por Omar Dalponte*
En una nota publicada y difundida con fecha 1 de febrero, hicimos algunas reflexiones. Entre ellas la siguiente:"Lagomarsino cobraba ( tal vez siga cobrando) 40.000 pesos mensuales, que Nisman le pagaba con fondos del Estado. Ahora es tiempo que un sujeto como este no reciba un sólo pesos más. Quienes tengan responsabilidades y poder de decisión en relación a este tema deben colocarse los pantalones (o las polleras) y decidir la cesantía (o lo que corresponda)... de este personaje, insultador profesional, sospechado de actividades que nada tienen que ver con el funcionamiento de la democracia."
Sábado 7 de febrero, en Página 12, en la nota de tapa que firman Raúl Kollmann e Irina Hauser se informa lo siguiente:
"La Procuración General rescindirá la semana que viene el contrato del técnico informático Diego Lagomarsino, en base a un pedido del fiscal Alberto Gentili, quien reemplazó a Alberto Nisman en la Unidad Especial AMIA. Lagomarsino fue la última persona que vio con vida a Nisman y fue el que le prestó la pistola Bersa 22 con la que se produjo el disparo mortal. Ganaba una cifra sideral, 41.000 pesos mensuales, el contrato más alto que se registre en cualquier fiscalía del país. La mayoría de los empleados de la Unidad AMIA testimoniaron que no concurría a la fiscalía y él mismo afirmó que trabajaba de forma remota y que solía ver a Nisman en el edificio Le Parc, muchas veces en horarios inhabituales, como las dos de la mañana de un feriado. Gentili, designado por Nisman para reemplazarlo en enero, señaló en
un escrito que el informático no se presentaba a trabajar y que lo mismo ocurrió con otro contratado, el abogado Claudio Rabinovich, que percibía 31.000 pesos mensuales y que será igualmente dado de baja."
Sigamos sembrando... siempre cosecharemos...
(*) De Iniciativa Socialista