Mientras Julián Alvarez le dice a quien lo quiera escuchar que su pasado radical no influye ni influirá en el trato con los viejos peronistas de Lanús, y que únicamente echará a los ñoquis de la comuna, en rueda de íntimos sostiene que de ser intendente no cejará hasta tener una planta municipal rejuvenecida, “y si tengo problemas con el sindicato soy capaz de gobernar desde mi casa”, subraya.
Con respecto al gabinete de su proyectada intendencia, dice Alvarez que el único mayor que lo integraría sería su padre, el abogado Guillermo Alvarez (derecha) en calidad de secretario de Gobierno.
El corredor de seguros Mariano García, primo y estrecho consejero de Julián, hoy cabeza de la lista de concejales, pasaría a la Jefatura de Gabinete si es que no permanece como presidente del deliberativo en caso de triunfar Alvarez el 25 de octubre.
Hay otro candidato a la jefatura de ese hipotético gabinete y es Hector Bonfiglio, quien de esa forma cobraría su traición a su ex amigo del alma, Darío Diaz Perez, aunque aquí hay un reparo: “Quien traiciona una vez, traiciona siempre”, dicen que le dice Alvarez padre a su hijo.