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jueves, 2 de julio de 2015

Rosas en el mar

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com


La llegada de Román Martínez -proveniente de Estudiantes de La Plata con 23 partidos disputados en los últimos doce meses- bien podría ser un indicador de las intenciones de la conducción del club Lanús para lo que viene, siempre y cuando dicha contratación tuviera explicación a simple vista. Algunos opinan que es un buen reemplazante para Ortiz, quien seguramente seguirá su carrera en Independiente, lo que también es otro indicador. Otros, casi todos, se agarran la cabeza. Lo cierto es que el equipo de Guillermo fue perdiendo nivel competitivo con las partidas de varias de sus figuras porque de la unidad de criterios entre el entrenador y el presidente no surgieron decisiones acertadas a la hora de elegir los reemplazantes. 
  Algunas incorporaciones recientes fueron inexplicables desde el vamos, Monetti, Aguirre,
Melivilo, o el error recurrente de buscar futbolistas poco propicios para el esquema táctico que el entrenador aplica a rajatabla -Pochi Chávez, Ortiz, ahora Martínez- futbolistas aptos para jugar únicamente de enganche o doble cinco adelantado, pero no de volante central, adonde les falta potencia y recuperación; y mucho menos de interno, donde padecen su falta de velocidad y su escasa vocación defensiva. Las últimas imágenes de Ortiz en Lanús, pese a que en su estadía entregó algunas buenas actuaciones y varios pases gol, son las de un tipo cansado de correr de área a área, fastidioso por tener que realizar un trabajo que no le gusta y para el que no es naturalmente apto, decepcionado en general, como varios otros integrantes del equipo que sienten lo mismo: que el sistema de juego de Guillermo se los termina comiendo. Una imagen que resume el momento futbolístico de Lanús, una nave piloteada por los Mellizos y capitaneada por Marón que hace dos años y medio soltó amarras con entusiasmo y convicción, y que ahora tiene que remar en un mar de dudas y desaciertos para tratar de terminar arribando a buen puerto.
  A días del reinicio de la competencia, que será triple, mientras los hinchas granates deshojan margaritas pensando en delanteros, Lanús anuncia la llegada de un volante de 32 años con una carrera irregular y en baja, que viene sin haber realizado pretemporada y que para colmo de males sufrirá el mismo problema que su reemplazado: sólo puede jugar de doble cinco adelantado. Digo yo: ya que el plantel necesita uno o dos volantes, ¿no sería mejor incorporar jugadores que ya estén adaptados a este formato, o al menos que tengan la voluntad y la condición física y futbolística necesaria como para intentarlo? A veces las cosas no se entienden, y a excepción del didáctico profesor Valdecantos, tampoco se saben explicar. Igual, en el fútbol todo puede suceder. Digo con esto que por ahí Martínez la termina rompiendo, andá a saber;  y también digo que es más fácil encontrar rosas en el mar.
  Si la conducción del club, luego de un análisis profundo, entiende que la coyuntura exige precaución, que el clima del fútbol mundial y más aún el argentino está enrarecido y que da la sensación que todo está por explotar, yo estoy plenamente de acuerdo. Si la idea del presidente es dejar la institución lo mejor -y en las mejores manos- posibles, será una grata decisión que la masa societaria tarde o temprano sabrá reconocer, una salida decorosa para un ciclo institucional y deportivo que mucho había ilusionado al comenzar, en diciembre de 2012, y que tanto viene decepcionando de un año a esta parte, donde nada salió bien, ni siquiera la esperada fiesta del centenario.
  Si en verdad así fuera, y el último tramo de mandato estará signado por la austeridad y el recorte de gastos, entonces el problema radica en la comunicación, porque de esto nada se dijo. Por el contrario, se declamó la búsqueda de valores de calidad, al menos un par de ellos, que por lo visto tardan más de la cuenta en llegar, y esa tardanza aumenta el fastidio de los socios esperanzados en la conformación de un gran equipo, tal como en principio se sugirió. Si vamos a tener que pelear el famoso campeonato económico, mejor sería que todos estemos enterados para acompañar el intento con más paciencia y mayor convicción.  Al menos así lo sugiere nuestra propia historia. Cuando a punto estuvimos de quebrar quedaron solamente los que priorizaron al club por sobre sus propios bienes. Tipos que un día de le dijeron a su esposa “Vieja, puse nuestra casa en garantía por una deuda del Club Lanús”, tipos que golpearon puertas poderosas para pedir ayuda para la institución, tipos que pagaron deudas y sueldos atrasadas de sus propios bolsillos, que se arremangaron para hacer choripanes para el fútbol infantil, que vendieron rifas sin descanso ¡Qué digo tipos, si fueron héroes! En homenaje a ellos tenemos la obligación de recuperar el rumbo institucional y volver a poner al club por sobre cualquier interés personal o político de los dirigentes de turno, encaminarlo por la senda de la unidad sólida, verdadera y con lugar para todos que habrá que reconstruir.