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jueves, 22 de mayo de 2014

La solidez kirchnerista y el desparramo opositor

por Omar Dalponte*  

 nuevospropositos@hotmail.com 

Sin ninguna duda podemos afirmar que, tal como viene ocurriendo, la oposición -en cualquiera de sus variantes- continuará descargando su artillería contra el gobierno nacional y hacia todo dirigente kirchnerista que asome como candidato presidencial para las próximas elecciones. Ni bien pasadas las elecciones del año 2011 el primer objetivo de la operación desgaste fue Amado Boudou y convengamos que a través de acusaciones sin sustento y denuncias carentes de fundamento consiguieron afectar la imagen de un dirigente carismático y capaz que aparecía en el escenario político con grandes posibilidades a futuro.
Los grandes medios de comunicación enemigos del gobierno fueron los encargados de instalar un cúmulo de falsedades contra del vicepresidente de la Nación y lograron que las mismas tuviesen repercusión en la sociedad. Los jueces cómplices se prestaron al juego sucio y al no emitir fallos transparentes y justos contribuyeron a que las mentiras sean tomadas como verdades por no pocos argentinos permeables a los mensajes tramposos de las clase dominantes.
Con un candidato como Amado Boudou la derecha de los
partidos políticos y sus patrones hubiesen tocado el cielo con las manos. Pero como es kirchnerista resultó, para ellos, absolutamente necesario aniquilarlo públicamente. Ahora, después del triunfo parcial del año pasado creyeron haber hallado en Sergio Massa una figura opositora hecha a gusto y paladar. Claro que la realidad siempre se muestra descarnada y en la medida que transcurren los meses, quienes imaginaron prematuramente contar con un personaje atrayente y exclusivo para derrotar al kirchnerismo transitan sobre terrenos resbaladizos sin convencer a demasiada gente. En el 2013 no les fue mal y eso los hizo soñar
con amaneceres triunfantes del antipueblo en los que recibirían a muy bajo precio los pasajes de regreso al pasado de la patria financiera, la desocupación, la miseria y el país ahogado por los usureros internacionales.
Probablemente, antes de lo esperado, en los laboratorios opositores comprendieron que "su esperanza blanca" no es tan atrayente ni exclusiva. Son varias las fracciones que disputan entre ellas con el afán de ser ganadores en las próximas elecciones, y aunque recitan todas el mismo 
discurso y repiten idénticos insultos contra el gobierno de Cristina Fernández, cada una camina por su lado sin propuestas y sin poder superar el estado de anemia en que se encuentran. Por ahora esto es así y ninguna expresión política de la oposición alcanza el veinte por ciento de los votos. Difícil es predecir que ocurrirá dentro de algún tiempo pero, de seguir así las cosas, la victoria del kirchnerismo en 2015 estaría asegurada. Evidentemente, hasta el momento, a los enemigos del gobierno nacional no les da buen resultado desparramar mentiras en los canales de televisión, su maridaje con burócratas sindicales y mucho menos la cercanía de gremialistas traidores con pretensiones destituyentes que, seguramente comprados con dinero sucio, perjudican a miles de trabajadores paralizando servicios de transporte esenciales.
Sin alharaca ni temores, el gobierno, con su solidez habitual y el manejo de los tiempos políticos en sus manos, continúa produciendo hechos en beneficio de la totalidad de los argentinos, afirmando acciones en favor de los sectores populares, aplicando políticas de inclusión y fortaleciendo al activo militante con la juventud como fuerza de gran importancia para la consolidación y crecimiento del espacio kirchnerista.
La construcción de la fuerza política del kirchnerismo hoy es una realidad que más allá de los avatares electorales ha logrado un desarrollo que garantiza su presencia por largos años. De aquí en adelante, si las ambiciones de los seres humanos no prevalecen sobre las necesidades del pueblo y se continúa por la senda de la unidad, organización, solidaridad y movilización de esta versión peronista conducida por la presidenta Cristina, no habrá paso atrás en lo conseguido durante la década pasada. Es más: el kirchnerismo, con esta o cualquier otra denominación, está llamado a protagonizar el tiempo de transformaciones que se avecina aquí y en los países hermanos de América Latina y el Caribe.
Mientras la oposición navega sin rumbo, el Frente para la Victoria, sus aliados y todos los argentinos que con buena voluntad estén decididos a vivir en un país justo, libre y soberano debemos seguir avanzando con la aplicación de medidas audaces y en la política de integración de todos los sectores nacionales sin exclusiones. El próximo 25 de Mayo debe ser una jornada de gran presencia popular en las calles y plazas de la República durante la cual, aprovechando el significado de la fecha patria, se proponga un programa de acción en defensa del proyecto nacional en marcha y por transformaciones de fondo para la Argentina del futuro.
   (*) Miembro de Iniciativa Socialista