por Omar Dalponte
omardalponte@gmail.com"Si me pasa algo no miren hacia Oriente. Miren hacia el Norte". Palabra más o palabra menos esto lo dijo la presidenta de la Nación hace un par de días.
Cuando la primera mandataria del país expresa públicamente semejante cosa hay que abrir bien los ojos y los oídos porque algo huele a podrido en este mundo donde, en cualquiera de sus rincones, la vida no vale nada para quienes matan en una esquina cualquiera o para los que ordenan arrojar cientos de misiles sobre poblaciones enteras.
Para la oligarquía de todos los tiempos, para los poderes concentrados de la economía, de las finanzas y de las comunicaciones el peronismo ha sido y sigue siendo "el hecho maldito del país burgués". Ha sido y es la expresión política que ha producido amores y odios en grado superlativo en una sociedad en la que muy pocos -los que odian- no soportan que las mayorías populares puedan acceder al trabajo, a la instrucción, a disponer de pan en su mesa y a elevarse como seres humanos para realizarse en un país que sea justo, libre y soberano.
Cristina molesta a esos poderes. Es un obstáculo para el imperialismo y para sus gerentes locales por lo que dice y principalmente por lo que hace. Nunca le perdonarán que en la Argentina de hoy, entre muchísimas otras cosas positivas, la inmensa mayoría de los humildes pueda llevar su sueldo a la casa y que miles de jóvenes cuenten con una ayuda del estado para afrontar gastos mínimos indispensables. Para las clases dominantes ha sido y es un cachetazo que jóvenes y adultos mayores tengan a mano la posibilidad de hacer y completar sus estudios primarios, de cursar el secundario y de tener acceso a la universidad.
Hemos tenido el honor de que se nos permita colaborar con los docentes y aportar. con nuestras charlas, algunos conocimientos a los alumnos y alumnas del plan Fines. En los lugares más humildes (seguramente también los más cálidos de nuestra ciudad de Lanús)
principalmente en este año del 70 aniversario de nuestra autonomía, tuvimos la inmensa alegría de compartir el mate mientras recorrimos nuestra historia y la historia de la humanidad. Desde Aristóteles hasta Horacio Gonzalez y Atilio Borón, desde Borges y Cortazar hasta nuestros escritores actuales, desde las invasiones inglesas y la guerra de la Independencia hasta El Lanusazo investigamos el pasado y procuramos interpretar el presente para terminar soñando con el futuro. Reímos y lloramos de emoción y de alegría cuando maestras, alumnos y nosotros nos "amuchamos" y abrazamos para la fotografía del recuerdo y el "hasta pronto" esperanzado al finalizar cada clase.
Además de espíritus abiertos percibimos inteligencias notables y voluntades que piensan y militan por un país equitativo con ansias de justicia y de progreso individual y colectivo. Esto es sólo parte de una realidad nacional que pega con noble insolencia en el rostro deformado por el odio del cipayaje local y de sus amos imperiales.
Y es esta feliz realidad nacional que, gracias a nuestro gobierno y al esfuerzo del pueblo argentino permite avanzar hacia horizontes de progreso, la que pretenden destruir los enemigos que operan dentro y fuera de nuestra República. Esos enemigos que en el pasado no muy lejano quisieron - y hasta un punto lograron- un pueblo de hombres vencidos y madres anémicas desdentadas, sin fuerza siquiera para amantar a su hijos.
Cristina Fernández no les preocupa por el año y algo de gobierno que le resta. A nuestra presidenta no la odian (solamente) porque es una mujer atractiva y brillante. Las clases aún dominantes y sus alcahuetes ven en ella el peligro que significa para sus intereses mezquinos el liderazgo indiscutido y cada vez más sólido que esta estadista ejerce y ejercerá en un movimiento de masas formidable como es el kirchnerismo cuya influencia en los países hermanos de América Latina y el Caribe es un hecho concreto. Movimiento de masas con un componente juvenil impresionante que, por sus raíces peronistas y su capacidad de aglutinamiento de las fuerzas populares en un frente nacional estará en condiciones de plantear, dentro de no mucho tiempo, transformaciones de la sociedad para superar el sistema capitalista salvaje. Movimiento de masas que tiene en su haber construcciones como La Cámpora, el Movimiento Evita, Unidos y Organizados, el Movimiento
Transversal y tantas otras organizaciones políticas y sociales en las cuales se piensa, se milita y se estudia en un clima de alegría, solidaridad y compañerismo.
Gran parte del movimiento obrero ya brinda su apoyo a la gestión actual de Cristina y existen líneas de trabajo orientadas a que el conjunto de los trabajadores, por encima de algunos dirigentes burócratas, corruptos y traidores, decidan constituir una central única recuperada para que el movimiento obrero organizado juegue su rol histórico como columna vertebral en la lucha por la liberación nacional y social de la Patria.
La oposición local en cualquiera de sus variantes, en tanto sirvienta del imperialismo y de una de sus caras despreciables como son los denominados fondos buitres, recurre a los más viles procedimientos para desestabilizar al gobierno nacional. Pero todos los días y a cada momento se revuelve en su propia impotencia al quedar maltrecha frente a las grandes realizaciones del kirchnerismo. Los opositores que conspiran desde los partidos políticos, superando cualquier capacidad de desengaño de quienes alguna vez confiaron en ellos, ya ni se presentan a debatir en el Parlamento. Todo el proceso de reforma del Código Civil los dejó por enésima vez con el trasero al aire.
De manera que las perspectivas de desarrollo del movimiento nacional con el liderazgo de Cristina, la fortaleza del pueblo que respalda al proyecto nacional y popular que ella conduce, la afirmación y mejoramiento del modelo político , social y económico que incluye este proyecto y la debilidad e incapacidad de la oposición política cuyos programas, tal como dijo Máximo Kirchner son los de los estudios de la televisión, pueden ser factores que impulsen al imperialismo yanqui a planear y tratar de cometer cualquier locura.
Los vientos latinoamericanos y caribeños no son hasta ahora favorables a los intereses de la potencia del Norte. Y los Estados Unidos no reparan en métodos para someter a quienes se le pongan por delante. La CIA tiene una larga historia en Nuestraamérica en lo que se refiere a derrocar gobiernos constitucionales, instalar dictaduras, cometer asesinatos, promover la invasión de países, planificar conflictos, alentar guerras entre países e intentar miles de enfrentamientos armados entre repúblicas hermanas.
Una presidenta, y especialmente una primera mandataria como la nuestra no dice por gusto lo que dijo. Algo feo se olfatea en el aire y por ello. como bien decía Juan Perón, el pueblo debe estar atento y vigilante para que nadie intente, como dice la militancia, atentar contra Cristina.
(*) De Iniciativa Socialista