por Alejandro Chitràngulo
Tras el frío y las lluvias del invierno se inicia el “renacer”. La primavera nos trae una energía renovadora y es el momento para limpiar y desintoxicar nuestro hígado. Del mismo modo que todo renace, nuestro cuerpo saca afuera muchas cosas potencialmente guardadas. De ahí que en primavera, rebrotan las alergias, los problemas en piel y en vías respiratorias.El hígado y la vesícula biliar son los órganos que gobiernan en primavera. El alimento vivo, vivifica nuestro hígado, el alimento muerto va dañándolo y destruyéndolo en forma silenciosa.
El hígado transforma los residuos de los alimentos, fijando lo que precisa o eliminando los tóxicos, siempre y cuando funcione bien. Este órgano pesa 1 ½ kg y es la víscera más voluminosa de nuestro cuerpo. Se encuentra en la parte superior derecha del abdomen. Realiza más de 500 funciones.
Quien tiene un hígado grande o que funciona bien, tiene un hígado sano y dispone de mucha vida, energía y vitalidad. Contrariamente, cualquier limitación de su función, implica la disminución de la vitalidad.
Los trastornos hepáticos se manifiestan con sueño, cansancio, falta de energía vital, dolores de cabeza, trastornos de la vista y audición, mal descanso nocturno, trastornos en piel,
etcétera.
Lo que ayuda a desintoxicarse
Lo ideal es una alimentación basada en frutas y verduras crudas. Todas son buenas, vamos a referirnos a las más específicas:
• Limón: es el limpiador hepático por excelencia. Tomar en ayunas el jugo de un limón exprimido y diluido en agua tibia. Beber con una pajita para no dañar el esmalte dental. Esperar mínimo media hora para la otra ingesta. Evitar el limón si se está menstruando.
• Membrillo: es excelente. Hacer al horno o hervido. Endulzar con miel.
• Verduras amargas, sobre todo de raíces. Las sugeridas son: rúcula, radicheta, achicoria, nabo, remolacha. Favorecen la movilización de grasas del hígado.
Si se consigue es bueno el rábano negro ya sea rallado o en forma de jugo. Tonifica el hígado y las vías biliares.
• Alcaucil: es colerético o sea que aumenta la secreción y producción de bilis. Inhibe la formación de cálculos de colesterol (piedritas). El principio activo más concentrado reside en las hojas grandes y en los troncos. Lo ideal es comer el alcaucil y tomar el agua de su cocción. Esta agua es altamente depuradora.
• Espárragos: También son aconsejables.
• Diente de león: comparte sus virtudes con el alcaucil.
• Cebolla: es depuradora, lo ideal es recurrir al caldo de cebollas.
• Calabaza y zanahoria: ideales por su aporte de betacaroteno.
Para condimentar, darle especial atención al aceite de oliva extra virgen. Dentro de las especias tenemos las terapéuticas:
• Cúrcuma: es una raíz colerética y colagoga. Se consigue en forma de polvo.
• Curry y jengibre: son estimulantes hepáticos. Lo ideal es adicionar a las ensaladas raíz de jengibre fresca.
Opciones naturales
Silimarina
Principio activo de la planta Silybum marianum, popularmente conocida como Cardo Mariano. Este hepatoprotector por excelencia, protege el hígado y regenera sus células.
Complemento desde cirrosis, esteatosis, hígado graso, hepatitis y colecistopatías, hasta ictericia, alergias, digestión de grasas, diabetes, migrañas y en la recuperación de quimioterapia.
Alga Chlorella
Esta alga verde unicelular de forma esférica y alrededor de 2 a 10 micras de diámetro, tiene el honor de ser el alimento con mayor porcentaje de clorofila del planeta y uno de los alimentos más completos. Es conocida sobre todo por su capacidad para eliminar las toxinas del cuerpo. Entre las increíbles propiedades del alga chlorella están su capacidad de desintoxicación del hígado, los intestinos y la sangre.
Cocu
Sus hojas y su tallo poseen beneficios especialmente hepáticos, y se ha usado para combatir problemas y enfermedades del hígado. En el norte argentino es muy usada para agregar al tereré (el mate frío), dada sus cualidades refrescantes y medicinales. Habita en los bosques y selvas del centro y norte de la Argentina.
Esta desintoxicación primaveral debe ir acompañada también de un trabajo corporal, emocional y espiritual. Las broncas afectan al hígado…lo “patean”, como se suele decir. Nos “brotamos” no sólo por reacción al ambiente sino porque estamos brotados por dentro y esto nos torna más intolerantes al medio externo.
FUENTE: Org. Alimentación Sana