Informe Económico Semanal del Banco Ciudad
Tras la baja de las tasas de interés de referencia del Banco Central de fin de abril e inicios de mayo y el deslizamiento del tipo de cambio oficial de la semana pasada, en los últimos días se volvieron a vivir momentos de inestabilidad cambiaria. Si bien en una economía sin tipo de cambio fijo alteraciones en la cotización del dólar oficial como las registradas en las últimas jornadas no deberían ser gran noticia, en Argentina, tras más de dos meses de virtual congelamiento del tipo de cambio oficial en $/USD 8, los movimientos ensayados por la autoridad monetaria reavivaron las expectativas de devaluación y generaron un escenario de volatilidad que no se observaba desde inicios de año.Testeando al mercado, el BCRA rompió una regla básica para que los chacareros vendan su producción y los exportadores liquiden sus divisas: previsibilidad cambiaria y una tasa de interés domestica lo suficientemente atractiva como para que no dolaricen el grueso de los pesos obtenidos por sus ventas internas y externas. En un escenario en el que al Banco Central le venía resultando costoso incrementar las reservas pese al fluido ritmo de liquidación de exportaciones, los agentes económicos anticiparon un posible regreso al esquema de minidevaluaciones que, combinado con menores tasas de interés, podría llevar a los exportadores a retacear la oferta de dólares, reavivando las tensiones cambiarias y las expectativas de devaluación a corto plazo. En ese escenario sucedió lo esperado: los agentes económicos que habían optado por mantenerse en pesos, a tasas de interés que resultaban atractivas ante una estabilidad cambiaria que se anticipaba, al menos, hasta mediados de año, volvieron a dolarizar sus carteras, incrementándose la demanda por la divisa norteamericana.
Así, la suba de 7 centavos (0,8%) del tipo de cambio oficial se vio amplificada en los mercados paralelos. El dólar blue pasó de $USD 10,50 a llegar a ubicarse por encima de los
$/USD 12, mientras que el dólar “contado con liquidación” se incrementó incluso en mayor cuantía, para terminar la semana ambos tipos de cambio algo más descomprimidos, ante las señales de que el Banco Central revisaría su estrategia, mostrando una mayor preferencia por la estabilidad cambiaria a corto plazo y la imposición de un freno en la tendencia bajista de las tasas de interés de referencia.
En algún punto, este episodio de volatilidad cambiaria impone un baño de realidad a la autoridad monetaria respecto de los limitantes que tiene para mover el tipo de cambio y las tasas de interés sin mayores daños colaterales. Asimismo, si bien en las próximas jornadas podrían aplacarse las presiones devaluatorias, la mayor estabilidad cambiaria a corto plazo seguramente implicara mayores correcciones en el futuro, toda vez que la inflación apenas cede, pese al freno observado en el nivel de actividad económica (en los últimos cuatro meses la suba de precios absorbió ¾ partes de las ganancias de competitividad cambiaria que siguieron a la devaluación de enero).
La otra novedad de la semana, asociada a los rumores de tensiones entre el Ministerio de Economía y el Banco Central para encontrar la forma de reactivar la economía, tiene lugar en un escenario en el que prácticamente no hay sector económico que no presente números en rojo en el inicio de 2014.
Tanto las mediciones oficiales como privadas coinciden en señalar una caída interanual de la actividad económica (-0,9% en marzo según el INDEC y -1,6% en abril de acuerdo a la medición de Ferreres), con una retracción impulsada, por el lado de la oferta, por la industria, el comercio, la construcción y la actividad inmobiliaria, mientras que, por el lado de la demanda, sobresale la caída de la inversión, aunque el consumo también comienza a dar señales de debilidad, en un contexto de fuerte disminución del salario real y los primeros signos de contracción del empleo.
En este sentido, durante el primer trimestre de 2014, la medición oficial de desempleo aumentó hasta el 7,1%, registro que representa un alza trimestral de 0,7 puntos porcentuales, pese a que todavía se ubica 0,8 puntos por debajo de sus niveles de un año atrás (7,9%). Durante el primer trimestre del año, se habrían perdido unos 123 mil puestos de trabajo en los centros urbanos cubiertos por la EPH, lo que equivale a una destrucción de cerca de 200 mil empleos a nivel país, elemento que hubiera resultado en un salto aun mayor de la tasa de desocupación de no mediar una baja en la cantidad de gente que busca empleo, de acuerdo a las estadísticas oficiales (elemento que se viene repitiendo desde el año 2011, despertando dudas entre los analistas respecto de la precisión de las cifras del INDEC sobre el desempleo).