por Lisandro Martínez*
lisandromartinez47@yahoo.com.arEl pasado viernes 13 –día de brujas y hechicerías según la superstición popular- el intendente Díaz Pérez volvió a apelar a cinco micros con barrabravas para que si existía algún concejal díscolo se acordara, por el aliento de dragón, que la mafia le insuflaba en la nuca votar en positivo a fin de que el intendente pueda malversar a su antojo $ 600 millones que deberían estar destinados al tendido eléctrico de las villas en el distrito.
Habrá que recordar el 13 como el día donde “un fiambre” político se constituyó en banda para apropiarse de una partida destinada al sector con mayores necesidades insatisfechas. Esos barrios pagarán como exigía el usurero Shylock en “El Mercader de Venecia” con una cuota de su carne el negociado que reinstalará un tendido más inseguro y que cobrará esa cuota de carne exigida por los usureros tomándose la vida de alguno de los habitantes de esos barrios.
No está de más señalar que todos los manejos de los aprendices de hechiceros, aunque sean realizados imitando la ceremonia de adoración a Satanás, invocándolo y haciéndolo a la hora señalada por los libros de brujerías y durante el viernes 13, terminan en un desastre
monumental e incluso arrasando con el aprendiz.
“El aprendiz de hechicero” (L’Apprenti sorcier), es un poema sinfónico de Paul Dukas compuesto en 1897. El guión de esta historia es un poema de Goethe que filosofa contundentemente con lo que en casa nos señalaban como “nene no juegues con fuego porque te vas a quemar”.
Goethe lo despliega en 14 estrofas que contienen un final con un pronóstico demoledor e inexorable que cae sobre la humanidad de los megalomaníacos que violan leyes que dan coherencia a los distintos elementos que componen la concordia y el equilibrio de la naturaleza. Goethe muestra un aprendiz de brujería que en ausencia del maestro da vida a una herramienta que cumplirá con el trabajo que tiene que realizar. El instrumento hace sin cesar el trabajo de verter agua para lavar el lugar pero el aprendiz, como todo improvisado, ha olvidado las palabras mágicas para detenerlo y lo rompe; el instrumento se multiplica y reanima y todo se dispone para terminar en tragedia.
Díaz Pérez no es siquiera aprendiz pero su ambición y los acuerdos de camarilla lo obligan al peligroso y desesperado desequilibrio que significa operar en política por medio de delincuentes.
El HCD no es ejemplo de nada pero la acción de patotas en el recinto apurando votaciones favorables es una novedad que se impondrá como un método veloz contra los intereses obreros y populares. Cuando el aprendiz de Goethe por su inexperiencia deja fluir libremente todos los elementos que provocarán la catarata de agua final del poema, abre una puerta a una dimensión desconocida que en el caso de Lanús es lo que desbordará finalmente a este régimen político de pactos podridos, de espaldas a la gente, régimen de la cooptación mediante la billetera, la burla al soberano y el enriquecimiento ilícito.
Es muy interesante el interrogante de Marta Santos sobre la seguridad en el concejo deliberante durante el operativo facineroso. ¿Dónde estaba Protección Ciudadana? ¿Dónde la policía Bonaerense? ¿Y la Prefectura? ¿Y los gendarmes habituales más los 150 del moroso incobrable Paletta? Todas las fuerzas estaban avisadas por el secretario de Seguridad que había que liberar la zona para que operaran las barras y Darío hiciera ¡Bingo! con los $600 millones ¿Acaso no pasó lo mismo en Barracas cuando Mariano Ferreyra fue asesinado?
Hay otro interrogante sobre “la vista gorda” de las instituciones patronales que pone de relieve el desamparo del ciudadano: ¿No hay un Juez o fiscal que inicie una causa de oficio contra los funcionarios políticos que alimentan y utilizan a las patotas como ejército personal?
El quiebre del funcionamiento de la seudo democracia volviéndola ahora draconiana, es decir cruel, despiadada y bárbara, es muy significativo y destaca la descomposición brutal del régimen político como tal.
Ahora, el modelo de concejal pujante que obtiene incluso el voto de los opositores a sus proyectos, está sintetizado en la figura del barrabrava con cadenas y palos en la mano.
Ese es y no otro el símbolo que debería presidir las sesiones del HCD, colocando una representación del increíble Hulk, como el instalado en “Punto límite”, de Iberlucea al 2800 en Lanús Oeste; así el distraído que pase casualmente por la puerta de la casa rematadora de la honra del funcionariado público y reducidora de vidas y posibilidades de las clases desposeídas, entenderá con sólo una imagen a qué se dedica ese local.
“Un fiambre”, Darío Díaz Pérez, instaló el régimen político de la pistola en la sien del ciudadano y no deberá ser olvidado.
Nadie puede defender con evidencias probadas que este no es un régimen de inseguridad contra el pueblo. Ya está probado que los candidatos tienen contratados a las barras bravas de Lanús: Massa (Russo) y Grindetti (Macri), Julián Álvarez FPV, Darío Díaz Pérez FPV (barra de La Ferrere). Estos preparativos no son ingenuos, quien venza en la guerra de androides se queda con la bolsa (el presupuesto municipal) para ejecutarlo como le venga en ganas, es decir podrá hacer uso indiscriminado de los recursos de Lanús sin control ni medida.
Si el aprendiz de brujo tiene como destino ineludible la explosión y el caos devorador y el apaleador de perros tiene como porvenir ser destrozado por la mandíbula de los canes, la voracidad explotadora tiene su finitud a mano de los explotados.
Se ha lanzado la violencia política delincuencial para saquear aún en mayor profundidad al ganapán, esto generará una respuesta del mismo tenor y episodios que a nadie podrán tomar desprevenido.
La fragilidad de las supuestas alternativas nacionales está a la vista. La desaparición de la UCR, devorada por los Ucedeistas Macri y Massa, plantea la existencia de un polo derechista Scioli, Massa y Macri enfrentados por la izquierda revolucionaria.
El ascenso electoral de la Izquierda es lo único capacitado para funcionar como sostén de la seguridad pública y el rechazo a la impunidad, un freno del ajustazo delincuencial y una salida obrera a la crisis; todo está implícito en el programa político y la candidaturas de Altamira/Pitrola que encarnan la tendencia obrera de que la crisis la paguen los capitalistas.
(*) Del Partido Obrero