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lunes, 6 de octubre de 2014

¡Que devuelva el nobel de la paz!

por Alejandro Chitrángulo

La cumbre climática 2014 organizada por la ONU en Nueva York estaba anunciada como una cumbre histórica, pero, finalmente, arrojó pocos resultados concretos. Los líderes mundiales acordaron redoblar sus esfuerzos para frenar la “creciente” amenaza del calentamiento global con compromisos de reducción de emisiones, promesas financieras y, sobre todo, muchos mensajes sobre la voluntad de actuar de forma urgente.
Peligro inminente
Según estudios de Global Carbón Project, publicados en la revista Nature Geoscience, las emisiones de dióxido de carbono siguen aumentando. Subieron un 2,3 por ciento en el 2013. Como van las cosas, las temperaturas habrán aumentado al final del siglo XXI en más de cuatro grados. Esto traerá graves daños a la biodiversidad, que no estará capacitada para adaptarse a una transformación climática tan drástica y acelerada. 
La ONU quiere limitar el calentamiento global a 2°C respecto a la época preindustrial. Entre los compromisos tangibles que arrojó la cumbre se destacó el adoptado por 32 países y decenas de empresas para reducir a la mitad la pérdida de bosques en el año 2020 –la deforestación es uno de los principales motores de la transformación climática– y detenerla totalmente en el 2030. 
En todo el mundo miles de activistas realizaron marchas para forzar un acuerdo, pero la avaricia y el egoísmo hacen que la batalla para llegar a un acuerdo internacional está lejos de terminar. China y la India, que son junto con Estados Unidos los emisores más importantes de gases de efecto invernadero, se resisten a reducir sus emisiones porque no quieren desacelerar su crecimiento, e insisten en que EE.UU pague la mayor parte de la factura. Por su parte la Unión Europea indicó que en siete años dará 3.800 millones de dólares en ayudas a los países más pobres para que actúen y adapten su territorio a las nuevas temperaturas. En total, los compromisos movilizarán más de 200.000 millones de dólares antes del final de
2015, según anunció la ONU. Muy poco comparado con los millones que mueve el negocio del petróleo.
El doble mensaje de Obama
Algunas horas después de miles de personas participaran en la mayor marcha por el clima de la historia, Estados Unidos comenzó a bombardear Siria y así inició otra guerra. El Pentágono afirma que los objetivos eran instalaciones militares del Estado Islámico en Siria e Irak y justifican ampliamente los bombardeos. Pero la verdadera batalla que hay que librar para combatir el cambio climático está lejos de comenzar. El mundo atraviesa dos crisis que están íntimamente ligadas,  el calentamiento global y las guerras, existen soluciones a ambos problemas, pero lanzar bombas no debe ser la mejor de ellas. 
“En las guerras de hoy, mueren muchos más civiles que soldados; se siembran las semillas de conflictos futuros, las economías se destruyen; las sociedades civiles se parten en pedazos, se acumulan refugiados y los niños quedan marcados de por vida.” Este fue parte del discurso pronunciado en diciembre de 2009 por el Premio Nobel de la Paz de ese año, el Presidente Barack Obama. En el mismo discurso, Obama afirmó: “El mundo debe unirse para hacerle frente al cambio climático. Hay pocos científicos que no estén de acuerdo en que si no hacemos algo, enfrentaremos más sequías, hambruna y desplazamientos masivos que alimentarán más conflictos durante décadas”. “Por este motivo, no son sólo los científicos y activistas los que proponen medidas prontas y enérgicas; también lo hacen los líderes militares de mi país y otros que comprenden que nuestra seguridad común está en juego”. 
Asad Rehman de la federación ambientalista Amigos de la Tierra Internacional, dijo: “Si podemos conseguir los billones de dólares que se utilizan para financiar conflictos, ya sea que se trate de una invasión en Irak o Afganistán o ahora para el conflicto en Siria, estoy seguro de que podemos conseguir los fondos necesarios para lograr la transformación que se requiere hacer para brindar energía limpia y renovable a las 1.200 millones de personas que carecen de ella”. 
Medea Benjamin, cofundadora de Code Pink, coincide con Rehman. Benjamin Antes de ir a la Casa Blanca a protestar contra el bombardeo en Siria, Medea me dijo: “El petróleo es la base de la política exterior de Estados Unidos en Medio Oriente. Si no fuera por el petróleo de Irak, Estados Unidos nunca hubiera invadido ese país.
Cinco años más tarde, del discurso de Obama recibiendo el Nobel el grupo pacifista PinkCode está exhortando al Presidente Obama a que devuelva el Premio.