por Marcelo Calvente
Después de 120 minutos de un
fútbol avaro y sin demasiadas emociones, con victoria Argentina al cabo de una
serie de penales que resultó pan comido desde la primera ejecución fallida del
holandés Ron Vlaar, el equipo nacional consiguió el pase a la final del Mundial
de Fútbol de Brasil 2014, instancia que volverá a jugar tras 24 años, desde
Italia 90 con el mismo adversario que lo derrotó entonces. En el balance del
tedioso partido disputado en San Pablo entre Holanda y Argentina, muy táctico
pero sin emociones, quedan cuatro situaciones claras de gol en favor de
Argentina, dos de Higuaín; una muy clara de Palacio y la última malograda por
Maxi Rodríguez luego de un desborde de Messi, y casi nada para Holanda. La
justa clasificación a la instancia final llegó porque Chiquito Romero contuvo
dos penales, y Messi, Garay, Agüero y Maxi Rodríguez convirtieron cada uno el
suyo, y el interminable festejo se extendió a lo largo y a lo ancho de la Argentina.
Invirtiendo los roles habituales de cada uno Argentina salió a esperar,
y luego de varios minutos de estudio, Holanda no tuvo otra alternativa que tomar
el protagonismo. Lo hizo temerosamente, pisando sobre terreno poco seguro, ya
que prefiere ceder espacios y luego contraatacar con la velocidad de Robben y
la precisión del resto. Por un rato no hubo arcos, pero en seguida el equipo de
Sabella demostró acomodarse mejor a la
circunstancia, últimamente resulta muy difícil crearle situaciones de
gol. A quince minutos de finalizar el tiempo suplementario Holanda bajó los
brazos. Argentina llegó al final al límite de sus fuerzas, pero sumamente
confiada en la victoria desde los doce pasos. Mientras la historia lo tiene
entre los ganadores, su rival carga con
una enorme lista de fracasos que lo viene
acompañando desde que en Alemania 1974
sorprendió al mundo con el fútbol de Cruyff y compañía, que inesperadamente cayó
en la final ante el local, iniciando un largo periplo de cuarenta años de
frustraciones mundialistas, un maleficio que perdura hasta hoy, luego de nueve
mundiales en los que fue cuatro veces semifinalista y tres de ellas subcampeón.
Campeón, nunca.
Argentina había llegado al
mundial confiando en su poder ofensivo pero generando dudas respecto del nivel de sus defensores y de
la poca actividad previa de sus tres arqueros. Todo ocurrió al revés, sobre
todo después del ingreso de Demichelis y Biglia, Romero cumplió, y fue
creciendo la figura de Javier Mascherano, una especie de héroe nacional, como
Subín, pero en carne propia, el abanderado del esfuerzo y la convicción
ganadora que Argentina logró imponer en este Mundial desde su figura Si de
verdad todo el plantel se ha contagiado de Mascherano, el domingo no importará
el cansancio ni las ausencias, solo la sed de victoria.
Hace 24 años, el equipo de Bilardo había llegado a la final de Italia 90
arrastrándose de cansancio, diezmado por las lesiones y las suspensiones, se
debatió con bravura ante el equipo de Beckenbauer. Argentina había eliminado en
semifinales al local en los penales, y se había colado en la final de manera
inesperada. A diez minutos del cierre, con el resultado parcial en cero, Edgardo
Codesal, en nombre de la entidad que hasta hoy, a los 63 años de edad, aún lo
emplea, otorgó un penal que lo cubrirá de vergüenza mientras viva. 24 años después,
en Brasil, el equipo de Sabella ha recobrado esa fiereza.
Para encontrar la última victoria Argentina en una final hay que remontarse a 1986, a la epopeya de Diego
Maradona en su mejor momento. Fue una tarde inolvidable ante ¡cuando no! Alemania,
un recuerdo grabado a fuego en la memoria del pueblo argentino. Fue el Mundial
de la mano de Dios y del Barrilete Cósmico, y Argentina uno de los mejores
campeones de la historia. Después llegaron las frustraciones. Y ahora es el
tiempo de Messi, que ya jugó dos mundiales sin poder imponer su categoría, y disputará
su primera final. Para casi todos Alemania es favorita, sobre todo después de
la goleada ante Brasil que hizo olvidar que no pudo vencer a Ghana, y lo mucho
que le costó superar a EUU, Argelia y Francia. La victoria sería su cuarta
conquista, igual que Italia, una menos que Brasil, lejos de Uruguay y Argentina
que ganaron dos mundiales. Para ganarle a Alemania, Argentina tiene que apretar
las marcas, llevar las acciones a la línea media y abastecer con juego corto a
Messi, que hasta hoy apareció en cuentagotas. Le alcanzó para confirmar que es el
mejor futbolista de la actualidad, pero para subirse al podio de Pelé y
Maradona le falta ganar un mundial de visitante y ser la figura excluyente del torneo.
A Cruyff, Passarella, Platiní, Rumenigge, Ronaldo, Zidane e Iniesta no les
alcanzó. El domingo, Lionel Messi la tiene servida.