por Lisandro Martínez*
lisandromartinez47@yahoo.com.arLa acción de la comadreja, que chupa los huevos sin destruir la cáscara, ha sido utilizada -tomando versos de William Shakespeare- por estudiosos para representar el desarme
de los programas de beneficios sociales sin que exteriormente se note.
Hace 97 años se declaró la primera huelga ferroviaria en Argentina, que duró tres semanas del 24/9 al 18/10/1917. Frente a la intransigencia de las empresas inglesas y el malestar laboral tres sindicatos: La Fraternidad, la Federación Obrera Ferrocarrilera y la Asociación Argentina de Telegrafistas, decidieron ir a la huelga y coordinar las negociaciones del conflicto. La huelga paralizó totalmente por primera vez el servicio ferroviario en toda la nación. Los trabajadores se lanzaron a las calles con sus familias a divulgar el conflicto. No hubo ciudad donde no se desarrollaran asambleas, conferencias o movilizaciones de apoyo. Las mujeres desde el principio hasta el final tuvieron una participación extraordinaria.
La represión del gobierno y la patronal se cobró la vida de varios huelguistas en San Luis, Córdoba, Tucumán y en los talleres de la empresa Gran Sud. En la encrucijada, el gobierno de Hipólito Yrigoyen no tuvo otra que convalidar el gran triunfo obrero con conquistas estratégicas: 1) Ley de jubilaciones y pensiones para ferroviarios. 2) Aumento de salarios depreciados por la guerra. 3) Reincorporación de los despedidos de cinco años atrás.
Tres semanas de intensa lucha pusieron en vigencia la jubilación y el salario diferido que cobrarían de allí en más los obreros ferroviarios cuando ya no pudieran trabajar.
A las grandes conquistas todos los gobiernos desde Yrigoyen hasta CFK les fueron encontrando la vuelta para vaciarlas de contenido. Lo “social’ fue convertido en el huevo que la comadreja vacía de contenido y deja la fachada intacta.
En 2001 la Alianza, para agrandar las ganancias patronales, permitió que el período de prueba laboral se extendiera a 12 meses lo que conllevaba a que los empresarios no
aportaran al Anses e incluso bajó el 13% las jubilaciones.
En el cuadro de vaciamiento continuo de las cajas obreras –por la conducta de la burguesía en el poder- tenemos al Régimen de Jubilación obligatoria que se ha transformado para el 70% de los jubilados (4.500.000) en $2.674,42.
En lugar de salario diferido ahora el estado patronal paga el 25% de la canasta familiar. La jubilación se transformó en un subsidio asistencial como el que otorgaban las “damas de caridad” a los menesterosos en el siglo XIX. Para ir a fondo con la violación a los derechos del anciano los funcionarios públicos disponen de los fondos del Anses para el pago de la deuda externa y del Subsidio Universal por hijo, ambas obligaciones adquiridas por el estado y no por los jubilados.
Pero como la comadreja, el régimen político ha convertido una conquista en su contrario y las patronales comprometidas a pagar de por vida esos salarios diferidos han sido en cambio premiadas por CFK con un descuento importante en la contribución que por ley deben aportar. Esto desfinancia a la Anses y CFK ha encontrado “la solución” a través de los impuestos al consumo (IVA) y a los salarios (ganancias), por lo tanto quienes pagan la jubilación, de hambre, enteramente son los propios trabajadores.
La vigencia del 82% móvil CFK la vetó en 2010 argumentando que quienes la sancionaron por ley querían la quiebra del gobierno.
CFK ha formulado dos moratorias jubilatorias, una en 2011 y otra en 2014; las dos son tramposas desde el inicio, ya que una vez otorgado “el beneficio” se demora el pago 3 meses concentrando una masa de dinero que durante 90 días es manipulada a su antojo por los funcionarios.
Para la versión 2014 la comadreja va por más y ha decidido que para acceder a la moratoria, primero las víctimas de la desocupación tienen que dar fe de querer jubilarse y depositar primero una cantidad de cuotas. Segundo, se ajustará con el índice de la movilidad jubilatoria, reduciendo aun más el otrora salario diferido a por debajo de la subsistencia. Durante 10 años se calcula que los damnificados por el trabajo en negro cobrarán entre $1500 y $2000. Tercero, por una discrecionalidad anticonstitucional el funcionariado podrá negar el ingreso al “beneficio” ya que se investigará el estado patrimonial de cada solicitante y la existencia de otros ingresos o la capacidad económica, con lo que queda demostrado que a la moratoria se accede previo comprobante de pobreza. Cuarto, a pesar de ser los capitalistas beneficiarios de esa confiscación, los Nac&Pop obligan a que el propio trabajador se autofinancie la moratoria y termine percibiendo un mendrugo asistencial.
Los principales beneficiarios de las dos moratorias son las patronales negreras que no depositaron aportes propios y se robaron el de los trabajadores desfinanciando ANSES. Este es el remate de una política de tercerización y trabajo en negro que la burguesía y sus políticos han defendido durante los últimos 20 años.
Las moratorias Nac&Pop vinieron a precarizar al sistema jubilatorio donde los “abuelitos”, como dice el cínico Bossio, pasen a ser los harapientos del siglo XXI y no figuren en las estadísticas como marginales.
Las moratorias compiten en perversidad con el subsidio universal por hijo, otra medida condenatoria para una franja enorme de la población que es obligada a no buscar trabajo ya que la oferta laboral es mediante contratos basura; una vez que se ingresa al trabajo cae el subsidio y como el empleo es precario a los pocos meses se pierde.
El gobierno especula con la caja del Anses. Desconoce la desactualización de los montos. En 2012 inventó la tarjeta Argenta donde los jubilados pueden pedir prestado su propio dinero y lo devuelven con intereses usurarios del 17 al 23% anual. Quiere voltear mediante una cacería de brujas a los Jueces de Seguridad Social, Luis Herrero y Emilio Fernández, que han fallado miles de veces a favor de los jubilados de acuerdo a lo resuelto por la Corte en los casos Eliff y Badaro.
Los Nac&Pop en su versión final representan los intereses de las grandes corporaciones asegurando el pago a los fondos buitres, a Repsol, el Club de Paris y el ataque despiadado contra trabajadores y jubilados.
82 % móvil.
Defensa de los jueces Herrero y Fernández.
Salario igual a la canasta Familiar.
Repudio a la deuda externa.
Reorganización social mediante un gobierno de trabajadores.
(*) Del Partido Obrero