por Lisandro Martínez*
lisandromartinez47@yahoo.com.arLos K asumieron en 2003 para restaurar el orden social quebrado en 2001/2 por las rebeliones de jóvenes tercerizados, desocupados y la clase media; la presencia de piqueteros independientes del gobierno obligó al hasta entonces antiobrero gobernador de Santa Cruz, Néstor Kirchner, a maquillar sus intenciones ante un sector de organismos de DDHH y de lucha, que esperaban impacientes la llegada del “mecenas” que les cambiara su rango social y, más rápido que la luz, decidieron incorporarse al nacionalismo burgués previo cobro de “las 40 monedas” ya relatadas en el libro de las fábulas conocido como La Biblia.
El escenario nacional desde la Convención Radical ha girado a la derecha por la acción de las grandes patronales que pretenden que la crisis la paguen los trabajadores a través de la polarización de sus 3 candidatos y no haya otra que votar por alguno de los 3 cazabobos.
Para “los progues” y muchos izquierdistas, incluso troskos, es una novedad aterradora. Pero la novedad no es tal si se estudian los orígenes y la actividad contraria al movimiento popular que estos amigos de lo ajeno (los K, Berni, etcétra) han desarrollado largamente en Santa Cruz.
El derechismo ya estaba en los genes de Él y Ella quienes venían de enriquecerse con la
usura en la Patagonia. Fingieron un izquierdismo de opereta con un rabioso capitalismo que enriqueció a su camarilla. La teatralización de ir contra Bush y a favor de Latinoamérica naufragó cuando Bush los obligó a votar leyes antiterroristas y enviar tropas a Haití como policía imperial. A esto se sumó el Código Penal y Civil impuestos por la reacción papal y las corporaciones.
El modelo no entusiasma al trabajador ya que tras la purpurina “progre” la herencia es de entreguismo derechista y sometimiento nacional.
El giro a la derecha estuvo siempre a flor de piel de los K y por eso impusieron candidatos como Scioli/Randazo y alentaron a sus “opositores” Macri y Massa a quienes alimentaron. Estos cuatro candidatos provienen de la Ucedé, la derecha gorila, el menemismo y tributan para el Estado Vaticano.
Para establecer la impunidad de CFK el menemista Scioli es quien mejor mide, el motonauta es quien en 2011 saludó con entusiasmo la excepcional elección en Santa Fe del misógino derechista Del Sel.
Randazzo, el candidato progresista de La Cámpora, es también un derechista contumaz que persigue obreros ferroviarios como patrón de estancia, mientras entrega la industria ferrocarrilera a China, una potencia extranjera. “Flor” se formó como funcionario en la escuela del Gobernador Duhalde en 1995 y luego cursando el post-grado fue concejal en Chivilcoy colgado de las listas de Menen y el Cabezón.
“Flor” ha tenido la perversa ocurrencia de hacer campaña política desde el 2012 montado en los 51 muertos de Once, lo que no tiene nada de originalidad después que los yanquis se jactaran de su acción humanitaria en Japón luego de arrojarle a la población civil toneladas de radiación atómica.
La grotesca campaña propagandística para colocar como candidato enancado en trenes chinos a Randazzo se hace para diluir la responsabilidad criminal del gobierno en los accidentes ferroviarios producidos por su política de vaciamiento, desinversión y malversación de subsidios.Luego de años de cancelaciones a repetición de los servicios y levantamiento de corridas de trenes urbanos y provinciales, Randazzo junto a Cristina han enviado un proyecto de Ley al Parlamento Nacional que los relatores de la pesadilla criolla presentan como La Reestatización.
Esta política de “reactivación ferroviaria” pretende esconder varios cadáveres y estafas al pueblo en el ropero del olvido. 1) No prevé auditoría, investigación administrativa ni inventario, con lo que garantiza que la trilogía (UGOFE, Unión Ferroviaria y ministros de gobierno) enriquecida con los subsidios haga desaparecer sus desfalcos a los contribuyentes sin más consecuencias. 2) No revisa el vaciamiento del período menemista 1991/2003 y la docena de años de los K (2003 al 20015). 3) Reprivatiza los servicios.
Para que nadie piense que estamos frente a una propuesta progresiva y se tenga presente el carácter empecinadamente derechista del Proyecto de Ley de Randazzo/Cristina, hay que saber que no revisa el pasado y miente sobre el futuro.
El proyecto es regresivo y por eso fue celebrado por Federico Sturzeneger del Pro, quien adelantó en el plenario de Comisión de Transporte de Diputados el apoyo del macrismo.
El proyecto no reestatiza nada, en cambio toma de rehén al Estado como parte de una empresa mixta con los privados para que los contribuyentes se hagan cargo de las pérdidas e incluso de la quiebra (Artículo 2).
Para reprivatizar el ferrocarril, “Flor” Randazo plantea en su proyecto “renegociar los contratos de concesión” en el transporte de cargas -único servicio rentable- y llama a anotarse al mismo empresariado que ya lo ha vaciado infinidad de veces. En el servicio de pasajeros (Urquiza y Belgrano Norte) también convoca a renegociar contratos. Por eso el Proyecto incorpora a dos burócratas de la UF para refundar los negocios ilícitos. Mantiene la tercerización y con ello la superexplotación obrera que desencadenó la lucha de Mariano Ferreyra y sus compañeros, quienes le pusieron freno a centenares de despidos y persecuciones montados por la trilogía mafiosa.
Las movilizaciones por Mariano y la masacre de Once fueron el verdadero cohete en el trasero del gobierno que lo obligó a medidas que nunca quiso y llegaron tarde, mal. Los K nunca rompieron la cadena de negocios mafiosos a los que se sometió a ese transporte.
El gobierno vuelve a entregar el ferrocarril como transporte económico de mercaderías a manos de los monopolios cerealeros que son la continuidad del menemismo en la destrucción de una herramienta fundamental para romper la dependencia. Al ferrocarril los K no lo ubican al servicio de la producción y la transformación del país como vía rápida y barata para transportar masas de trabajadores, no aspiran al boleto gratis para los que laburan. Tampoco quieren unificar geográficamente el vasto territorio del país.
En Argentina sigue presente la necesidad de la intervención de los trabajadores para abrir los libros contables, conocer los costos del gerenciamiento y que los saqueadores sean juzgados, para luego sí trazar un plan de recuperación del ferrocarril bajo control obrero.
(*) Del Partido Obrero