por Marta Santos
Después de un año y medio en el que parecía que el retraso en la entrega de medicamentos oncológicos había desaparecido, vuelven los enfermos a padecer la misma angustia: otra vez las drogas no les llegan en tiempo y forma.Aparecen nuevos perjudicados y el ciclo se repite. Aquéllos que están en tratamiento, luchando con una enfermedad a la que tienen la posibilidad de detener en su avance y hasta derrotar, se encuentran con que la falta de decisión política les cercena esa posibilidad y su futuro se encamina a un triste final.
En la anterior ocasión debió realizarse una gran movida, que comenzó con muchos enfermos
y familiares haciendo el reclamo. Golpearon puertas hasta cansarse, se agotaron en reclamos a autoridades locales en el hospital, el banco de drogas, el municipio. En el camino fueron quedando muchos, a los que se les agotaron las fuerzas y el avance de la enfermedad los llevó a la muerte. El grupo que peleaba contra las decisiones políticas se fue diezmando hasta que quedó reducido a cuatro o cinco personas entre las cuales el coraje y la fuerza de Marisa Avila empujó en la búsqueda de soluciones. Hernán Colombo Russell ofreció su trabajo, su tiempo, para pedir amparos que obligasen al gobierno provincial a proveerlos de sus medicamentos. Cuando no fue suficiente Marisa recurrió a la Justicia y además su actitud valiente de reclamo llegó al recinto del HCD donde los concejales fueron forzados, de algún modo, a dar respuesta. Lograron una audiencia con el ministro Alejandro Collia, titular de Salud provincial y allí fueron, acompañándola, hasta que el funcionario tuvo que reconocer que no había “una pequeña demora”, sino que todo estaba mal: los fallecidos sin medicamentos eran la evidente prueba de su desinterés. Las drogas aparecieron en pocos días y la entrega se regularizó.
Ahora la historia vuelve a repetirse. Los enfermos que no accedieron al amparo judicial individual porque vieron resuelto su problema -la medida general les dio tranquilidad a todos, también a los que no efectuaron reclamo- ahora están navegando en las mismas aguas. Los que tienen el amparo aún están cubiertos: si bien las drogas llegan sobre la fecha, las reciben. Los que no, empiezan a desandar otra vez el mismo camino. Sólo que ahora tienen una ventaja: Marisa y Colombo Russell volvieron a ponerse a la cabeza y no pierden tiempo en golpear las puertas que nunca se abrieron. Los concejales ya tomaron conocimiento de lo que sucede y se comprometieron a insistir ante el ministro para que tome la decisión política que corresponde. El lunes se reunirían para hablar del tema y tomar una medida en conjunto que puede ser la de repetir una entrevista en La Plata para lograr la respuesta esperada. Colombo Russell expresó que “el ministro tiene la solución pero es parte del problema porque es el responsable final en la entrega de medicamentos”. Es que las excusas que les dan a los enfermos tienen que ver con “problemas administrativos”: una aclaración de firma, el sello del médico tratante y -si se descuidan- hasta podría ser el color de la receta. Una historia con excusas y argumentos que se repiten en un año en que la campaña electoral se lleva todos los esfuerzos, abandonando a los enfermos que necesitan de las autoridades. Un candidato que nos habla de avanzar como presidente pero retrocede como gobernador. Y funcionarios que se supone le responden pero no cumplen con su obligación.
Tal vez se pueda lograr una rápida solución si en la gobernación escuchan las voces de los enfermos. En el HCD local pareciera que lo han hecho y que van a colaborar en el reclamo. Ojalá así sea.