por Alejandro Chitrángulo
Bill Gates, cofundador de Microsoft, a través de la Fundación Bill & Melinda Gates financia la creación de una planta procesadora de residuos cloacales que puede convertir el excremento humano en electricidad y agua potable. La planta, llamada el Omniprocessor, fue diseñada y construida por Janicki Bioenergy. La nueva instalación trataría de prevenir las enfermedades ocasionadas por suministros de agua contaminada.El Omniprocessor
El sistema se denomina Omniprocessor y según una publicación realizada por Bill Gates en su blog, una planta de prueba está lista y en funcionamiento en Janicki, al norte de Seattle. La primera planta operativa está programada para ser instalada en Senegal uno de los lugares en el mundo con más cantidad de enfermedades ocasionadas por el consumo de aguas contaminadas.
El procesador de próxima generación, más avanzado que el que funciona actualmente en
Seattle podrá procesar desechos de 100.000 personas, y produciría hasta 86.000 litros de agua potable al día y un total de 250 kw de electricidad. “Si lo hacemos bien, será un buen ejemplo de cómo la filantropía puede proporcionar capital inicial que haga que personas brillantes trabajen en grandes problemas, y con el tiempo, creen una industria auto sostenible”, publicó Gates en su blog.
“Tras haber estudiado la ingeniería que está detrás del agua, felizmente la bebería todos los días. Es así de segura”, manifiesta Gates en un vídeo de promoción de youtube en donde se lo puede ver tomando un vaso de agua recien salida de la planta.
El proceso
El excremento se calienta a 1.000 grados Celsius para extraer el agua, la cual es sometida a otros tratamientos a fin de asegurarse de que sea potable. El excremento deshidratado puede ser quemado, produciendo suficiente calor como para generar la electricidad necesaria para extraer el agua. El excedente de electricidad puede ser vendido a usuarios externos, así como el agua.
Gates dice que las enfermedades ocasionadas por deficientes condiciones de salubridad matan a más o menos 700.000 niños cada año. “Hoy, hay muchos lugares en el mundo que no cuentan con modernos sistemas de alcantarillado, los transportistas toman los residuos de las letrinas y los vierten en los ríos u océanos más cercanos, o en una instalación de tratamiento que en realidad no trata los residuos”, escribió, y agregó: “De cualquier forma, a menudo termina en la red de suministro de agua”.