Desencajado, Julián Alvarez (foto) no sólo le echa la culpa de su derrota al dariismo, sino que también a La Defensa la considera culpable de su fracaso, que dejó sin invicto -como dice Omar Dalponte- al peronismo de Lanús. “¡No pudimos con la operación de La Defensa!”, gritaba en la madrugada del lunes en su bunker Alvarez, quien hasta hacía poco se había pavoneado por Lanús como un príncipe heredero.
Alvarez sigue haciendo el tonto: La Defensa no le hizo campaña a nadie. La diferencia entre él y los otros candidatos, es que tanto Néstor Grindetti, como Nicolás Russo o María La Rosa, son además de buenas personas, gente sensata, con criterio y sentido democrático: Todos ellos han sido motivos críticas o denuncias desde este medio, pero no han vacilado en salir a responderlas y aclararlas. Seguramente por respeto a los lectores, como debe ser.
¡En cambio Alvarez, a quien se lo acusó ni más ni menos que de utilizar su puesto en la justicia para “bajar” chantaje mediante a dos candidatos -Russo y Darío Diaz Perez- ni se molestó en desmentirlo!
¡Cuando a Alvarez se lo vinculó con los hechos más deleznables de la campaña política en Lanús, ni se molestó en aclararlos o desmentirlos!
Cuando una vez La Defensa le hizo una consulta directa, ni se molestó en responder.
¿Y ahora se acuerda Alvarez de La Defensa?
Tal vez Alvarez pensó -como piensa un ganso que ocupa una banca en el concejo- que “La Defensa no mueve el amperímetro”. Ahora aprendió Alvarez, y como aprenden los boludos: en carne propia.
Gerardo Masiello