Informe Económico Semanal del Banco Ciudad
En una semana en la que el foco estuvo centrado en si la Corte Suprema de Estados Unidos acepta finalmente tomar el caso de los holdouts contra la Argentina (lo cual se conocerá formalmente el lunes), el BCRA siguió avanzando en medidas que apuntan a reducir las tasas de interés, en un marco de mayor volatilidad cambiaria, trazando una jugada no exenta de riesgos.Tras la virtual paridad a 8 pesos por dólar que el BCRA instauró tras la devaluación de enero, la autoridad monetaria comenzó a ensayar a partir de mayo un deslizamiento del tipo de cambio oficial que, con intermitencias, continúa hasta el día de hoy (medida que procura compensar la erosión del tipo de cambio real derivada de la aceleración inflacionaria desatada, justamente, por la propia devaluación de inicios de año, algo que demostró que el pasaje del tipo de cambio a precios –o pass-through- resulta particularmente alto en el caso de los bienes transables). En la primera semana de mayo, el tipo de cambio oficial contra el dólar se deslizó 0,8%, hasta $8,06, para luego, tras un breve impasse, moverse en lo que va junio 1,1%, acercándose a $8,15. Más allá de la volatilidad que el Banco Central quiere instaurar a la pauta devaluatoria, lo cierto es que desde que comenzó este proceso, el peso se depreció casi un 2%.
Paralelamente, en lo que respecta a las tasas de interés, la autoridad monetaria viene apostando a una baja. En sus licitaciones de la tercera semana de abril y la primera de mayo, el BCRA avanzó en una reducción de 2 puntos en las tasas de interés pagadas por los instrumentos de regulación monetaria (LEBACs), referencia del mercado de dinero. Ante el estancamiento del crédito y el enfriamiento de la actividad agregada, a estos movimientos sumó esta semana una regulación que fija topes a las tasas de interés que los bancos pueden cobrar por sus préstamos a individuos, además de poner el ojo en las comisiones. A la
inversa del objetivo buscado, la medida reducirá la oferta de crédito de los bancos, a la vez que para compensar su pérdida de rentabilidad, las entidades profundizarán la tendencia bajista que ya se viene registrando en las tasas que pagan por sus depósitos. Resultado: más presión sobre el “blue” y la brecha cambiaria.
Como era de esperar, ante un deslizamiento más acelerado del tipo de cambio y una baja de las tasas de interés, las liquidaciones de los exportadores comenzaron a retacear, pese a la estacionalidad positiva de la cosecha. Las reservas internacionales crecieron en mayo (USD 322 millones) y lo que va junio (USD 267 millones) bien por debajo de lo observado en abril (USD 1.213 millones), cuando las expectativas de devaluación eran bajas y las tasas de interés más elevadas.
Ante los últimos movimientos del BCRA, y en un marco en el que el sesgo de la política fiscal no cambia, la posibilidad de transitar un segundo semestre sin disrupciones depende, en forma crucial, de una resolución positiva del caso contra los holdouts, el cual (hoy por hoy) básicamente radica en que la Corte de EE.UU. pida la intervención del Procurador del gobierno de Obama, retrasando una resolución para 2015, cuando cae la clausula que impide dar un tratamiento más ventajoso a los fondos buitre respecto de los acreedores que ingresaron a las anteriores canjes.
De darse este escenario, el gobierno apuesta a volver a los mercados voluntarios de deuda y reactivar préstamos multilaterales, de manera de engrosar las reservas y aplacar las expectativas de devaluación, en un escenario en el que persiste la escasez de dólares. La contracara de esta mayor estabilidad a corto plazo estaría dada por la mochila cada vez más pesada en materia de endeudamiento que recaería sobre la administración que acceda al poder a fin de 2015, la cual verá limitado su poder de financiar con crédito externo los ajustes que la actual administración viene postergando de manera sistemática.