Informe económico semanal del Banco Ciudad
Siguiendo el acuerdo alcanzado con los bonistas italianos, los negociadores argentinos presentaron la semana pasada una oferta de pago al resto de los acreedores que no ingresaron a los canjes realizados en 2005 y 2010, habiendo sido esta aceptada ya por dos de los principales fondos litigantes en la justicia norteamericana. Se procura así poner un punto final al conflicto por la deuda en default a fin de viabilizar el retorno del país a los mercados internacionales de crédito, requisito indispensable para acceder a financiamiento a mediano y largo plazo a tasas razonables.La propuesta de pago contempla una oferta base que coincide con lo acordado con los bonistas italianos y una opción especial, denominada oferta “pari passu”, a la que pueden
acceder los bonistas que fueron beneficiados por el fallo del Juez Griesa. En la oferta base se contempla la devolución del capital original más un 50% en concepto de intereses, un monto equivalente a abonar una tasa de interés implícita de aproximadamente 3% anual desde el default a la fecha. Mientras que en el caso de la oferta “pari passu”, se reconoce el valor de la sentencia obtenida en la corte neoyorkina, pero con una quita de 30% sobre este valor. Bajo estos términos, si todos los bonistas aceptaran la oferta, incluyéndose aquí también a los bonistas italianos, el país debería hacer frente a un pago en efectivo por el equivalente a 2% del PIB, financiado vía la emisión de nuevos títulos públicos, lo que llevaría el total de la deuda con acreedores privados del actual 13% al 15% del Producto, nivel que resulta todavía extremadamente bajo, tanto en términos históricos como en comparación con otras economías emergentes y desarrolladas.
El acuerdo por la deuda en default, y el consecuente acceso a fuentes alternativas de financiamiento, resulta esencial para mitigar la dependencia de la asistencia provista por el Banco Central al Tesoro, facilitándole al BCRA su tarea de moderar el crecimiento de los agregados monetarios, como vía, en última instancia, de inducir un descenso paulatino en la tasa de inflación. En este sentido, en las últimas semanas se ha observado una desaceleración abrupta en el ritmo de crecimiento de la Base Monetaria en respuesta a la fuerte absorción de pesos que ha venido realizando la autoridad monetaria a través de sus licitaciones de Lebacs. Con una contracción monetaria por esta vía de $72.000 millones en lo que va del año, la Base Monetaria pasó de crecer un 41% anual en diciembre a 33% en enero y 29% en febrero.
Por otro lado, esta semana también se destacó la evolución que marcó la cotización dólar, que con una suba de 3% en tres días, llevó el precio de la divisa a $14,7, consolidando una tendencia alcista que lleva ya algo más de tres semanas y acumula un 9%. Estaría primando aquí una recuperación en la demanda de los importadores, junto con mayores requerimientos de las empresas para remitir utilidades al exterior, en paralelo con una caída en las liquidaciones de divisas del sector agroexportador.
Ante estos movimientos en la cotización del dólar, el Banco Central ha seguido optando por realizar solamente mínimas intervenciones en el mercado de cambios, postura que encuentra sustento en la evolución del contexto externo durante las últimas semanas, con un dólar que se muestra cada vez más fortalecido a nivel global y que presiona a la baja los precios de los commodities, por lo que un valor del dólar más alto a nivel local podría ayudar a incrementar las liquidaciones de divisas del complejo agroexportador. El comportamiento del BCRA en esta materia resulta también coherente con los objetivos y lineamientos de política que las nuevas autoridades del organismo presentaron al inicio de su gestión, en los que se indicaba que las acciones del Banco Central estarán orientadas, principalmente, a inducir un descenso paulatino en la tasa de inflación, focalizándose para esto en el manejo de la tasa de interés y los agregados monetarios, y manteniendo sólo en un segundo plano la administración del tipo de cambio, al cual se permitiría fluctuar libremente en la medida que oscilaciones pronunciadas no entorpezcan la consecución del objetivo primario de la estabilidad de precios.
En lo que respecta a este último punto, estimaciones privadas preliminares apuntan a que en enero los precios minoristas habrían aumentado un 3% en promedio, con una variación interanual en torno al 28%. En este marco, esta semana comenzaron a llevarse a cabo las primeras reuniones entre el gobierno y los principales gremios para evaluar la situación en que se encuentra cada sector en particular, con una agenda que incluyó además de las futuras discusiones paritarias, el incremento del mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias y las modificaciones en las escalas de dicho tributo, entre otras medidas.
Adicionalmente, esta semana se anunciaron incrementos en la jubilación mínima y la Asignación Universal por Hijo (AUH). Siguiendo el mecanismo de actualización semestral, se fijó un alza del 15,3% en la jubilación mínima, que desde marzo se elevará de $4.299 a $4.959 mensuales, con una suba del 30% anual y llegando, por primera vez, a representar el 82% del Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVM), actualmente en $6.060. En paralelo, se informó el incremento de la AUH de $837 a $966 mensuales (+15,4%), junto con alzas en las asignaciones familiares y ayuda escolar, todas ellas medidas tendientes a mitigar el impacto de la suba de precios que siguió a la unificación cambiaria sobre los sectores más vulnerables.