lunes, 13 de octubre de 2014

Longobardi y Lanata... mentiras, veneno y sanata en lata

por Omar Dalponte

omardalponte@gmail.com

Tal vez, Marcelo Longobardi, empleado para desparramar veneno en cada programa que conduce, sea uno de los periodistas mejor pago por los medios enemigos del gobierno. Dicen que lo escucha mucha gente. Lo que no se dice es que su influencia en la mayoría de los argentinos es nula. Por esta razón, en su  desesperación "antiK", comprobando que el veneno que vomita es absolutamente ineficaz frente a la realidad que con muchísima claridad observa y verifica el pueblo, probablemente él, los que lo emplean o cualquier oportunista que busca un hueco para introducir maldad, hayan concebido y ejecutado burdamente un  hecho que, finalmente, nadie creyó y que no causó dentro de la sociedad el efecto deseado por estos conspiradores subdesarrollados. 
Hace pocos días montaron una escena tan mal armada que, salvo aquellos que tienen bloqueda la capacidad de entendimiento, no convenció ni al más desprevenido de los argentinos. No referimos al episodio que intentaron sumar a la cadena de mentiras que a diario van armando con intenciones de desestabilizar al gobierno de Cristina: un  "robo" y "agresión" ( el entrecomillado vale) al periodista sirviente de los grupos concentrados de las comunicaciones. 
Hechos de inseguridad existen y nadie los niega. Esto causa preocupación en la gente, lo cual es absolutamente lógico y comprensible. Y como se trata de un tema serio que influye en el humor de las personas parece ser que alguien, con muy poca inteligencia y sobrada mala intención, montándose en una realidad que debe ser atendida ( y lo es, a pesar de las afirmaciones de no pocos cagatintas) trató de echar leña al fuego intentando instalar una situación que revuelva el avispero. Pero vamos a lo que interpretó mucha gente con la cual intercambiamos opiniones: hasta el chorro más estúpido no pensaría jamás producir un robo menor en una zona altamente custodiada y menos moler a palos a un individuo delante de decenas de cámaras filmadoras para quitarle un reloj. Siguiendo este razonamiento no es descabellado suponer que este sainete fue armado por el propio Longobardi para utilizarlo en
sus ataques constantes al gobierno. También uno puede

pensar que los propios amos del periodista, que tienen medios y contactos como para realizar este tipo de cosas, hayan mandado a darle unas trompadas a su lenaguaraz para calentar el ambiente y presentarlo como una víctima importante. Estos procedimientos se utilizan en nuestra dolorida República desde tiempos inmemoriales y en épocas del conservadorismo duro de don Alberto Barceló, en Avellaneda, eran moneda corriente. Más cerca en el tiempo, y mucho más violentamente, fueron frecuentes en los años de plomo. 
De la descripción del "hecho" efectuada el día de la farsa en horas de la mañana por varios noticieros no precisamente amigos del gobierno, hasta las comprobaciones realizadas en horas de la tarde hubo una distancia sideral. Algunos periodistas integrantes del coro "antik", al borde del paroxismo, hablaron hasta de la desfiguración del rostro de Longobardi. Esto no fue así.  Además el vigor con que a las pocas horas de haber sufrido el presunto ataque, el personaje central de este cuento chino se dirigió a su audiencia, no demostraba, precisamente, que pertenecía a  alguien que ese mismo día habría sufrido un "ataque brutal" . Y si uno entra en el análisis de los dichos de Longobardi y sus amigos, halla un mar de contradicciones que, finalmente, hacen increíble el relato que con fiebre desestabilizadora, se trató de presentar, exageradamente, casi como si se tratara de un magnicidio. Sinceramente, despertaron menos interés en la población
que una carrera con caballos de madera. Burda y ridícula esta mentira con la que se ofende la inteligencia de las personas.
Jorge Lanata es un hombre enfermo física y moralmente. Despiden mal olor sus dichos y su cuerpo. Eso lo saben bien quienes por una u otra razón están cerca de él. Su boca, por distintos motivos es un resumidero a cielo abierto. Como tanto insulto y tanta mentira contra el kirchnerismo y especialmente contra la presidenta de la Nación no dan buenos resultados para quienes le ordenan que diga lo que dice, últimamente sufrió un ataque de histeria. Si bien es cierto que no descubrió la pólvora porque alguna verdad se filtró entre sus ladridos,  afirmó que la oposición ( se refirió  a la oposición que anida en los partidos políticos, especialmente) no son capaces de juntar un balde de bosta y que. en conjunto ( textual ) son una mierda. Evidentemente el periodista estrella del Grupo Clarín, escuchado y admirado por todo el arco opositor  de la partidocracia tradicional, expresó lo que piensa el poder real de los políticos sin ideas, sin
iniciativa y sin honor. Nadie, absolutamente nadie de los destinatarios de sus dichos salió a responderle a este charlatán enfermo y oloroso. Con su silencio compraron todos los números para el premio a la cobardía. El miedo y la  sumisión a los patrones de Lanata los paraliza. Y pensar que pretenden gobernar a la Argentina!!. La verdad, como dicen nuestros pibes, son de terror.....
  (*) Miembro de Iniciativa Socialista