Ayer, cuando se sentía “el intendente heredero”, se ufanaba Julián Alvarez de su campaña: “Lanús limpia”. Una vez que capitaneó la histórica derrota del peronismo lanusense, primero les echó las culpas a otros, y después dio la orden de enchastrar las paredes del distrito. Ahora a Alvarez no se lo ve por ningún lado. Por lo menos por Lanús.
En la foto, el paso bajonivel de O'Higgins.