Pero relatan los vecinos que la batalla campal del viernes 7 no tiene parangón: “A primera hora de la noche ya comenzaron a bajar los equipos de audio y cajones y cajones de vino, cerveza, fernet y vodka. A la 1:00 del sábado el lugar era un aquelarre: largas colas de menores y mayores, y las órdenes de los patovicas que voceaban el precio de la entrada a 70 pesos. Y después los desmanes, con un vecindario literalmente aterrorizado por las corridas, los gritos, los botellazos y piedrazos, con chicas forzadas a mantener relaciones sexuales en plena calle, con la música a todo volumen hasta pasadas las 6:00. Y por la mañana las secuelas: autos averiados, canteros destruidos, la calle regada de materias fecales y de orinadas y de vidrios, como si viviéramos en el peor de los mundos”.
Señalan que El Ceibo es manejado por Roberto Vaccaro, un amiguísimo de Darío Diaz Perez.
