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lunes, 20 de julio de 2015

Acompañando a Darío esperamos a Julián

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com 


   
Cuando algunos creían que dentro del kirchnerismo lanusense existían dos bandos en pugna con sus tropas dispuestas a matar o morir, se resolvió una lista de unidad con Julián Álvarez como candidato a intendente y Darío Díaz Pérez al frente de la nómina de candidatos a senadores provinciales por la Tercera Sección Electoral. Julián tiene muchísimas posibilidades de ser el próximo jefe comunal. Darío ocupará, con toda seguridad, una banca en la legislatura bonaerense.  Ambas candidaturas, como las de las compañeras y compañeros que los acompañan en las respectivas listas, cuentan desde ya con el apoyo irrestricto de quienes formamos parte del Frente para la Victoria. También tendrán el respaldo de gran cantidad de votantes convencidos de que es necesario sostener y profundizar las extraordinarias conquistas alcanzadas desde 2003 hasta hoy.
El Dr. Díaz Pérez, a pesar de las múltiples dificultades que tuvo que superar,  realizó en estos años una magnífica gestión, indudablemente muy reconocida por instituciones y vecinos que
ven con su propios ojos las obras concretadas.
El Dr. Álvarez, tempranamente alcanzó puestos de alta responsabilidad  que viene ejerciendo con total eficiencia.  Es una joven figura nacida y formada en democracia que, como tantos miles de jóvenes, ha traído este río torrentoso que es el kirchnerismo. Especialmente a partir de la muerte de Néstor Kirchner nuestras nuevas generaciones son –afortunadamente- la   savia renovadora que irrumpió con fuerza arrolladora en la política de la Argentina.
El fenómeno de la militancia juvenil se da en el peronismo kirchnerista tal vez en mayor medida. Pero también, en otras parcelas partidarias abundan nuevos rostros y con ellos  aparecen distintas maneras  de “hacer” política. Las P.A.SO (Elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) limitaron considerablemente la discrecionalidad de los partidos políticos, la acción de los punteros, las “apretadas”, el fraude y el manejo de las candidaturas a gusto y placer por quienes contaban con mayores recursos económicos para movilizar gente e imponerse por la fuerza en sus elecciones internas. Actualmente en la elección de candidatos participamos todos los ciudadanos con total y absoluta libertad; de manera que los votantes somos responsables respecto a quienes nos representarán a nivel nacional y en los gobiernos provinciales y municipales. Que sea posible la intervención de la totalidad de la ciudadanía en decisiones de tal magnitud es uno de los logros más importantes en esta década ganada. Muchas cosas han cambiado. Y estos cambios hay que entenderlos. Los actos políticos con luces, música, baile y cotillón han reducido las asambleas en la vía pública. La utilización de la técnica en las campañas ha  puesto de moda organizar reuniones en salones cerrados y, a través de cenas millonarias, se convoca a un público con alto poder adquisitivo que muchas veces pone huevos en varias canastas.  Los debates, no siempre de buen nivel, quedan circunscritos –especialmente- a los estudios de televisión. Los mitines callejeros y los discursos fervientes en las plazas o en las esquinas de los barrios son postales que se han perdido en el tiempo. Los cierres de campaña que antes eran acontecimientos multitudinarios hoy, en algunos casos, se limitan a la breve caminata de un grupo de personas o a un anuncio publicitario en TV. Veremos que ocurre en octubre próximo cuando se dispute el premio mayor. Lo cierto es que ahora todo ocurre muy rápidamente y quienes no se adaptan al ritmo de los nuevos tiempos tienen destino de cosa olvidada.
Julián Álvarez –como tantos otros jóvenes- es un político de esta época de facebook, twitter, whatsApp, hashtag, GPS y tanto otro  dispositivo tecnológico nombrado con palabras gringas que dejaron muy atrás a la hoja impresa, el megáfono, el mimeógrafo, la guía Peuser y la tribuna callejera. Así que no hay que sorprenderse si sus actos y sus modos de comunicación no son similares a los que organizaban don Manuel Quindimil y su tropa.  Darío Díaz Pérez, en estos años de su excelente gestión ha sabido interpretar la importancia de la tecnología y en la medida que pudo, supo incorporar al municipio elementos que han ayudado a comenzar con la modernización de la estructura municipal. También deja obras concretas que “en su medida y armoniosamente” tendrán el reconocimiento que merecen.
Uno y otro –Darío y Julián- han contado y siguen contando con muy buenos jefes de campaña: son sus opositores y los medios periodísticos -particularmente los locales- que los han criticado y critican despiadadamente. Principalmente respecto al intendente se ha mentido e insultado tanto que los vecinos, frente a la realidad que observan y que viven, comprueban quien es quien y que cosas se hacen o no se hacen en nuestra ciudad. Díaz Pérez, a pesar de sus detractores, mantiene un respaldo nada despreciable en nuestro distrito. Para comprobarlo basta con ver el cariño de muchísima gente que lo saluda en sus apariciones públicas y con leer las encuestas reales que muestran datos ciertos de su caudal electoral. 
En síntesis: Darío aún tiene por delante una tarea para completar al frente del municipio. Después, con su experiencia como capital propio, asumirá muy grandes responsabilidades en el Senado provincial y todo parece que circula por los carriles normales dentro del funcionamiento de las instituciones democráticas. Julián es la joven esperanza de los lanusenses; un hombre con excelente preparación,  vitalidad y voluntad para colocar a Lanús en el lugar que merecemos. A los dos los acompañamos. De ambos esperamos sus mejores aportes.
  (*) Miembro de Iniciativa Socialista