lunes, 15 de junio de 2015

Un liderazgo ... ¿Máximo?

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com

Como  buen hijo, parte, actualización  y continuidad del peronismo, el kirchnerismo tiene el poder suficiente y la virtud necesaria para mantenerse en el centro de la escena política y ser el punto de atención obligado para los enemigos de siempre. Subrayamos la palabra enemigo porque, en verdad, a la oposición, en cualquiera de sus variantes  no le cabe otra caracterización. Por lo que vemos, escuchamos y leemos es innegable el odio profundo que se expresa con toda claridad hacia el kirchnerismo y en forma muy particular a la presidenta de la Nación.     
De todas maneras hasta el menos informado sabe que el peronismo tiene un blindaje especial para protegerse de cualquier embestida. Esto ha quedado demostrado históricamente.  Y para desconsuelo de quienes desean verlo sepultado, basta comentar  que durante las últimas siete décadas, nada ocurrió en el país sin la presencia e influencia del peronismo que, ahora en su versión kirchnerista, concluye una etapa de doce años de gobierno para iniciar otra en la cual sin dudas será principal protagonista.  
A los que sueñan con la desaparición del inmenso movimiento que conduce Cristina hay que señalarles que lo que viene es más kirchnerismo y que las cosas no pasan por ganar o perder tal o cual elección en un determinado lugar. En el triunfo o en la derrota hay algo absolutamente seguro. El kirchnerismo siempre mantendrá un marcado apoyo de parte de
importantes sectores del pueblo y  obtendrá excelentes resultados electorales. La explicación es sencilla. El Frente para la Victoria es una expresión política de masas, cuenta con una conducción estratégica indiscutida y posee una extraordinaria capacidad para mantener viva, mediante acciones sorpresivas, la atención de  propios y ajenos. Especialmente la de estos últimos. Por largos años habrá representaciones kirchneristas muy fuertes en todo el territorio nacional. En tanto distintas organizaciones como el Partido Justicialista, La Cámpora, el Movimiento Evita, Unidos y Organizados, fracciones importantes del movimiento obrero y otros agrupamientos políticos y sociales aliados funcionen, más allá de los matices, en unidad  dentro del cuerpo de ideas y objetivos que contiene el proyecto del peronismo kirchnerista, no es difícil imaginar el futuro de nuestro Movimiento y su rol en el tiempo que viene.     Claro que sin consolidarnos y crecer no es posible garantizar un porvenir de progreso. Por lo tanto, en el presente hay que poner el mayor esfuerzo para garantizar el triunfo o por lo menos el mejor resultado posible en cada elección que se avecina. El peronismo, conservando su esencia, debe ser cada día más kirchnerista sin olvidar que los trabajadores han sido su base de sustentación. Recomponer la unidad del movimiento obrero es una tarea impostergable para lo cual resulta imprescindible elaborar políticas orientadas a recuperar los sindicatos que hoy están manipulados por personajes despreciables como Barrionuevo y muchos otros burócratas traidores.      
En estos próximos días se definirán las candidaturas para las elecciones de agosto (PASO) y las generales de octubre. Seguramente la figura de Máximo Kirchner  será un tema central porque a nadie se le escapa que puede ser una carta de triunfo. Alguna vez  él mismo dijo que no hay apellidos milagrosos y lo que verdaderamente vale son los proyectos. Coincidimos. Pero agregamos que los proyectos deben ser conducidos por personas y nos entusiasma que tengan su bautismo de fuego estos jóvenes líderes. Después, en la cancha veremos a los pingos. Como dijimos en el mes de septiembre pasado, parece que la leyenda continúa.
   (*) De Iniciativa Socialista