por Omar Dalponte
omardalponte@gmail.com“Las disputas de la izquierda argentina son como los perros de los mataderos; se pelean por las achuras, mientras el abastecedor se lleva la vaca” (Arturo Jauretche)
“A mis compañeros de fuerza.. un baño de humildad, por favor”(Cristina Fernández)
Después de su fundación y durante un tiempo largo, la Agrupación Carta Abierta realizó una importante contribución en el territorio de las ideas.
Pero no creció. Hoy es nada más que una inofensiva expresión capitalina donde anidan “intelectuales”, en su mayoría gente grande sin ninguna influencia en los sectores populares y menos aún en la cuestión electoral. En sus asambleas periódicas abundan las barbas blancas y calvas relucientes que se reúnen a parlar, o sea a charlar, o sea a pasar el tiempo entre charlatanes. Nos causa un poco de tristeza que compañeros reconocidos como Eduardo Josami y Horacio González continúen perdiendo su valioso tiempo en reuniones donde, en definitiva, se discute sobre si es conveniente sembrar perejil en las cumbres de la cordillera.
Causa vergüenza ajena que un miembro de Carta Abierta como Ricardo Forster sea un enorme “ñoqui” a cargo de la Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional que, si bien es cierto
ha organizado algún encuentro digno de ser reconocido como el Foro Internacional por la Emancipación de la Igualdad en la Ciudad de Buenos Aires, no justifica el presupuesto que maneja. Produce indignación que haya tipos que cobran sueldos elevados por tratar de descubrir “el pelo al huevo” mientras, en nuestro país, hay muchos pibes a quienes aún, con todo lo bueno que ha hecho el peronismo kirchnerista, todavía les falta el vaso de leche diario o un plato de sopa. Respaldar el modelo kirchnerista exige no admitir ciertas obscenidades.
Carta Abierta, en lugar de estar peleando concretamente por el triunfo de Recalde y Tomada en la capital, utiliza su “parlamento” para reírse y aplaudir porque a un gobernador le falta un brazo. ¿Cuántos votos hay detrás de Carta Abierta? ¿Cuánto ha hecho o hace para que el Frente para la Victoria no termine después del PRO y de Lousteau en las próximas elecciones? ¿En cuántas esquinas de Buenos Aires se planta para disputar votos a los paraguas amarillos? Que nadie se engañe. Estos “progresistas” de cuarta, si el candidato a presidente definitivo del peronismo kirchnerista no es de su agrado, saldrán como ratas a formar algún partidito y a tomar su café con leche en Santa Fe y Callao. Los militantes veteranos sabemos de qué pata renguean estos cojos. Los conocemos. El olor a peronismo los descompone y al final, terminan siendo funcionales a la derecha.
Esta “intelectualidad” dócil, barullera, que divaga cada quince días en la Biblioteca Nacional, incapaz de fundirse lealmente en un proyecto nacional y popular como el que encabeza Cristina Fernández, no es otra cosa que lo que Jauretche denominó la “inteligentzia”. Barnizada de “izquierda”, timorata para enfrentar al macrismo en las calles y plazas de Buenos Aires, prefiere festejar los derrapes de buenos compañeros como Florencio Randazzo esperando que el peronismo se pulverice en peleas intestinas. En verdad, Carta Abierta, que alguna vez nos entusiasmó a militantes lanusenses, no sirve para otra cosa que no sea un entretenimiento quincenal de mala leche con ganas de dividirnos. A quienes no aportan nada positivo, cuestionan a otros compañeros, viven chupando de la teta del Estado y para colmo la juegan de kirchneristas hay que exigirles un baño de honestidad…¡por favor!
(*) De Iniciativa Socialista