por Alejandro Chitrángulo
El cáncer de próstata, la principal causa de muerte por cáncer en hombres mayores de 50 años y es prevenible si se detecta a tiempo. Su aparición es imperceptible, no duele, ni se siente, podrían pasar hasta cinco años sin que se manifieste.La próstata es una glándula que forma parte del sistema reproductivo masculino, que guarda y produce un componente del semen. Está ubicada cerca de la vejiga y el recto, y rodea parte de la uretra. El crecimiento de la próstata se considera normal hasta que se presentan otros problemas como: disminución del chorro de orina, problemas para orinar, dolor al hacerlo y constante necesidad, incontinencia urinaria, además de dolores en la espalda o cadera, entre otros. Después de los 40 años es cuando la glándula prostática
empieza a crecer de forma normal y conforme van pasando los años, si se suman factores de riesgo como tabaquismo, alcoholismo, obesidad y antecedentes heredo familiares, se puede detonar la enfermedad.
Factores de riesgo
Los tumores o problemas de próstata son altamente frecuentes entre hombres de 50 a 60 años de edad y representan 11.5% de los tumores masculinos. Generalmente uno de cada seis hombres los padece y a mayor edad hay un mayor riesgo es sumamente agresivo, ya que se encuentra en una zona muy irrigada, por donde pasan ganglios linfáticos y si el tumor crece, puede viajar fácilmente a través del sistema linfático y producir metástasis en otras partes del cuerpo como riñón, hígado, huesos, pulmón y corazón.
Es frecuente encontrar casos en que el hombre se acostumbra a tener una micción con trabajo, se acostumbra a hacer fuerza para orinar. Cuando ya no pasa la orina, porque se obstruye totalmente el conducto empieza a doler. La razón es que la vejiga se expande a su máxima capacidad, se obstruye y no hay por dónde desechar la orina y el dolor se hace insoportable. Al menos en el 70% de los casos, el paciente acude al médico cuando la glándula ya creció y hay presencia de una tumoración.
Se estima que al menos 65% de los hombres de más de 70 años tienen evidencia microscópica de cáncer prostático, pero afortunadamente su crecimiento es muy lento y los hombres en la tercera edad casi siempre fallecen de una causa diferente.
Los factores hereditarios juegan un papel importante y los hombres con historia familiar de cáncer de próstata tienen mayor riesgo de desarrollarlo. El tener un familiar con cáncer de próstata dobla el riesgo de desarrollarlo, y el tener 3 familiares con cáncer de próstata aumenta 11 veces el riesgo de desarrollarlo.
Los hombres afroamericanos tienen el más alto riesgo de desarrollar cáncer de próstata con más del 50% de posibilidades de un varón caucásico. Aunque las personas que viven en Asia tienen menor riesgo, este riesgo aumenta si migran a Norteamérica, sugiriendo factores ambientales o nutricionales asociados.
El riesgo aumenta con las actividades relacionadas con pintura y barniz, exposición a grasas y lubricantes, polvo de metal, pesticidas y en profesiones relacionadas con el mantenimiento de casas y muebles.
Se sospecha que los virus del herpes, el papiloma y el citomegalovirus, así como algunas infecciones bacterianas transmitidas por contacto sexual pueden causar que varones con susceptibilidad genética desarrollen cáncer de próstata. Existe evidencia que indica que la inflamación ocasionada por estas infecciones es una condición que facilita el desarrollo del cáncer de próstata.
Hay factores dietéticos que aumentan y otros que reducen el riesgo de desarrollar cáncer prostático. Algunos estudios muestran que los varones obesos o aquellos que ingieren abundante grasa tienen más posibilidades de desarrollar cáncer prostático, pero recientes estudios parecen sugerir que la alta ingestión de calorías es un factor más importante en el desarrollo de cáncer de próstata. Las comidas cocinadas a muy altas temperaturas podrían aumentar su incidencia. Al igual que la ingestión moderada o alta de alcohol.
Cómo prevenirlo
Las estadísticas colocan al cáncer de próstata como la tercera causa de muerte en los hombres; y en los últimos dos años se ha incrementado en un 30%.
La mejor prevención es poder detectarlo a tiempo y para eso se debe realizar la prueba de antígeno prostático. En esta prueba se pregunta al paciente su edad, si tiene problemas de orinar, si tiene antecedentes familiares de haber padecido un tipo de cáncer, si en el último mes descubrió que al orinar, el chorro se detenía y comenzaba nuevamente, cuántas veces le costó trabajo, si su chorro es débil, fuerte, o sí durante la noche se levanta al baño varias veces. Posteriormente, se realiza una prueba de antígeno prostático; si el resultado es positivo se hace la referencia a un Centro de Salud para que se haga una prueba de exploración física y luego un antígeno prostático confirmatorio para canalizar al paciente a tratamiento especializado.
La prueba de tamizaje sólo va a decir si existe alguna alteración, puede salir positiva si la persona realizó algún ejercicio un día anterior como andar en bicicleta o si tuvo algún traumatismo, el dar positivo no significa que tiene este problema. Esta prueba debe realizarse de forma anual.
La prueba mas concluyente sigue siendo la palpación directamente de la glándula a través del tacto rectal ya que se detecta la consistencia de la próstata, si está endurecido, si duele o si está inflamado, sin que signifique que hay algún problema.
La ingestión de pescado dos o más veces semanales, las dietas vegetarianas, la ingestión de granos, fibra, soya y vitaminas D y E podrían reducir el riesgo. El ejercicio vigoroso está asociado con reducción de posibilidades de metástasis de cáncer prostático. La eyaculación frecuente ya sea por masturbación o por acto sexual se ha asociado a reducción del riesgo de desarrollar cáncer de próstata por la eliminación de carcinógenos. Sin embargo la actividad sexual promiscua aumenta el riesgo por las infecciones.