El publicista Hugo Lico, jefe de la campaña “Nicolás Russo intendente”, ni bien publicada la nota (ver aparte) titulada “Política+barrabrava=muerte”, se vino a la redacción de La Defensa para desmentir enfáticamente la especie que dice que en la camioneta de Juan Soto (foto) hubieran hallado la pistola de su sobrino El Polaquito, después del homicidio del Gallego Fernandez. “La camioneta fue peritada, y no se halló anormalidad alguna. Estaba limpia Tengo las actas del peritaje en mi poder”, afirma Lico.
Como se recordará, Juan Soto -también primera figura en el equipo político de Russo- es uno de los cuatro detenidos por el homicidio del Gallego Fernandez.
En la fatídica madrugada del viernes -Lico relata y respalda su relato en las pruebas telefónicas, de las cámaras de seguridad y del expediunte policial- Juan Soto recibe una llamada de su madre, al celular de su señora, pidiendole que vaya urgente a Basavilbaso y Cabral, porque su hermano Gabriel Soto, “tuvo un accidente”. La mamá primero había llamado al celular de su hijo, luego al teléfono de línea de Juan Soto y por último al celular de la esposa de éste. Cuando se comunicó con Juan, eran las 6:04. El homicidio había ocurrido a eso de las 5:20. Minutos después de la llamada, sale Juan de su casa en Pringles y Salta, hacia la escena del crimen. Y las tres cámaras de seguridad de su puerta registran su partida.
Paralelamente, Matías El Polaquito, de acuerdo a este relato, estaba durmiendo en su casa
de Nazar y Bouchard y recibe un llamado con la noticia del homicidio, y desde su misma casa llama al 911.
Volviendo a Juan Soto, este llega al lugar del “accidente”, se entera de los hechos, va a la seccional 2ª a enterarse de la situación de su hermano y se vuelve a su casa.
Posteriormente, desde la comisaría le piden que vaya a declarar y cuando concurre queda detenido por orden de la fiscal Romina Nicoletti, “nadie sabe por qué, porque ni como testigo puede declarar Juan ya que cuando él llega al lugar, habían transcurrido más de 40 minutos del hecho”, apunta Lico.
Mañana lunes, cuando los cuatro detenidos -Juan, Matías y Gabriel Soto, y Gabriel Farías- declaren ante la fiscal, esperan que se aclare la situación de cada uno de ellos en esta historia.
Del relato de allegados a la familia Soto, surge que esa noche habían cenado en la casa de Nazar y Bouchard, las familias de los dos hermanos, la mamá de los Soto, y Matías. Pasada medianoche, Juan y su señora se fueron a su casa, Matías se fue a dormir a eso de las 4:00 y su padre se fue a fumar un cigarrillo al patio.
El apisodio siguiente, lo ubica a Gabriel Soto en Basavilbaso y Cabral, con el Gallego Fernandez muerto de un disparo, y él declarandose autor del tiro “en legítima defensa”. En este apisodio, Gabriel Farías lo acompañaba a Gabriel Soto en el auto cuando se toparon con el Gallego.
Los testimonios del barrio, aseguran que el Gallego y Gabriel Soto, mantenían una buena relación de vecinos.
Ayer, cuando el cuerpo del Gallego Fernandez fue inhumado en el Cementerio de Avellaneda, la mayoría de los integrantes del cortejo tenía una sola palabra en mente: venganza.
“Juan Soto nunca tuvo entrada alguna en la policía. Ni siquiera por una infracción de tránsito”, destaca Lico.