
La señora, una santiagueña de 63 años pasó tres años esclavizada por la dueña de la casa (foto) que la había tomado en principio como empleada doméstica.
Norma relató que su patrona le negaba la comida, le retenía el sueldo, tampoco le permitía bañarse con agua caliente ni mirar televisión. Además, sólo le permitió salir unas pocas veces y bajo su custodia. Le pagaban entre 800 o 900 pesos por mes, y por ejemplo, si deseaba tomar mate, debía comprar con su dinero el azúcar y la yerba.
La comisaria Norma Napolitano informó que se encontraba la víctima en muy malas condiciones físicas, y su patrona, una mujer de 86 años -que por su edad no fue detenida- podría ser imputada por reducción a la servidumbre o por trata de personas.