martes, 1 de septiembre de 2015

“¡Pobre idiota, volar es imposible!” (Alberto Cortez)

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com


   
“No son para cualquiera las botas de potro”. Así decía un viejo amigo escaladano -ferroviario hasta el tuétano - cuando alguien  pretendía meterse en algo para lo que no estaba capacitado. Y aquí tenemos a este hombre de la farándula, Miguel Del Sel, quien después de su revolcada en las arenas políticas tuvo que caer –según sus propios dichos- en manos de un psicólogo.  Algunos tendrán que entender que no alcanza con ser una figurita repetida para convencer a la gente de que así como así se puede gobernar un distrito, una provincia o un país. Los aprendices de la política deberían tener en cuenta que, sin la preparación necesaria, se torna muy difícil lograr aceptación en sectores importantes de la sociedad y que no es suficiente ser un poco pícaro, utilizar un discurso de cocina familiar y contar con un dinero más o menos importante para llegar a ciertos niveles de
gobierno. En política, las aspiraciones desmedidas suelen estrellarse contra la dura realidad que marcan los resultados electorales. Lamentablemente (para ellos) algunos de nuestros muy lanusenses candidatos que confundieron gordura con hinchazón habrán comprobado, con el resultado de las elecciones primarias, que la cosa no es tan fácil y que ciertas ilusiones se marchitan con la rapidez de un suspiro. El problema mayor que tendrán los que fracasen en su intento por conquistar el gobierno municipal radicará –suponemos- en  como explicarán la debacle a quienes creyeron en sus promesas y que después de la derrota quedarán a la intemperie. Cuando se  generan expectativas alejadas de lo posible y al final todo se evapora en el territorio de las fantasías, las esperanzas muertas se convierten, irremediablemente, en heridas que no cicatrizan. A la corta o a la larga, cuando llega el momento de rendir cuentas, quedan al descubierto los martilleros de ocasión con todas sus miserias a la vista. En la escena política local algunas y algunos han sufrido deslealtades severas que no se olvidarán fácilmente y seguramente, después de octubre, no escasearán los reproches. Más adelante la vida seguirá su curso, gobernarán quienes el pueblo elija, habrá un reacomodamiento en los diferentes encuadramientos partidarios, algunos volverán a soñar y otros buscarán caminos que los conduzcan a otros negocios menos complicados que los que procuraron realizar, sin éxito, en el mundo de la política.
En los paisajes norteños volvieron a alumbrar los soles kirchneristas. En Tucumán la batalla electoral dejó un claro triunfador. Ganó el médico Juan Manzur, del Frente para la Victoria, y ese triunfo es irreversible. Tal victoria es un hecho definitivo, el gobernador electo asumirá en breve y atrás quedarán los hechos violentos de un puñado de exaltados antidemocráticos y la brutalidad policial. En la provincia de  Tucumán el peronismo le ganó a la  versión actual y anémica de la vieja Unión Democrática derrotada por Perón en 1946. Todos juntos: macrismo, massismo  y radicalismo descolorido con maquillaje progresista, entre otros, perdieron por mucho frente al peronismo que hoy con distintivo kirchnerista cosecha votos en gran parte de los lugares donde el pueblo decide. Han pasado sesenta y nueve años del Braden Perón. Aún persisten los mismos sabores amargos de los desencuentros. Aún hoy estamos frente a dilemas que, en tanto encrucijadas decisivas de nuestra historia, deben abordarse con responsabilidad y coraje. Habrá que optar entre fondos buitres o patria soberana. Entre regresar al pasado de atraso y miserias o un futuro de progreso. Entre el neoliberalismo retrógrado o el proyecto nacional y popular que propone desarrollo con justicia social. 
Dentro pocos días habrá elecciones en la provincia del Chaco y todo parece indicar que será un trámite electoral ampliamente favorable al kirchnerismo. ¿Seguirá la racha de triunfos? Pronto tendremos la respuesta.
 (*) De Iniciativa Socialista