lunes, 5 de mayo de 2014

Habrá que ver quien es menos

por Omar Dalponte*

omardalponte@yahoo.com.ar

Probablemente, las piezas que hoy están ubicadas sobre el tablero político, en los próximos meses cambien de posición. Quienes se dedican a hacer encuestas adjudican, tempranamente, distintos porcentajes de votos a cada uno de los dirigentes que, con mayor o menor énfasis, han declarado sus aspiraciones de competir por el premio mayor en el año 2015. Algunos anticipos, en cuanto a posibles resultados, nos parecen un tanto aventurados pues aún todo transita en el territorio de los amagues . Predecir intenciones de voto con tanta antelación, cuando no se cuenta con indicios sólidos es como hacer dibujos en el aire. Está claro que nadie tiene una bola de cristal que  le indique lo que va a ocurrir electoralmente dentro de un año y medio. Pero las cifras inventadas, utilizadas como herramienta para influir en las decisiones de una porción de los futuros votantes puede servir, de alguna manera, para instalar o sostener determinadas candidaturas.
Convengamos que desde hace mucho tiempo, a través de ciertos medios de comunicación, se miente descaradamente. Y esas mentiras penetran en muchísima gente que no puede comprobar la veracidad de lo que se difunde masivamente o en aquellos que, simplemente, no se preocupan por ver la realidad tal cual es. Además de la propia tropa, no pocos medios de comunicación cuentan en sus programaciones con un verdadero ejército antikirchnerista de fabuladores de derecha y de "izquierda", que intervienen en los canales de televisión o en las radios para difamar o predecir cuanto desastre se les ocurre. Así, mientras se asegura que todas las culpas de los males del país son exclusivas del gobierno nacional y que vivimos en condiciones infrahumanas, en cada fin de semana "largo" se produce un movimiento turístico
fenomenal. Al mismo tiempo que se anuncian "feroces enfrentamientos internos en el oficialismo" las organizaciones del kirchnerismo se organizan, crecen y se multiplican. Como contracara del discurso que afirma un fin del ciclo kirchnerista se realizan congresos abiertos a toda la militancia donde asisten decenas de miles de compañeras y compañeros. En el mismo momento en que figuras gastadas, viejos y nuevos traidores construyen rejuntes políticos sin capacidad ni deseos de aportar alguna idea positiva, las juventudes militantes del "Movimiento Evita", de "La Cámpora", de "Kolina" y de decenas de expresiones que participan activamente en el actual proyecto nacional y popular en marcha, llenan las calles y plazas de la República con alegría y profundas convicciones. Aquí mismo, en nuestra ciudad de Lanús, la JP, "Unidos y Organizados", "Raíz Social" y demás grupos juveniles aportan inteligencia y fervor militante a este instante de gran potencialidad, difícil, pero con una positiva proyección hacia el futuro que, seguramente, no será el que proponen las momias como Pino Solanas, Elisa Carrió o cualquier cagatintas del neoliberalismo ovejuno.
Por otra parte, en el amplio espacio que abarca el peronismo con todos sus matices, siempre pueden surgir sorpresas para los que desean que "este hecho maldito del país burgués" desaparezca definitivamente de la faz de la Tierra. Que nadie se equivoque. Tampoco, por ahora, es posible quitarle al peronismo su identidad, su esencia popular. Mauricio Macri jamás podrá tener influencia alguna en este movimiento que alberga a millones de almas. Sergio Massa, por su parte, en cualquier momento dejará los pantalones colgados en algún alambrado de la Sociedad Rural y añorará los tiempos en que pudo sentir la calidez del pueblo. Es posible ganar un par de elecciones y hacer un recorrido como protagonista aprovechando determinadas disconformidades que siempre existen en la escenario político. Bastante más difícil es llegar a gobernar un país como el nuestro y sostenerse sin estar en sintonía con las necesidades populares ni contar con una estructura política dotada de la fortaleza necesaria. Recordemos las gestiones radicales y la triste experiencia de la Alianza con De la Rúa a la cabeza.
Por nuestra parte, la seguridad de saber quienes y cuantos somos no significa que pasivamente nos dediquemos a ver pasar la vida. Para lograr lo que pretendemos como parte importantísima del campo popular y factor fundamental del Movimiento Nacional tenemos la obligación de corregir nuestras falencias y superar nuestras carencias. Es necesario recomponer en todo lo que sea posible la relación con la parte del movimiento obrero que hoy nos enfrenta. Es bueno tener en cuenta que ciertos burócratas no son tan poderosos como quieren vendernos y que las bases sindicales saben diferenciar los caminos que llevan al bienestar de los que conducen al abismo. Hay que avanzar , más allá de diferencias mayores o menores, en rescatar a quienes alguna vez acompañaron nuestro proyecto y hoy corren el riesgo de quedar atados a las estacas del antipueblo. Debemos insistir hasta el cansancio en la elaboración de un programa moderno, audaz, transformador y de progreso apoyado en la unidad, organización y movilización de nuestro espacio. Si sabemos plantarnos con firmeza podremos decir con el viejo Fierro: " si nos quieren probar que salgan otros a cantar y veremos quien es menos.