Días pasado, Julián Alvarez tuvo que aguantar la bronca de su propia gente cuando se le ocurrió organizar un plenario en el local de Basavilbaso 1850 en Lanús centro (foto). Muchas voces se alzaron para reprocharle que no había cumplido lo prometido, y que su primo y candidato a primer consejal Mariano Garcia ahora no les atiende el teléfono. Otro que no atiende el teléfono es Diego Martinian, ahora jefe de campaña.
Dicen los punteros que si no tienen respuestas -y casi siempre “respuestas” quiere decir nombramientos o dinero contante y sonante- le van a hacer un corte. “Sabemos que muchos cobran hasta cuatro contratos de 18. 000 pesos y no mueven un dedo. Uno de ellos es El Polaquito Soto y los de la Juana Azurduy, por ejemplo”, dice uno de los “damnificados”.
Y hay un verdadero frente de rechazo a “las abogadas” de Julián, que ni siquiera viven en
Lanús y que en la jornada del 9 de agosto, cuando hicieron el comando electoral en el Colegio de Abogados de Lanús, ellas ni siquiera los dejaban entrar a los “negros”, en referencia a los fiscales que debían entregar los datos del escrutinio en una mesita en la puerta mientras adentro brindaban con champán”.
Dicen -fuentes calificadas- que es insoportable la diferencia que establece Alvarez entre su círculo áulico y los punteros.