martes, 17 de junio de 2014

El “Pensamiento nacional”, una corriente del capitalismo

por Lisandro Martínez*

lisandromartinez47@yahoo.com.ar

  Ricardo Foster ha sido designado para la Secretaría del “Pensamiento Nacional”. 
  La idea de un pensamiento nacional es que no sea universal, por lo tanto es una elaboración mezquina y reaccionaria. Es la idea de la Junta Militar durante Malvinas de emitir sólo música nacional, como si fuera lo que correspondía oír a un pueblo escarnecido por la corrupción y las desapariciones. 
En 1899 un prócer del Pensamiento Nacional, Miguel Cané, a pedido de las patronales presentó en el Senado un proyecto de ley de expulsión de extranjeros. La “Ley de Residencia” sancionada en 1902 por el Congreso habilitó al gobierno a expulsar a inmigrantes sin juicio previo. La ley fue utilizada para reprimir la organización sindical obrera, expulsando a anarquistas y socialistas. 
 Esa ley fue derogada hace más de 50 años pero aún en muchos sindicatos los extranjeros no pueden ser de la comisión directiva. 
Intelectuales como Lugones o el núcleo pesado del “pensamiento nacional”,  Manuel Carlés, el perito Moreno, el cura Miguel D’Andrea y el estanciero Martínez de Hoz (quien recibió de Roca 2.500.000 hectáreas propiedad de pampas y ranqueles), son los verdaderos “padres del pensamiento nacional”, un manto encubridor de estafas de toda laya blandiendo la celeste y blanca. 
 “Los piensa en gaucho”, se posicionaron siempre bajo el ala de los explotadores contra los explotados y parieron ideas cavernícolas en nombre de la pureza criolla. Es notable que fueran los que usaran por primera vez la picana en seres humanos y los que fundaran grupos paramilitares como la Liga Patriótica, “Los cajetillas” y “la Triple A”. 
  El 4/6/1943 el general Rawson, un líder del pensamiento nacional camino a tomar el poder
, mintió al decir: “El comunismo amenaza sentar sus reales en un país pletórico de probabilidades por ausencia de previsiones sociales”.
  La CGT copada por los infiltrados de la patronal reformuló los estatutos en abril de 1950: Artículo 4º: “Encomendar a las organizaciones afiliadas y a los trabajadores  la eliminación de los elementos comunistas de los puestos de dirección, impidiendo ejerzan su perniciosa influencia en el movimiento obrero”.
   En la década del ‘50 Perón pretendió estrangular la realidad y que la vida pasara por una estrecha visión retrograda dominada por la superstición y los prejuicios e impuso la educación religiosa católica en la escuela pública. 
  El pensamiento nacional tiene muy poco de nacional cuando levanta la idea de un prototipo de habitante nativo, algo que en Argentina desapareció cuando Roca en lugar de incorporarlos a la civilización masacró indígenas. 
  Los “piensa en gaucho” contrabandean que la fundación del movimiento obrero en Argentina tuvo que ver con Yrigoyen y Perón. Estos gobernantes transformaron a los sindicatos de organismos de lucha en instrumento del estado capitalista y establecieron las bases donde hoy sobrevive la siniestra burocracia sindical. El movimiento obrero organizado sobrevino de la mano del activismo internacional, así nacieron las primeras organizaciones de defensa obrera. Por el contrario quienes andaban con la azul y blanca golpeándose el pecho en esa época respondían a la patronal inglesa en los saladeros, los frigoríficos y las estancias. 
  El gaucho como representante de la cultura nacional es un contrasentido ya que la burguesía “nacional” -comercial y terrateniente- para apropiarse de la nación lo puso fuera de la ley y lo forzó a incorporarse a “la civilización” a fuerza de leva, cepo y fortines de frontera. Esto llevó al paisano a la delincuencia, por eso los personajes centrales del Martín Fierro -libro de la “epopeya nacional”- no podían ser otra cosa que dos marginales: Fierro, matrero y discriminador racial y Vizcacha, un anciano ladino y prejuicioso que tiene todos los defectos y ninguna de las virtudes humanas. Estos personajes a pesar de su descomposición son presentados como el paradigma de la cultura criolla que recomienda: “Hacete amigo del juez…” 
  El “pensamiento nacional” necesita adjurar del pensamiento universal y cosmopolita para no tener que comparar “su” libro nacional con otras expresiones que tratan de elevar la condición humana: El Mío Cid, El Quijote, etcétera.
  Montados en el paraíso perdido -la vida bucólica del campo- y con la llegada del campesinado (los cabecitas negras) a la ciudad pretenden establecer que la fundación del movimiento obrero fue producto de un sector de explotados atrasado política y sindicalmente. La constitución de la clase obrera en Argentina tuvo raíces internacionales cuando se fundaron los sindicatos, primero como “socorros mutuos” y luego como instrumento de reclamo y lucha por las reivindicaciones obreras para defenderse de la burguesía nacional, de la cual el “pensamiento nacional” selecciona sus líderes. El lugar reservado por los “nacionales” a la clase obrera fue siempre de columna vertebral (el lomo que aguanta) mientras la dirección está reservada  a la patronal que construye bóvedas. 
  En las instancias más representativas del “pensamiento y el socialismo nacional” está la elaboración de uno de los cuadros intelectuales de la izquierda peronista de los ‘70, que definió “El movimiento Nacional y Popular no debe plantearse como partido de clase” (Poder y dependencia” Roberto Carri) Rev. Antropología 3er. Mundo Nº4, Bs. As Septiembre 1970. 
  Carri fue profesor de la UBA e integrante de las “Cátedras Nacionales” de 1973 a 1977 cuando fue desaparecido. Actuaban entre otros en las Cátedras Nacionales, Alcira Argumedo (hoy Fapunen) y Horacio González (hoy Carta Abierta).
  Otro “number one” de aquel momento Guillermo Gutiérrez, filósofo adscripto a la Doctrina Social de la Iglesia, señalaba en “Pensamiento Nacional y política” (Rev. Antropológica 3er Mundo Nº 4) “la necesidad de la elaboración del pensamiento peronista, que acentúa su eficacia política, su capacidad formadora de cuadros y su característica de ser un arma contra el pensamiento imperialista”. 
  La utopía reaccionaria de convertir a la patronal en agente de la liberación nacional y social ha fracasado. Los cuadros peronistas entregaron los recursos naturales al mejor postor, multiplicaron la deuda con los usureros, produjeron una catástrofe social contabilizada en pobreza y desocupación, encubren a genocidas como Milani y son tropa de ocupación de EEUU en Haití. 
  Sólo la clase obrera organizada en su partido puede llevar adelante las tareas de liberación nacional y social.
(*) Miembro del PO