por Marcelo Calvente
amrcelocalvente@gmail.comEl Torneo Final 2014 ya es historia, Lanús y Newell’s empataron 1 a 1 y el Grana no logró el cupo internacional en disputa. En un vibrante partido fue muy superior a su rival, se puso en ventaja a los 25’ por intermedio de Ayala de media distancia, y dispuso de varias ocasiones para aumentar, con Junior Benítez como figura relevante, el muy buen trabajo del paraguayo y un Pulpito González brillante en su función de pasador. Una vez más, el Grana dominó, y el rival encontró un gol que no mereció. Como viene sucediendo últimamente fue a buscar la victoria con gran decisión, y en el tramo final y con un hombre menos, generó situaciones claras de gol que no pudo concretar, y una vez más se fue aplaudido pero con las manos vacías. No obstante, en Lanús todo es alegría. La competencia volverá después del mundial, y hay tiempo suficiente como para corregir lo que no salió bien, para desprenderse de quien no suma y para contratar a quien haga falta traer, siempre manteniendo la base del equipo titular. Aunque muchos no lo sepan, así son las cosas en los clubes serios y ordenados
Por primera vez en mucho tiempo el plantel granate va a descansar. Lo hará luego de haber redondeado un ciclo espectacular, campeón de la Sudamericana 2013, gran animador del Torneo Inicial de ese mismo año, del Final del presente y de la Copa Libertadores de la que acaba de despedirse en cuartos de final. Descansará conciente de que tuvo un muy buen semestre, pero que no se logró el nivel exhibido en el que lo antecedió. Conocemos de sobra los motivos, y los podemos englobar en cuatro grandes grupos: Desgaste, ausencias, otros, y no sabe no contesta. Durante el ciclo 2013/14 que termina, Lanús aprendió muchas cosas, por ejemplo a enfrentar rivales poderosos y lejanos. Aprendió a jugar en la altura más alta;
aprendió que los árbitros y asistentes internacionales pueden ser mucho más peligrosos que los argentinos. Aprendió también que en la serie de dos, cuando se tiene un gol a favor -sea de visitante o de local- no se va a buscar otro gol a la desesperada, arriesgando esa ventaja a una contra letal. Y también aprendió que un remate de cuarenta metros, ejecutado con comodidad, puede resultar inatajable incluso para uno de los mejores arqueros del continente. El remate maldito de William Ferreira, la pesadilla recurrente que obliga a volver una y otra vez sobre él.
Es difícil no volver a pensar que el poderoso Bolívar, con un equipo indudablemente inferior, hace apenas cuatro días eliminó a Lanús, y no le generó una sola situación de gol hasta el tramo final del complemento, en La Paz, cuando el granate echó el resto con un hombre menos. Es imposible no pensar que ese gol fuera de libreto de Ferreira tuvo la culpa y no volver a sentir escalofrió al recordar su maligno y traumático remate. Si Lanús cerraba el partido ganando uno a cero en La Fortaleza, jugando con calma y orden en Bolivia, y sobre todo corriendo menos y mejor, no hay forma de imaginar de qué manera podría haber vulnerado el local la valla de Marchesín. Es más sencillo verlo desde el futuro y considerar que Lanús sobredimensionó a la altura. Pero luego de aquel arranque fulminante en La Fortaleza, cuando el Bolívar perdía inocentemente las marcas y no podía parar los ataques granates ¿Cómo no intentar estirar la diferencia para ir con más margen a La Paz? Todo es experiencia. Es difícil que la secuencia se repita -al menos de la forma en que se hizo en el tramo final del partido de ida- mientras Guillermo siga siendo el técnico de Lanús. Esas cosas no se le pasan.
Durante la Copa Libertadores, Lanús sufrió las expulsiones de Marchesín, Santiago Silva y el Cali Izquierdoz, la más inexplicable e inoportuna. En la noche de ayer, otra vez en el momento menos propicio y de manera insensata, se quedó con uno menos cuando debía buscar el gol. El Pulpito González debería replantearse el personaje de caudillo malevo que viene interpretando. Lo suyo es el juego. Siempre hace falta aportar presencia, pero por ahora no tiene la chapa de Heinze, ni de Cubero ni de Verón, que manejan los arbitrajes a su parecer. Seguramente la experiencia impedirá que se repita en el futuro. El plantel granate, uno imagina, de sobra aprendió que para ganar hay que terminar con once.
Se inicia un largo receso mundialista, tiempo suficiente para que el cuerpo técnico y la conducción evalúen minuciosamente la gran campaña realizada y pongan manos a la obra para superar cada dificultad y para corregir cada falencia individual y colectiva que pudiere haber perjudicado el andar del equipo. Se vienen muchas competencias y demasiados viajes, y hay puestos que no están cubiertos, ni en calidad ni en cantidad. Seguramente habrá algunas ventas. Marchesín, Paolo Goltz, Izquierdoz, González, Ayala y Junior son valores que pueden interesar en los principales mercados, sería muy bueno que las ventas de un par de ellos se concreten cuanto antes, con tiempo para buscar los mejores reemplazantes posibles. Jugadores como Araujo, Velázquez, Somoza, Ortiz, Lautaro Acosta y el Pelado Silva, si es que siguen en los planes del entrenador, tendrán una de sus últimas oportunidades de ganar buen dinero y lograr títulos importantes, y si tienen la motivación necesaria como para afrontar el desafío, serán una vez más la columna vertebral del futuro equipo de Guillermo. Por ahora, es tiempo de tratar de meterse de lleno en el Mundial. Otra no queda.