por Marcelo Calvente
Jugando el peor partido de lo que va del semestre,
Lanús empató de local en 1 gol ante Olimpo de Bahía Blanca. Poco sentido tiene
ahondar en la pobre actuación del equipo. Solo decir que muchos viejos hinchas
granates volvieron a sentir esa fea sensación que le dejaban los equipos de
Aimar, de Chiche Sosa, del bueno de Ramaciotti. No digo que sean lo mismo,
desde luego que no. Está más que claro que estos jugadores son mucho mejores,
pero estar viendo un partido que sabés que tu equipo no va a poder ganar, y en cambio sospechás que terminará perdiendo,
es algo que últimamente no suele pasar. Lo que confunde es que se trata de casi
los mismos muchachos que ganaban y brillaban hace menos de un año. Y en Lanús,
que yo sepa, aquellos que dieron tanto son amados y respetados hasta la muerte.
Ante la pobreza futbolística con que arrancaron este semestre, resulta odioso
repetir todo aquello que no ayudó a un comienzo mejor. Basta resumirlo.
En primer
término, el tema de los centrales. Hasta hoy, hay coincidencia de que no están
a la altura de lo esperado. Es fácil criticar y señalar que podrían haber
traído alguno de mejor presente. De afuera es sencillo opinar, pero la verdad
es que comprar jugadores siempre fue una lotería. Hablar del largo del equipo,
de la falta de gol, del calendario infernal que tuvo que afrontar hasta hoy
sería ser reiterativo, pero no lo es recordar que el arranque fue ni más ni
menos que contra el Mineiro, ni que se tuvo el coraje para lograr un triunfo
histórico en Belo Horizonte, tanto como la torpeza para hacerse dos goles en
contra y perder en el alargue. Teléfono, don Guiness. Cuatro días después perdió con Colón, y la derrota fue en parte un
alivio, una competencia menos que afrontar. Pero
Seis días
después de la derrota ante el Kashiwa, Lanús venció ajustadamente a Belgrano en
Arias y Guidi sufriendo en el final. “El hincha de Lanús está preocupado. Sabe
que el bajón futbolístico del equipo continúa pese a la ajustada victoria, y
sospecha que la tarea de recuperación del nivel será ardua y dificultosa”
escribimos en este mismo espacio sobre ese partido. Apenas cinco días después,
el 16 de agosto, Lanús cayó en Rafaela por 2 a 1, y entonces señalamos que “…volvió a perder en la perla del oeste
santafesino ante otro flojo rival, un elenco indudablemente inferior en cuanto
al poderío individual que lo venció por dos goles a uno, manteniendo todos los
interrogantes de un semestre que no arrancó de la mejor manera para el equipo
de Guillermo Barros Schelotto, uno de los planteles más cotizados del
continente…”. Enseguida llegó la victoria ante Estudiantes. El comentario
sobre ese partido comienza diciendo: “Lanús
volvió a la victoria, y fue con justicia, aunque tuvo la suerte que tantas
veces le faltó. Venció merecidamente a Estudiantes por 2 a 1, un rival que últimamente se le había tornado
difícil de superar. Lejos estuvo el equipo de Guillermo de sus mejores brillos,
es lógico, todavía está en etapa de recuperación de la línea futbolística
perdida, y aún no se han logrado insertar en el funcionamiento colectivo los
recién llegados”. Lo derrota en Vélez que siguió, tanto como el empate
de hoy, está más fresco en el recuerdo. En Liniers se mereció otro resultado,
pero se empezó a notar un cierto desaliento. Y hoy lo de Lanús fue alarmante,
sobre todo si advertimos la poca convicción de la gran mayoría de los
futbolistas a la hora de ofrecerse como alternativa de pase. Lanús fue
levemente superior en la etapa inicial, pero se desmoronó en el complemento, y
a juzgar por el sufrido final, el pitazo de Penel resultó una buena noticia.
Muchos
sabemos que en Japón hubo una discusión entre el cuerpo técnico y algunos
futbolistas que terminó en desacuerdo. Resulta que los jugadores elevaron su
queja por una práctica realizada por Valdecantos bajo el sol del verano nipón,
a poco de bajados del avión. El cuerpo técnico desestimó esos argumentos. Sabemos
de esto desde que ocurrió, antes del partido ante Belgrano, en el que tomamos
nota de dos cuestiones: Por un lado la salida del equipo del capitán, sobre
todo porque Velázquez negó estar cansado o golpeado; y por el otro, los cantos
hirientes y el sugestivo trapo que colgó la barra con la frase “Jugadores
Mercenarios”, que de inmediato fue reprobada por la mayoría de los hinchas
presentes. No lo mencionamos entonces porque jamás un cambio de opiniones entre
jugadores y cuerpo técnico resulta preocupante. El tema es que pasan los
partidos y nada volvió a ser como antes. Y como el Club Lanús cumple sus
compromisos puntualmente, lo menos que merece es que cada uno cumpla con su obligación
de la mejor manera posible.
A todos nos gustan los futbolistas que además
de tener talento, dejan la vida en el campo de juego. Y todos respetamos a los técnicos
que hacen trabajar duro a sus dirigidos. Pero a la hora de afrontar el mal
momento no sería justo que se desoiga la voz de quienes son el principal
patrimonio de la institución. Sobre todo si tenemos en cuenta que en su larga y
reconocida trayectoria profesional, la tarea física ordenada por el profesor ha
sido considerada como de excesivo rigor por más de uno de sus entrenados.
Nada indica que la diferencia de Japón no sea
un tema solucionado, sobre todo si tenemos en cuenta que ninguna de las partes
lo ha expuesto públicamente. Pero ante la profundización del bajón del equipo
nos parece necesario plantear esta situación. Por lo menos que revisen si en
verdad no quedaron resquemores, y si alguien tiene algo que agregar a la
cuestión. De no ser así, es hora de trabajar más que nunca para recuperar el
rumbo perdido en el torneo local, y salir a defender a muerte el título
internacional que han obtenido hace menos de un año de forma tan justa y
brillante. Porque para el hincha y el socio, el bien del club siempre está
primero.