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viernes, 17 de julio de 2015

La brecha

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com


  Después de un trámite para el olvido, casi sin llegadas y desconectados ambos equipos, Lanús se alzó con la victoria ante Atlético Rafaela por 3 a 0, con tres ráfagas de fútbol ofensivo, al menos esa es la sensación que le quedó a la mayoría de los hinchas granates que asistieron a La Fortaleza. Es que hace mucho tiempo que Lanús no gana por semejante diferencia, y siempre es  bueno empezar un nuevo segmento de torneo, luego de la renovación que se produjo en la mayoría de los planteles durante el receso de invierno, con un triunfo así de contundente. La verdad es que cuando a los 30' del complemento, Lanús se empezaba a nublar y a volver mal, dos errores increíbles de Germán Re le sirvieron el partido. Los parciales Granates se fueron contentos, aferrados a la esperanza por lo que recomienza de la mejor manera, y no está nada mal. De cada uno depende hasta donde adentrarse en las tinieblas del análisis crítico, a veces es mejor no pensar. Yo no
puedo.
  Me cuesta convencerme que, futbolísticamente hablando, estamos bien, aunque entiendo las circunstancias que condicionaron el armado del equipo para el debut. Sin Acosta, sin Melano, sin Ayala, sin Leto ni Straqualursi, Guillermo apostó por los pibes: Valdez Chamorro, Di Renzo y González, con el debut de Román Martínez, y Junior Benítez como referente ofensivo, durante 75 minutos no pudo imponer su juego sobre un rival notablemente disminuido en calidad futbolística respecto de su versión más reciente, víctima de un mercado de pases que alivió sus finanzas pero debilitó a su plantel, cuyo destino de aquí a diciembre será luchar por la permanencia hasta el final. Y no puedo aceptar que el esquema táctico que Guillermo intenta imponer sea éste que vemos desde hace más de un año a esta parte: equipo largo, desequilibrado, sin mediocampo y distante entre líneas, que apuesta al golpe por golpe cualquiera sea su rival. Muy diferente del que supo ser hasta mediados del 2014, hasta que se fueron Goltz e Izquierdoz, aquel equipo que presionaba la salida del rival, bien metido en campo contrario, con los laterales al ataque, con Somoza metido entre los centrales lo más cerca posible de la línea media, cerrando con criterio cada una de las dos bandas. Un mismo entrenador, un mismo dibujo, una manera muy diferente de jugar y peores resultados. ¿Es que no logra aquel andar porque sus centrales no tienes las aptitudes de los que se fueron? ¿Y entonces porque recomienda la contratación de delanteros y volantes ofensivos que, para colmo, no tienen las características necesarias como para ocupar ninguno de lo los tres puestos que ofrece la idea de Guillermo en la zona media? Cosas que no se entienden
  A esta altura del partido tengo que pensar que el entrenador está conforme con el plantel  que armó, aunque sea conciente que con este funcionamiento difícilmente pueda lograr la consecución de algún objetivo, aunque en el fútbol no existen los imposibles. Y que la conducción del club intenta de una manera responsable llegar a fin de mandato sin arriesgar, tratando de cuidar el dinero y promover entre los socios la paciencia para con la cantera, y la esperanza que mejores frutos pronto empezarán a madurar. Tal como están las cosas en nuestro fútbol, las instituciones que lideraron las competencias de los últimos años, Estudiantes, Vélez, Newell’s y Lanús, más Central, Huracán, Banfield, Argentinos y alguno más, pelearán por su permanencia en la elite de los que luchan por el título y la clasificación internacional, y pasarán a depender de su buen tino para conducirse de manera eficiente y austera, y por encima de todo, de la capacidad de producción de las respectivas estructuras formativas. 
  Todos los equipos mencionados vienen cumpliendo en parte con sus expectativas: el ya emigrado Carrillo, Doffo, Mancini, Cervi, son sólo algunos ejemplos. Producir  jugadores determinantes en ofensiva es la única alternativa de estos clubes para poder  sostener su economía y su nivel competitivo, el único camino para pelear de igual a igual con los grandes y su dinero de procedencia tan desconocida como el estado de las enormes deudas que cada uno de ellos viene arrastrando de las últimas gestiones. Es en este plano que Lanús, hasta hace muy poco el principal formador y el mayor vendedor del fútbol patrio, parece haber entrado en una etapa recesiva. La esperanza es Junior, y no mucho más: Valdez Chamorro, González, Astina, Di Renzo y los demás no alcanzaron aún la madurez ni el nivel necesario para lograr la titularidad. 
  De cara a lo que viene, la futura comisión directiva Granate que asumirá en diciembre tendrá que ajustar la mira sobre el fútbol infantil y amateur, y evaluar que es lo que no se está haciendo bien y que hay que corregir, puesto que en infraestructura y experiencia muy pocos clubes lo superan. Y por sobre todas las cosas, pensando en el próximo entrenador, definir una forma de jugar que sea común al plantel profesional tanto como a todas las categorías formativas, para no seguir produciendo volantes ofensivos que al llegar a primera se encuentran perdidos en esquemas en los que no encajan, y tampoco seguir careciendo de volantes doble función, un tipo determinado de futbolistas que últimamente no vienen apareciendo.
  Es bueno para la salud de nuestro fútbol que aquellos equipos poderosos, como San Lorenzo y River, con Saviola y Lucho González, no hayan podido con Temperley y Unión; es muy bueno que Racing fuera goleado por Newell’s, y que el propio Boca, que contará con Tévez, nada menos, haya sufrido para vencer a Sarmiento por 1 a 0. El desafío para el resto es tratar de acortar la brecha que de manera abrupta e inexplicable se ha vuelto abrir respecto de los grandes de ayer, hoy y siempre, sin cortes ni quebradas y como si nada hubiera sucedido, como si recientemente River e Independiente no hubieran jugado nunca en la segunda categoría, y Tinelli no hubiera salvado al Ciclón de un seguro descenso, el que hubiera sido el segundo de su historia.