por Alejandro Chitrángulo
Las grasas trans se obtienen mediante un proceso industrial de hidrogenación de aceites de origen vegetal y se utilizan en los procesos de producción porque ofrecen ciertas ventajas para las industrias de alimentos, (como la mayor conservación, mayor solidez, entre otras). Esta totalmente comprobado que el consumo de grasas trans eleva el riesgo de enfermedades cardiovasculares - primera causa de muerte en Argentina y en el mundo -, de muerte súbita de origen cardíaco y de diabetes. Esto se debe a que las grasas trans incrementan el colesterol LDL (conocido como colesterol “malo”) y disminuyen el colesterol HDL (colesterol “bueno”). Según la Organización Mundial de la Salud, una ingesta diaria de 5 gramos de grasas trans aumenta en un 25% el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares.Es tan importante el problema sanitario que ocasiona el consumo de grasas trans que la Organización Mundial de la Salud y la comunidad científica toda, acuerdan que las grasas trans deben eliminarse del proceso industrial de la elaboración de alimentos para proteger la salud pública.
Galletitas trans
La ONG FIC Argentina, una entidad dedicada a la promoción de políticas para prevenir enfermedades crónicas no transmisibles, realizó una investigación sobre 878 productos que tienen grasa en su composición. Allí sus expertos detectaron que -de un total de 225 tipos de galletitas evaluadas, (1 de cada 3 contiene) grasas trans.
Las dulces son las peores, el estudio de FIC Argentina mostró que el 68% de las galletitas dulces rellenas tiene grasas trans. Le siguen los bizcochos y galletitas variadas con un 62%. Luego, las galletitas dulces secas con un 24%, las crackers o galletitas de agua con un 10% y
en último lugar las galletas de arroz con un 5%.
Las galletitas en la dieta
Según datos de Euromonitor International, Argentina lidera el consumo per cápita de galletitas en América y es uno de las más altos del mundo, con cifras de 10.1 kilos per cápita al año. Esto se debe a que en Argentina estos alimentos son una parte de la dieta diaria y se consumen en el desayuno y la merienda, pero también en el almuerzo y la cena.
Según datos de la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud realizada por el Ministerio de Salud de la Nación en 2005, los niños y niñas de 6 a 23 meses consumen un promedio de 27,4 gramos diarios de galletitas dulces secas y de 2 a 5 años, 45,4 gramos diarios, lo cual significa un aporte de 1,04 gramos y 1,27 gramos de grasas trans por día, respectivamente.
Es decir que solo con el consumo de galletitas se cubre la mitad del límite máximo de grasas trans que recomienda la Organización Mundial de la Salud por día (2,2 gramos por día). En mujeres de 10 a 49 años, el consumo promedio de crackers o galletitas de agua es de 39,2 gramos diarios, lo cual significa un aporte de 0,65 gramos de grasas trans y se cubre un 30% del límite máximo recomendado.
Campaña anti-trans
En 2010 el Ministerio de Salud de la Nación lanzó la campaña “Argentina 2014 libre de grasas trans” para lograr que todas las empresas de alimentos adecuarse al nuevo artículo establecido en el Código Alimentario Argentino que exige la restricción del contenido de grasas trans en los alimentos industrializados, estipulando que no debe ser mayor a 2% del total de grasas en aceites vegetales y margarinas destinadas al consumo directo y a 5% del total de grasas en el resto de los alimentos.
La fecha límite para que las industrias cumplan con esta restricción venció en el 2012 para los aceites y margarinas y alcanzará a los demás alimentos en diciembre del 2014.
La investigación de FIC Argentina mostró que las margarinas analizadas ya han logrado eliminar sus contenidos de grasas trans y que hay categorías de alimentos que no presentan contenidos de grasas trans, como tapas de empanadas, tapas de pascualinas, sopas y chocolates en polvo.
Sin embargo, de la muestra analizada, el 20,7% de los alimentos todavía contienen grasas trans las categorías con mayor cantidad de productos con este tipo de grasas son: baños de repostería (83,3%), alfajores (28,6%), productos de panadería (budines, grisines, masitas) (31,6%), y los platos listos como arroces y pastas (27,8%). De estos, la mayoría superan el límite máximo establecido por el Código Alimentario Argentino que entrará en vigencia en diciembre de 2014.