por Marcelo Calvente
La verdad es que nadie lo
esperaba. Después de cien años de humildad, la mayoría de ellos luchando por la
permanencia y una buena parte buscando el ascenso, jamás tan arriba en plano
local e internacional, Lanús empezaba a disputar el semestre más ambicioso de
su historia, con cinco competencias. En pocas semanas se han desperdiciado tres
de esas cinco chances, con el agravante de que en dos de ellas se estuvo a un
paso de la coronación. Ayer, ante el campeón japonés, Lanús se encaminaba a la
definición por penales hasta que a minutos del final, Braghieri se tiró a los
pies demasiado sensini, y el árbitro coreano se pasó de codesal. Chau estrella.
La otra oportunidad fue la vuelta ante el Mineiro, una herida abierta al
corazón del hincha granate, que se rompió la garganta con el gol del Laucha a
los 94 minutos de juego decretando el 3 a 2 ante el último campeón de la Copa Libertadores de América en
su propia casa, una de las máximas victorias logradas en Brasil por equipo
argentino alguno en instancias finales. Una fecha histórica: 23 de julio de
2014. Fue hace apenas 15 días.
En los primeros minutos del día siguiente llegó la decepción: en el
alargue para definir la serie, con todo a favor, Lanús se hizo dos goles en
contra y la Recopa Sudamericana
se la quedó el Mineiro. En el medio
llegó la derrota ante Colón en Sarandí. Tratando de regular energías, el Grana volvió
a defeccionar frente a un equipo de inferior categoría en la Copa Argentina. Tachame la
doble. Con la derrota en Japón quedan solo dos competencias y no son
precisamente las más sencillas: El torneo local, del que debe ser animador por
naturaleza, porque así viene siendo, y la Copa Sudamericana , donde
defenderá el título de último campeón. Después de tres títulos perdidos lo
mejor está por comenzar. El tema es que aún no es el equipo que debe ser, y la
duda es si logrará serlo el próximo miércoles frente a Belgrano
en
Lanús fue muy superior al Kashiwa nipón hasta los 15 de juego, como casi
siempre, y como casi siempre se empezó a estirar por lo mismo de siempre. No
vale la pena repetir la secuencia que lo produce. Las dudas defensivas
desmoronan al equipo. Ya no están Goltz e Izquierdoz, y sus reemplazantes aún
no han dado el salto de calidad para
alcanzar el nivel de aquellos. Es sabido; Lanús vendió por casi siete millones
de dólares y compró por mucho menos de la mitad, y así es como tiene que ser.
El muy joven Gustavo Gómez se ha ganado la oportunidad de jugar en el más
reciente campeón de América, y de él dependerá estar a la altura. Braghieri
supo de mejores actuaciones, también es su responsabilidad volver a su mejor
expresión. No es por falta de grandeza que Lanús no puede retener a sus
figuras, también es sabido: es la diferente realidad económica respecto de
otras ligas del continente. Los futbolistas argentinos mejor pagos ganan la
cuarta parte de sus pares brasileños, mexicanos y de varios países más. Ni
hablar si el destino es Europa. El entrenador granate sabía de antemano cuales eran
las dificultades, y no se puede negar que está tratando de solucionarlo. Con
ese límite presupuestario ha elegido a estos dos jugadores, y es lógico que
trate de darle todas las oportunidades posibles. Al menos hasta ahora así
sucedió.
Guillermo sacó un delantero y sumó un volante, y no se puede decir que
Ortiz no haya estado a la altura; más bien todo lo contrario: fue uno de los
mejores. Con ese cometido cambió el esquema con el que logró la consagración. Seguramente
debe saber que en tanto los del fondo retrocedan, los volantes y laterales
están condenados a un trajín sin respiro, y los delanteros a la soledad, de
espaldas al arco contrario, esperando el envío lejano y a dividir. En las
imágenes de los goles recibidos por Marchesín se repite inalterable una
secuencia: la pelota viene de izquierda a derecha, hasta que se produce el mano
a mano. ¿Quién está marcando mal? ¿A quién debería reemplazar, si es que el
entrenador piensa en alguna variante?
Dat is de cuestion.
Lo concreto es que la cosa viene mal, el arranque no es el esperado. Y
como esto es fútbol, y así es el fútbol argentino, la hinchada granate se
debate entre la preocupación y la calentura, pasando por la sorpresa, la
indignación y la pena más inmensa. De la gran imagen dejada en Brasil a la
palidez expresada en Sarandí y en Japón, tres frustraciones irreversibles, y la
desesperación de siempre: Otra vez afuera el Pulpito, otra vez los jugadores granates
al borde del escándalo. En este punto, un llamado de atención: Lanús paga
contratos de primer nivel, los players deben estar a la altura de sus
responsabilidades. Para ganar, es indispensable terminar con once. Para el
debut por la Sudamericana
no estarán ni el Laucha ni el Pulpito, dos bajas demasiado sensibles y
difíciles de reemplazar para este corto plantel. Nunca más.
Después del periplo por Belo Horizonte, Sarandí y Japón, el próximo miércoles
Lanús vuelve al escenario de sus mejores actuaciones. Más allá de los últimos rendimientos
y los pobres resultados obtenidos, más allá de injusticias, infortunios y
lamentos, para afrontar este mal momento lo más sensato es olvidar el dolor de
un arranque no deseado y renovar el aliento. Así ha sido siempre.