por Marcelo Calvente
En 99 años de historia, Lanús
acaba de jugar su cuarta definición de torneo internacional, con una impactante
victoria sobre el Atlético Mineiro de Ronaldinho por 3 a 2 en el mismo escenario
donde Alemania le metió 7 goles a Brasil,
resultado que debido a la victoria del Galo en La Fortaleza por 1 a 0 en el partido de ida obligó
a jugar un alargue que el local ganó por 2 a 0, obteniendo de esa manera la Recopa Sudamericana
2014. En esas cuatro finales el Grana disputó, obtuvo dos títulos: la Conmebol 1996 a Independiente Santa
Fe, donde pese a caer derrotado en El Campín de Bogotá, se alzó con la Copa por diferencia de gol; y
la Sudamericana
2013, que ganó sin discusión hace apenas algunos meses ante el Ponte Preta en
Arias y Guidi. En las otras dos finales no logró el título, y curiosamente fue
ante el mismo rival: el Atlético Mineiro. En 1997, luego de golear a Lanús en La Fortaleza por 4 a 1 con bochorno incluido en
el partido de ida, no lo pudo vencer en Belo Horizonte en el partido de vuelta,
donde empataron en 1 gol, y el Mineiro ganó Copa Conmebol de ese año. El mismo que
anoche acaba de arrebatarle la Recopa
Sudamericana 2014 después de haber perdido en el último de
los cuatro minutos adicionados a los noventa de juego, con gol del Laucha
Acosta que puso la chapa 2 a
3, ante un estadio repleto por 60.000 fieles que lo sufrieron como condenados,
pero que enseguida festejaron la obtención de la Copa en el alargue.
Aquella primera noche victoriosa de El Campín del 96, un todavía humilde
Lanús dio su primer grito internacional dejando una gran imagen: La de un club
chico aunque tradicional de la primera división del fútbol argentino, que
quince años después de haber militado en la divisional “C”, ya establecido de
nuevo en la máxima categoría, obtenía la primera estrella de su casaca en
Colombia, mientras con enorme sacrificio iba transformando paulatinamente su
vieja cancha de madera en un gran estadio que alguna vez, vaya uno entonces a
saber cuando, terminaría de construir. Pero mejor imagen dejó en su segunda consagración
continental de 2013, la tercera y última estrella conquistada hasta ahora, cuando
venció holgadamente al Ponte Preta, e incluso quedó a un paso de la doble
conquista, ya que luchó simultáneamente hasta la última jornada el Apertura de
ese año, que finalmente se lo llevó San Lorenzo con bastante fortuna. Esa conquista
de
Aquella primera derrota del 97 fue un paso atrás. Pese a que defendía el
título de campeón obtenido un año antes por el equipo de Cuper, con los incidentes
que produjeron sus jugadores y parte del público, Lanús demostró que el primer
plano internacional aún le quedaba grande, y el mal rumbo lo confirmó jugando
una promoción con Huracán de Tres Arroyos en 2001/2002. Cuatro años más le
llevó volver a encaminarse en lo económico y aplicar un cambio de timón
futbolístico que terminaría haciendo escuela, una escuela formativa de tan
enorme estructura que la mayor parte de los clubes argentinos, con sus males de
siempre, sus deudas y sus carencias, no pueden ni siquiera soñar con pertenecer.
Así llegó el título del Apertura 2007 de la mano de Ramón Cabrero, y enseguida
el lento retorno a las copas.
La segunda final perdida fue la de ayer, pese a que ganó de manera
espectacular en la última jugada del partido, y aunque el alargue significó una
enorme tristeza para todos los granates, Lanús brilló como solo los grandes del
fútbol de America pueden hacerlo. El partido se rompió enseguida, a los 6
minutos de juego, cuando el árbitro uruguayo cobró un penal inexistente a favor
del local, que Tardelli transformó en gol, estirando la ventaja del Mineiro a
dos anotaciones. Lo que Silvera sancionó no figura en el reglamento. Ni nunca
figuró. Para cobrar una mano en nada influye si está más o menos separada del
cuerpo del infractor, como muchos que creen saber de fútbol suelen afirmar.
Solo se debe juzgar la intención, algo que en el accionar de Víctor Ayala no
hay manera de encontrar. Con la misma vara habría que evaluar también la
intención del juez al sancionarlo.
Lanús logró reponerse de ese perjuicio un minuto después, cuando el
mismo Ayala señaló el empate con tiro cruzado, luego de una buena jugada
colectiva por derecha. Y a los 25’
se puso al frente con gol de Santiago Silva desde el suelo, aprovechando un
rebote cedido por el golero local luego de un gran centro de Velázquez. En Belo
Horizonte había sorpresa y tensión, pero a los 37’ de esa electrizante etapa
inicial el local logró el transitorio 2 a 2, porque Maicosuel le ganó la espalda a
Braghieri. La segunda etapa fue de dominio granate hasta el minuto 94, cuando
el estadio enmudeció con el gol de Acosta que decretó el alargue. Todo estaba para Lanús, la cara de los
futbolistas y los torcedores que las cámaras enfocaban así lo anunciaba. Sin embargo,
la visita lo dejó escapar de increíble manera, marcándose dos goles en contra que
el local difícilmente hubiere conseguido por sus propios medios.
Con una nueva dupla central que aún no se adaptó a sus compañeros, pese
a la decepción final de una noche para la historia, y a la necesidad de resolver con urgencia las distracciones y los errores
defensivos que costaron la Copa ,
la excelente producción en ataque, la notable mejora en lo físico y la renovada
actitud competitiva del equipo de Guillermo, son motivos suficientes como para
ver el futuro con optimismo y sed de revancha, pensando en las otras cuatro
estrellas posibles de lograr en el breve lapso que dista de la próxima Navidad.