martes, 20 de mayo de 2014

¡Cuidado con el té de boldo!

por Alejandro Chitrángulo

Recientemente en algunos medios periodísticos, se hicieron comentarios sobre algunos estudios que aseguran que el boldo es malo para la salud.
La discusión y el debate sobre el boldo tienen su origen en una nota que la doctora Irene Litvan diera en un programa. En la nota la doctora aseguraba que el té de  boldo mataba las células del cerebro y podía desencadenar un tipo raro y grave del mal de Parkinson llamado PSP. “El té de boldo no se debería tomar. Parece algo común pero es realmente muy tóxico. Hay muchos estudios hechos en Francia y Alemania, que demuestran la toxicidad de algunas sustancias que posee, dijo la doctora Litvan.”
¿Quien es Livtan?
Litvan es una reconocida científica y una autoridad neurológica mundial. Nacida en Montevideo y radicada en EE.UU. es directora del Programa de Movimientos Anormales de la Universidad de Louisville. Su trabajo consiste en investigar cómo frenar los efectos de enfermedades como el Parkinson y el Alzheimer y es financiado por el Instituto de Salud de EE.UU que le otorgó 3,4 millones de dólares para realizarlos. Litvan procura también determinar qué tipo de sustancias pueden hacer que una persona con cierta predisposición genética termine por padecer el Parkinson o una variante más compleja y grave, la Parálisis Supranuclear Progresiva (PSP), una enfermedad en la cual los pacientes no responden a los medicamentos. Esas sustancias que pueden desencadenar estas graves enfermedades pueden ser alimentos. Y es allí donde aparece el boldo. 
El boldo (Peumus boldus) es un arbusto de hojas perennes que puede medir hasta seis metros y crece principalmente en Chile, aunque también en Argentina y Perú. Se le conocen usos desde las épocas pre-coloniales. El boldo era usado por indígenas por su capacidad para ayudar a mover el vientre. Con el avance de las épocas, se viene a descubrir que los
alcaloides en el boldo causan la contracción de la vesícula biliar. Esta acción causa que la bilis nunca se precipite y forme cálculos (piedras); por ende son alcaloides que “protegen” la vesícula biliar y por extensión, al hígado.
Los alcaloides presentes en el boldo, tales como la substancia Ascaridol, tienen efectos estimulantes para el sistema nervioso central. Lo que no se sabe a ciencia cierta es donde y por cual mecanismo causa esa estimulación. Esto es usado en algunos países para combatir la fatiga y la resaca; mientras que en algunos países se usa mucho el café para estos temas, en otros se usa el boldo.

Más estudios sobre el boldo
Desde hace mas de un siglo, científicos alemanes, se dedicaron mucho a explotar el campo de la fitoquimica. Una de las cosas que descubrieron con el boldo es que tiene una forma de peróxido natural que es sorprendente. Esta propiedad puede ser usada para la industria química y como veneno. Los alemanes la usaron para las dos cosas.  De hecho, era tan bueno como veneno que por muchos años (y todavía en algunos lados) se lo uso para matar parásitos intestinales. El nombre de Ascaridol dado por los alemanes al alcaloide mas activo del boldo viene justamente de la especie ‘Ascaris lumbricoides’ (también conocido como lombriz solitaria.) 
En 1999 la neuróloga francesa Dominique Caparros-Lefebvre comenzó a investigar por qué en la isla de Guadalupe, en el Caribe, había un número excepcionalmente alto de casos de PSP y manifestaciones atípicas del mal de parkinson. De la investigación surgió que un alto porcentaje de esos enfermos comían con frecuencia los frutos de unos árboles llamados anona muricata y purpurea, y bebían un té hecho con sus hojas. Las frutas de estos árboles son conocidas como pawpaw o soursop en Guadalupe, pero existen en otros lugares de América. El soursop en castellano es conocido como guanábana. El siguiente paso fue estudiar la composición química de la guanábana. Se descubrió entonces que esta planta posee unos alcaloides muy tóxicos, como la reticulina y la isoboldina. Sucesivos estudios de laboratorio revelaron que, por ejemplo, la reticulina mata cierto tipo de células cerebrales. En laboratorios, estos alcaloides desataron el parkinson en animales. Uno o dos pawpaw al mes durante dos años hacen que una rata tenga parkinsonismo.
La doctora Caparros-Lefebvre y sus colaboradores estudiaron luego qué otros plantas consumidas por el ser humano poseen los mismos alcaloides tóxicos. El boldo fue señalado como una de ellas. 
La otra campana
De lo que ocurre con las ratas es muy arriesgado inferir una conclusión clínica porque las ratas reciben dosis muy altas. No todas las especies animales reaccionan igual ante los alimentos. La doctora Ofrenda de Medina, integrante del grupo de trabajo sobre parkinson de la Sociedad de Neurología, dijo que las investigaciones de Caparros-Lefebvre y las denuncias de Litvan son datos sobre los que hay que “esperar una confirmación”. De todos modos alertó sobre el consumo imprudente de hierbas supuestamente medicinales. “Lo principal es que la gente sepa que las hierbas pueden no ser inofensivas. Hay que asesorarse, porque algunas son muy tóxicas”.
Por eso, en varios portales de Internet dedicados al uso de hierbas como Portalfarma.com se advierte que el boldo no puede beberse en forma permanente. “No se recomienda el uso del boldo durante períodos de más de cuatro semanas ni tampoco el uso del aceite esencial de boldo debido a la presencia de sustancias tóxicas e irritantes”. También se agrega que ”el boldo no debe usarse durante el embarazo debido a la presencia de ascaridol, que es una sustancia tóxica que puede producir efectos adversos en el feto”. 
En la página web del doctor Alberto Cormillot se sostiene que el boldo no debe ser consumido por “pacientes con obstrucciones en el tracto biliar o con enfermedad hepática severa”. También que “dosis muy altas pueden causar parálisis”.
Por eso si le gusta el boldo, tómelo esporádicamente, no más de 2 o 3 veces semanales. De esa manera usted podrá disfrutar de los efectos positivos: estimulante, diurético, laxativo, protector del hígado y la vesícula, sin los riesgos del exceso.