por Marcelo Calvente
marcelocalvente@gmail.comCuando la pelota empezó a rodar en La Plata, en el colmado estadio de Gimnasia, Lanús puso en juego sus tres esperanzas: La lucha por el torneo local, la clasificación a la próxima Libertadores, y tangencialmente, la integridad física de sus jugadores, la mayoría titulares, de cara al próximo y prioritario compromiso copero por cuartos de final ante el Bolívar. El local tenía que ganar para seguir solo en la punta, el Grana tenía que ganar para continuar en su persecución, pero también para alcanzar a San Lorenzo, que hoy se está quedando con el único cupo vacante para jugar la Copa en 2015. Pero el local no podía perder, perdería la punta indefectiblemente a manos de River, y Estudiantes, su odiado y temido rival, se pondría a zarpazo de León, últimamente los Triperos vienen sufriendo por demás con los vecinos. Lanús tampoco podía perder, San Lorenzo había sacado tres puntos de ventaja en la noche del sábado, quedar a esa distancia con seis por jugarse no era lo conveniente. San Lorenzo tiene un encuentro muy perdible ante Estudiantes en La Plata, y si bien Lanús no lo tiene fácil, Boca en la Bombonera siempre tiene un plus a favor, es probable la victoria, sobre todo si pone en cancha a los jóvenes y a los más descansados. Con esa receta lo goleó en diciembre en La Fortaleza. Si repite en La Boca, y San Lorenzo pierde con el Pincha, Lanús llega a la última fecha con un punto de ventaja. Todavía no sabemos cómo se jugará la jornada final, pero es muy probable que ambos encuentros se disputen a la misma hora, tanto como que uno de los dos sepa el resultado logrado previamente por el otro. En ese caso, el empate logrado ayer, sumado a una hipotética victoria en la Bombonera puede significar nada más ni nada menos que la clasificación, y con ella el dinero y la fama con que la Libertadores premia
a sus participantes.
Joven estudiante universitario de Ciencias de la Comunicación: sepa que si quiere triunfar en el duro oficio del periodismo, ser un caradura es una gran virtud. Que la gente -es decir el carnicero, doña Rosa, ese muchacho que sabe y la novia del cinco de Sacachispas- diga que el cuerpo técnico de Lanús no haría nada por ganar en el Bosque, dado lo tan hinchas que son del Lobo, no deja de ser una soberana idiotez. Que va’cer, así estamos en estos temas. Pero que los periodistas que trabajan en los grandes medios lo insinúen y hasta se atrevan a consultárselo a Guillermo, es realmente desesperanzador. No es su culpa, es lo que el minuto a minuto exige. Finalmente es el pueblo argentino el que elige la información basura. Seguramente alguno dirá: “lo obligamos a ir al frente”, otro “salió a empatar para no quedar mal con nadie” y otro “vamo a pintarle traidor en el frente de la casa, vamo”. Si algo no ocurrió, es que Lanús manchara en el Bosque su historia de decencia impoluta.
Sin descuidarse en el fondo, ambos salieron a ganar, pero para lograrlo debían hacerse de la pelota, y en esa lucha ninguno pudo imponerse. Cuando la tenía el Grana, Gimnasia retrocedía y le permitía pasar la línea de medios con facilidad, pero ya en tres cuartos lo presionaba con rigor y orden defensivo. Así, el ataque granate perdía claridad, y repetía una secuencia que se observó ante Tigre: Falta de opción de pase de los que tienen la pelota en su poder por un lado, falta de movilidad de los posibles receptores por el otro, el equipo del Mellizo no lograba crear peligro. El primer tiempo no fue lindo, pero si muy intenso. A partir de los 15’ el local empezó a sacar ventaja por su derecha, donde sin demasiada ayuda de Valdez Chamorro, Pasquini no hacía pie. Falto de técnica en la marca mano a mano, lento de reacción en las pelotas paradas y dubitativo en el juego aéreo -aunque mejoró bastante en el complemento- está más que claro que Pasquini puede llegar a ser volante pero no defensor lateral, al menos hasta que no mejore su técnica para la función. Llegando poco, al cabo del primer tiempo Gimnasia fue algo más peligroso, tanto como Lanús fue más prolijo con la pelota en los pies, y ese fue el marco de una paridad que últimamente resulta infrecuente.
Presionado por su público, el local fue por más desde el arranque del complemento. Así se hizo más largo, y su regreso a posiciones defensivas ya no resultó tan efectivo. Ahora con más espacios, el Grana seguía sin encontrar la claridad necesaria en la zona de gestación. Con Somoza cansado y Ayala impreciso, Guillermo apeló al Pulpito González por Valdez Chamorro, tal vez pensando en su personalidad para un partido chivo, pero más en su capacidad de pasador del balón en ataque. Con él en cancha fueron llegando las ocasiones de gol para la visita. El Pelado Silva eligiendo rematar con una tijera en lugar de intentar otra forma más sencilla de definición primero, Astina cara a cara con Monetti errándole al arco después, Firulete Silva lo mismo luego, y por último, ya con Bruno Vides en cancha, el propio Coyita, dudando entre habilitar a Firulete o usarlo como falso pase y definir él, fueron desperdiciando una a una las cuatro chances concretas que tuvieron para ganarlo. Gimnasia dispuso también de las suyas, pero de haber un ganador, en la parte final Lanús estuvo más cerca
La prensa especializada dedicará muchas menos palabras que las que usaron para plantear un despropósito vergonzoso, a la hora de describir que el equipo de Guillermo jugó con gran dignidad, y que se retiró del campo con la frente alta ante el desánimo del público local por el empate. Por ahora, el hincha de Gimnasia se consuela pensando en que tal vez Boca, impulsado y dirigido por su monada, vuelva a dar la nota con otro papelón en la fecha de cierre, dado que el rival directo del Lobo será River. Los periodistas ya se frotan las manos, conociendo la voz iracunda e irracional que gobierna desde las gradas de la Bombonera, eso si que puede llegar a pasar tranquilamente.