porque sugiere que estas rutinas pueden potencialmente ser usadas en la prevención de la obesidad en todos los niños.La obesidad en los más chicos
La obesidad y el sobrepeso son problemas para temer incluso cuando los niños son muy pequeños. Por un lado, pueden bajar su autoestima y dificultar las relaciones sociales con los pares de su edad. Por otro lado, los niños obesos corren un alto riesgo de transformarse en adultos obesosy sufrir todas las alteraciones de salud asociadas a esta enfermedad. Para averiguar si un pequeño tiene obesidad o sobrepeso, los especialistasrecomiendan consultar directamente con el pediatra. Esto se debe a que las
medidas usadas para los adultos, como el Índice de Masa Corporal, no son tan exactas para los niños, ya que hay que tener en cuenta factores como su edad y sexo.
Tres hábitos
Sarah Anderson y Robert Whitaker, los autores de la investigación, trabajaron con 8.550 niños de cuatro años, y analizaron si cenaban en familia más de cinco veces por semana, dormían al menos diez horas y media por día, y miraban menos de dos horas por día de televisión durante la semana. Los chicos que practicaban las tres rutinas mostraron un riesgo 40% menor de ser obesos, en comparación con los jóvenes que no tenían
ninguna de estas sanas costumbres.A su vez, los investigadores sostienen que adoptar al menos uno de estos hábitos podría por sí solo bajar las posibilidades de subir demasiado de peso. “Cada rutina podría estar asociada a una disminución en el riesgo dedesarrollar una obesidad, y mantener un mayor número de estas costumbres parecería bajar este peligro aún más”, dijo Anderson. Esta asociación positiva incluso benefició a los chicos con un riesgo particularmente alto de engordar, como los hijos de madres obesas.“Elegimos estas rutinas para la investigación porque además de tener un potencial para proteger contra la obesidad, otros estudios mostraron que promueven el desarrollo social, emocional y cognitivo de los niños”, dijo Anderson.
Fuente: Neomundo