viernes, 9 de enero de 2015

La deuda interna de Lanús

por  Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Con signos de resaca y pesadez estomacal producto de las tradicionales festividades decembrinas, el mes de enero arrancó sin fútbol argentino. Un mercado de pases de escaso movimiento que cada vez genera menos expectativas, tal vez una repetición interesante de un viejo partido o alguna Liga europea que uno sigue de lejos para despuntar el vicio, enero es la siesta bucólica y aburrida de la que queremos despertar lo antes posible. En medio del receso, el 3 de enero del año que se inicia, Lanús cumplió cien años y lo festejó con 40.000 granates en el estadio, y con dos horas de transmisión en directo para todo el país por TyC Sports. Y a decir verdad, desde lo artístico resultó una fiesta extraordinaria, con una propuesta novedosa el club nacido en 1915 en Villa General Paz dio testimonio de su presente luminoso y fecundo, una realidad que ya a nadie puede sorprender. Con arte, pompa y pirotecnia, Lanús exhibió su presente sólido desde lo institucional y próspero en lo deportivo enarbolando las tres conquistas obtenidas en los últimos diecisiete años, dos internacionales, la Conmebol 96 y la Sudamericana 2013, con el Apertura 2007 en el medio. Varios de los futbolistas campeones de esas tres competencias recibieron la ovación de los hinchas desde el escenario mayor y tomaron la palabra para retribuirlo, entre ellos Huguito Morales, protagonista de un retorno de película, en la noche inolvidable del 98 que estuvo reflejada en las pantallas con aquel gol a San Lorenzo, uno de los instantes más emotivos de la historia del fútbol de nuestro país.
  La otra nota sentida de la noche la puso la “Urraca” González, quien se mostró sinceramente
orgulloso de haber superado su grave dolencia tanto como de ser de Lanús, y se llevó la ovación de la noche. Estuvieron varios de los pibes de Ramón Cabrero, los campeones del 2007, siempre liderados por la dupla cordobesa Bossio-Graieb. Y estuvieron algunos, los que no estaban en el exterior, de los recientes campeones de la Copa Sudamericana 2013. En definitiva, Lanús celebró cien años de vida en el mejor momento de su historia, y todo el espectáculo estuvo dirigido a dejarlo bien en claro. En tiempos de la comunicación globalizada y la informática, en el reinado del contenido audiovisual, Lanús celebró con buena música, un imponente espectáculo de arte moderno repleto de simbologías, y con la presencia de algunas grandes figuras mediáticas, como Oscar Ruggeri; el Negro Enrique, quien científicamente es el más consagrado de los valores surgidos en el club; los famosos mellizos Barros Schelloto y el gran Ramón Cabrero, quien en el momento central del acto y de la transmisión televisiva recibió de parte de Guillermo un tan merecido como infrecuente reconocimiento público por su trabajo 
  Pero Lanús tiene un pasado: cumplió cien años de alternativas extraordinarias, totalmente ajenas a la historia de los demás clubes. Nació a los apurones, y enseguida se largó a la competencia con un rejunte de jugadores. Pronto forjó una localia temible que le permitió mantenerse en primea durante más de 30 años. El increíble descenso del 49, que peleó con Tigre, Boca y Huracán, fue su primer revés, cuando protagonizó la primera final por la permanencia de la historia del profesionalismo contra el Globo de Ducó. Fueron cuatro partidos en cancha neutral, jugados a estadio repleto, con ribetes fantásticos y con escenas de enorme dramatismo.  Y pronto llegó su primer gran equipo, los Globetrotters, considerado por los expertos contemporáneos como uno de los más espectaculares que se han visto por estos pagos. También dejaron su impronta distinguida Los Albañiles. Y hasta cuando se vino la noche, en el tiempo de los ascensos y los descensos, Lanús fue pelota al pie y fútbol ofensivo. Así volvió en el 50, en el 64, en el 71 y en el 76. Y ni hablar los pibes del “Viejo” Guerra, todos de la cantera, que pusieron el cuerpo para empezar de cero y lograr en el 81 el retorno de la “C”. 
   Y si Lanús es grande lo es por su cúpula dirigencial, los que mandan, y también los que colaboran en un segundo plano, en los diferentes departamentos y actividades que se llevan a cabo, esos cientos de socios casi anónimos que mantienen en funcionamiento a la institución. Los de ahora, los de los tiempos viejos, y los que se hicieron cargo en los años más duros, verdaderos héroes que pusieron su patrimonio algunos, y su dedicación completa otros, con el urgente objetivo de frenar la caída, y en lo posible, honrar las deudas.  Son los hombres que lideraron Néstor Díaz Pérez y Carlos González, los que salvaron al club de la desaparición. Muchos de ellos siguen ligados y colaborando, siempre listos para darle algo más al que ya todo le dieron. También lo hicieron grande los presidentes Carlos Seguer, Pichi Solito, Emilio Chebel y Nicolás Russo,  tanto como los que ya no están, como Carlos Pointis, Silvio Peri, Juan Bautista Besse, Guillermo Gaebeler,  Antonio Rotili, José N. Volante, Lorenzo D’angelo y tantos más. A la hora del Centenario, ni se los mencionó.
   Sólo algunas de las glorias del pasado se hicieron presentes. Pero para todos ellos fue un chin-chin y un gracias por venir, nadie se enteró de su asistencia. Fue una pena que no se haya podido lograr la presencia de Benito Cejas, actualmente radicado en Córdoba, Tito Álvarez Vega, que vive en Mar del Plata y el Tanque Rojas, que siempre anda por acá. Hubiese sido hermoso ver a los sobrevivientes de Los Globetrotters recibir su merecida ovación 59 años después de su hora fatídica, la de la caída ante River en el 56 que cambió sus vidas, y los hizo depositarios durante años de un rencor que la hinchada granate hoy ya no siente. Por el contrario, tanto como la de Los Albañiles, la leyenda de Los Globetrotters y su fútbol sin igual, pese a esa frustración final, ya forma parte de la historia del fútbol argentino. 
   Entre los invitados estuvieron algunos de los Albañiles, entre ellos el legendario Quico De Mario, aunque la gente no se enteró de su presencia. También estuvo José Felipe Perassi, el futbolista que más veces vistió la camiseta granate después de Maxi Velázquez. Hubo varios campeones del ascenso, entre ellos José Luis Lodico, un verdadero símbolo del Lanús de los años duros, campeón 71, 76 y 81, y también Nenito Baille, Juan Crespín, el Plumero Gómez y algunos pocos muchachos más, los más cercanos, cuya presencia fue ignorada por el público asistente y, por consiguiente, también por la TV. Figuras destacadas como Guidi, Daponte, Nazionale, Manolo Silva, Bernardo Acosta, los mencionados Héctor Enrique, Pino Lodico y Gilmar Villagrán, como la mayoría de las figuras del definitivo ascenso del 91/92, no pudieron disfrutar ni de un breve audiovisual que recuerde su brillante paso por el club. Seguramente hubiere sido seguido con más atención por parte de la multitud que alguno de los tres grupos musicales que animaron la noche.
  No dudo  del impacto de la fiesta. Si mostrar el presente era la consigna, se lo ha hecho de la mejor manera. Simplemente me pregunto porqué no hubo lugar para rescatar del olvido las hermosas páginas que componen la extraordinaria y cambiante vida del Club Lanús, una existencia repleta de injusticias, perjuicios, derrotas y sinsabores, tanto como de horas de gloria, con grandes equipos, futbolistas y dirigentes, que al articularse con el presente conforman la historia más singular de nuestro fútbol, la del Club Atlético Lanús,  que increíblemente, no formó parte de la fiesta de su propio Centenario.