por Lisandro Martínez*
lisandromartinez47@yahoo.com.arEl 8N se realizará el Congreso de los trabajadores y la Izquierda, una iniciativa fruto de un analisis político y de la intervención que muestra el agotamiento del nacionalismo burgués en su versión de “bonapartismo tardío”. El principal sostén que brindó el peronismo a la explotación obrera en su versión K cumplió la misma función cavernaria por la que retornó el General Perón en 1972: sepultar los reclamos obreros. Perón fue convocado para desarticular sindicatos combativos y clasistas y mantener sometido al movimiento obrero cuyas organizaciones sindicales había estatizado en los años 40.
Los burócratas sindicales en 70 años apelaron a todas las matufias habidas y por haber, evitando la independencia politica de los trabajadores. Las luchas obreras los expusieron violentamente mostrándolos siempre opositores a cualquier reivindicacion progresiva.
Es notorio que en medio de una crisis desoladora se hayan negado los diputados de extraccion sindical de las CGT y del PJ a votar una ley contra despidos y suspensiones. En lugar de estar recorriendo fábricas y empresas, realizando asambleas, preparando un plan de lucha en defensa de la familia obrera, Moyano, Calo, G. Martinez y A. Rodriguez acordaron con Macri, quien “aprovechó el
clima amigable y planteó: “los voy a ayudar a frenar a los troskos que les están complicando la vida en los sindicatos” (“Macri y los sindicalistas: secretos y promesas” Clarín 16/10/2014)
¿No es esto un acuerdo entre rompehuelgas del movimiento obrero y los patrones más recalcitrantes?
Sería criminal que la izquierda no diera por finalizada esta agotadora experiencia con la burocria sindical y no convocara a los trabajadores a superar esta desgracia luego de 33 años alternos (Tres periodos presidenciales encarnados por Perón que terminó en la carnicería contra el pueblo; dos períodos “democráticos” encabezados por Menem quien finalizó entregando el país a los privatizadores y destruyendo conquistas históricas y, recientemente, tres turnos presidenciales de los Kirchner que culminaron con el saqueo más profundo a los recursos naturales y la transferencia millonaria del tesoro público al bolsillo de los funcionarios).
Estos 33 años fueron posibles por el concurso siniestro de la dirección burocratizada del movimiento obrero.
El Congreso del Luna es una instancia propicia para superar las tragedias que debió enfrentar el pueblo trabajador y poner en funciones una dirección obrera propia.
El agotamiento del régimen político está a la vista. Todos los partidos de la oposición y el propio oficialismo están con los usureros que reclaman la deuda pública, una deuda que entendidos del propio nacionalismo burgués (Olmos y otros) han calificado de ilegal y que debe ser rechazada por “usuraria, impagable y odiosa”.
Oficialismo y oposición, entregadores del país, pujan por arreglar con los buitres para que los monopolios contraigan nuevos créditos con garantía estatal que serían ¡una vez más! pagados por el pueblo, mientras los monopolios financian las campañas políticas y enriquecen a “opositores” y oficialistas.
En las vísperas del Congreso del movimiento obrero y la Izquierda, la situación es de una tensa tregua precaria que pretende un arreglo con los fondos buitre en los 3 primeros meses de 2015. Es, precisamente, esta expectativa la que lleva a creer que no habrá defol en los próximos días, cuando los K no puedan pagar ¡otra vez! vencimientos de deuda (bonos Par).
Sin embargo, las tendencias de la política oficial por crisis económica son a la catástrofe. Los K desesperados en su retirada entregan todo, espantados por la posibilidad terminar en Devoto si no pagan, ya que los Buitres no reparan en gastos y van a una investigación internacional decodificando documentos y extorsionan colocando en el Departamento de Estado de EEUU a funcionarios buitres que revisan escrupulosamente los negocios turbios de “la abogada exitosa” y sus socios/testaferros.
Para zafar recurren a un mayor endeudamiento del Estado dando premios a los buitres. Para ‘forzar’ a las compañías de seguro a que vendan sus bonos en dólares, con la finalidad de bajar el tipo de cambio, entregan un bono ajustado por el dólar oficial, lo que ha representado un negociado monumental para las aseguradoras, que vendieron a $14 en el mercado y recompraron a $8,50 la nueva emisión. Lo mismo hicieron con las cerealeras, con quienes negociaron adelantar el pago de exportaciones futuras y perdonarles $1.500 millones del IVA.
Asistimos a un hipotecamiento creciente, cuya única finalidad es pagar intereses de la deuda pública mientras se acumula, en forma adicional, otra deuda -que algunos calculan en u$s10 mil millones- con los importadores que financian las compras en el exterior con dinero que les adelantan los bancos o casas matrices. Un arreglo con los fondos buitre, que el gobierno pretende que abarque a la totalidad de los que quedaron afuera de las reestructuraciones de deuda, implicaría una nueva emisión de deuda -entre u$s 20 y 30 mil millones- dada la imposibilidad de pagar en efectivo. La caída del precio internacional del petróleo ha afectado la capacidad de endeudamiento de YPF y congela a Vaca Muerta.
CFK intenta asegurar la continuidad en las listas de Scioli copando el Estado, esto daría lugar a un gobierno más enclenque encabezado por un incapaz. Una fracción de los K se opone a una sucesión con Scioli; esto adelanta un pasaje del voto hacia la izquierda en tanto CFK lo proponga como su continuidad. Igual proceso se dará con la desintegración de Unen.
Es denodado el esfuerzo gubernamental para contener la crisis y evitar una lucha generalizada del movimiento obrero, quien en la crisis pasaría por arriba del aparato burocrático. La burocracia aisló la lucha contra suspensiones y despidos, mediante patotas. La cuestión de la burocracia sindical otra vez vuelve a ser “cuestión de Estado”. CFK, como cuando asesinaron Ferreyra, volvió a condenar las luchas y a la izquierda.
El cuadro potencialmente revolucionario (bancarrota económica, lucha obrera generalizada y crisis de sucesión política) reclama un frente único de la Izquierda y la vanguardia obrera con una estrategia política común. El acierto de convocar a la Izquierda, al activismo obrero y juvenil a un Congreso el 8N deberá traducir este desarrollo político.
El 8N colmemos el Luna Park para darle una salida obrera a la crisis.
(*) Miembro del Partido Obrero