por Alejandro Chitrángulo
Según un informe extractado de la pagina de Internet de la Asociación Americana de Psicología, la depresión juvenil, es un trastorno que se presenta durante los años de la adolescencia y se caracteriza por sentimientos persistentes de tristeza, desánimo, pérdida de la autoestima y ausencia de interés en las actividades comunes. Puede ser una respuesta transitoria a muchas situaciones y factores de estrés. Este estado, común en los adolescentes, en muchos casos esta relacionado con el proceso normal de maduración, con la influencia de varios factores, concatenados como pueden ser: las hormonas sexuales, los conflictos de independencia con los padres, la muerte de un amigo o pariente, la pérdida de un padre por muerte o por divorcio, abuso infantil, atención inestable, falta de habilidades sociales, enfermedad crónica, la ruptura con la novia o el fracaso en la escuela y antecedentes familiares de depresión.Los adolescentes que presentan baja autoestima, que son muy autocríticos o que perciben poco sentido de control sobre los eventos negativos presentan un riesgo particular de deprimirse cuando experimentan eventos generadores de estrés. Los especialistas, autores del informe, comentan que a menudo es difícil diagnosticar la verdadera depresión en adolescentes debido a que su comportamiento normal se caracteriza por variaciones del estado de ánimo, con períodos alternos de “el mundo es un sitio maravilloso” y “la vida apesta”. Estos estados de ánimo pueden alternar en períodos de horas o días.
Los padres y educadores deben estar muy atentos a las señales como son: la depresión persistente, el rendimiento escolar inestable, las relaciones caóticas con familiares y amigos, el abuso de substancias, el exceso en el dormir, cambio en los hábitos alimenticios, incluso el comportamiento criminal (como el hurto) pueden ser signos de depresión. También explica el Dr. Jhon Burton, jefe del equipo de Psiquiatría del Hospital J.F. Kennedy de Meriland y co-autor del informe que, “Otro síntoma común de la depresión adolescente es una obsesión con la muerte, que puede tomar la forma ya sea de pensamientos suicidas o temores acerca de la muerte y del mismo hecho de morir, este y otros comportamientos negativos pueden indicar
un episodio depresivo serio”.
Por lo general, la enfermedad depresiva prolongada comienza en la adolescencia o los años de adulto joven. Siendo Las niñas adolescentes quienes presentan el doble de posibilidades de experimentar depresión que los niños.
Alrededor del 15 al 20% de los adolescentes en Estados Unidos ha experimentado un episodio severo de depresión, que es similar a la proporción de adultos que sufren de depresión.
Complicaciones y tratamiento
El suicidio en los adolescentes se asocia con la depresión al igual que con muchos otros factores. A menudo, la depresión interfiere con las relaciones interpersonales. Los adolescentes con depresión frecuentemente presentan otros problemas psiquiátricos, como trastornos de ansiedad. También se asocia comúnmente con violencia y comportamiento imprudente. Coexistiendo frecuentemente problemas como el abuso de drogas y el consumo de alcohol y cigarrillo. Por lo general, los adolescentes con problemas psiquiátricos adicionales requieren un tratamiento prolongado e intensivo. Las opciones terapéuticas para los adolescentes con depresión son similares a las de los adultos deprimidos e incluyen psicoterapia y medicamentos antidepresivos. La terapia de familia puede ser útil si los conflictos de familia contribuyen con la depresión. También puede ser necesario el apoyo de los maestros para ayudar con los problemas escolares. A causa de los problemas de conducta relacionados con la depresión, muchos padres se ven tentados a utilizar soluciones punitivas como campamentos de entrenamiento, programas de aislamiento o escuelas de crecimiento emocional. Estos programas, con frecuencia, utilizan un equipo que no es profesional y hacen uso de terapias de confrontación y castigos rudos. No existe evidencia científica que apoye el uso de estos sistemas.
Estos adolescentes que reaccionan violentamente también pueden verse comprometidos con el sistema de justicia criminal y a menudo se recomienda a los padres no intervenir, sino dejar que “ellos experimenten las consecuencias”. Errónea e infortunadamente, esto puede agravar mas a los adolescentes con problemas, a través de la exposición a compañeros que los desvían más y a una reducción de las oportunidades educativas. Aunque un gran porcentaje de los adolescentes en el sistema de justicia criminal presentan trastornos mentales, como depresión, pocas prisiones juveniles, o reformatorios brindan un tratamiento adecuado.
La comunicación abierta con el adolescente puede ayudar a identificar la depresión a tiempo. La asesoría puede ayudar a los adolescentes a sobrellevar los períodos de estado de ánimo bajo. La terapia conductual cognitiva, que enseña a las personas deprimidas a combatir los pensamientos negativos y a reconocerlos como síntomas y no como la realidad de su mundo, es el tratamiento no medicado más efectivo para la depresión. Se debe garantizar que los consejeros o psicólogos que se busquen estén capacitados en el uso de este método. Es posible que los episodios de depresión no se puedan prevenir en adolescentes con fuertes antecedentes familiares de este problema o con múltiples factores de riesgo, pero la identificación oportuna y el tratamiento rápido y comprehensivo puede prevenir o posponer los episodios posteriores.
Fuente: Página Web de la Asociación Americana de Psicología
Prestar atención a los siguientes síntomas:
· Estado de ánimo depresivo o irritable
· Mal genio, agitación
· Pérdida del interés en las actividades, apatía
· Disminución del placer por las actividades diarias
· Incapacidad de disfrutar de actividades que solían ser placenteras
· Cambios en el apetito, por lo general pérdida del apetito pero a veces aumento del mismo
· Cambios de peso involuntarios (aumento de peso o pérdida de peso involuntaria)
· Dificultad para conciliar el sueño o para permanecer dormido (insomnio) persistentes
· Somnolencia diurna excesiva
· Fatiga
· Problemas para concentrarse
· Problemas para tomar decisiones
· Episodios de pérdida de la memoria (amnesia)
· Preocupación consigo mismo
· Sentimientos de minusvalía, tristeza o desprecio hacia sí mismo
· Sentimientos de culpabilidad excesivos o inapropiados.
· Comportamiento inadecuado (incumplimiento de horarios, actitud desafiante poco común)
· Pensamientos sobre suicidio o miedos o preocupaciones obsesivos sobre la muerte
· Planes para cometer suicidio o intentos reales de suicidio
· Patrón de comportamiento exageradamente irresponsable.