por Marcelo Calvente
Después de varios partidos de
andar mediocre, por fin Lanús pudo alinear las ocho columnas que sostienen al
equipo, y así obtuvo una enorme victoria en Torreón por 2 a 0. Con Marchesín: Araujo,
Goltz, el Cali y Maxi; el Pulpito, Somoza y Ayala, Lanús vuelve a ser aquel
campeón de la Sudamericana. Y
si arriba tiene al As de Espadas en condiciones de jugar, mejor aún. Lautaro
Acosta no solo desequilibra a la defensas más pintadas, también contagia a sus
compañeros su disposición a la lucha y su concentración permanente. Junto con
Maxi Velazquez y Ayala, el rey del relevo, quebraron al Santos Laguna por la
derecha de su defensa, hasta marcar la diferencia por medio de Ismael Blanco,
que aprovechó con una media vuelta uno de los tantos desbordes de sus compañeros.
Lanús se adueñó del trámite a fuerza de pelear la pelota en todo el terreno con
decisión y solidaridad, no entregando espacios para el dominio franco, sobre
todo gracias al adelantamiento de una línea de fondo que se entiende y se
conoce. Y cuando el local consiguió quebrar su oposición, apareció la figura
del mejor arquero argentino, Agustín Marchesín, el propio Mundial pide a gritos
su presencia en la fiesta.
Con enorme decisión, Lanús se
olvidó de los contratiempos del viaje, del enorme cansancio y de la bronca por
la derrota en Sarandí. Fue un elenco concentrado, aguerrido, dispuesto a correr
y morder, pero calmo y seguro para jugar
la pelota, con pinceladas de talento -y cuando fue preciso también con pierna
fuerte- de Somoza y el Pulpito, con cambio de frente y panorama de parte de
Ayala, el primer tiempo tuvo en Maxi Velázquez al armador de los ataques
granates, y a Lautaro Acosta como ejecutor de la llegada al fondo y el centro
atrás. Tres veces lo tuvo con esa receta, y en la cuarta Blanco facturó. Como
siempre, el árbitr
o uruguayo le negó a Lanús la sanción de un clarísimo penal a
Acosta al filo del entretiempo. A los cinco del complemento le hicieron otro, y
éste sí, Ubriaco lo cobró: Fue a los cinco y Goltz estiró la diferencia desde
los doce pasos. Para eliminar a Lanús, el Santos tenía ahora que convertir
cuatro goles, la serie estaba técnicamente terminada. Y aquí Lanús paseó su
poderío. El dominio se hizo absoluto, los jugadores locales fueron perdiendo la
cabeza y terminaron con diez, Lanús desperdició un par de chances para estirar aún
más la enorme distancia que tenía a su favor.
El club Lanús retornó
definitivamente a la divisional de privilegio en 1992, después una breve
incursión en 1989/90. Habían pasado 15 años desde la noche negra y tormentosa
del Viejo Gasómetro, el 16 de noviembre de 1977, cuando Platense lo mandó a la
“B” de manera antirreglamentaria. Un año después, y en el mismo escenario pero
ante el humilde Villa Dálmine, escribiría los titulares vespertinos más impensados:
“Lanús bajó a la “C”. La caída, como siempre ocurre, fue el corolario de una
crisis política fenomenal que puso al club al borde de la bancarrota, dejándolo
al borde de la cesación de pagos y técnicamente fundido. Un lento
reordenamiento llevado a cabo por la unidad de todas las agrupaciones se puso
en marcha, que tardó algún tiempo más en plasmarse también en los campos de
juego: Tres años en la “C, otros nueve en la “B”, hasta finalmente acomodarse
en Primera sin riesgo de volver a descender. Allí comienza una etapa de lento
crecimiento deportivo con las direcciones técnicas de Miguel Ángel Russo y
Patricio Hernández, que desembocó en la llegada de un novato Héctor Cuper,
quien conduciría al plantel de 1996
a la primera conquista internacional, la Copa Conmebol. A
parir de esa victoria, hubo un nuevo período de crisis. Un desfile fallido de
técnicos de renombre desemboco en la promoción de 2002, en tanto la tesorería
volvía a pasar dificultades. Los técnicos llegaban y se iban sin lograr
enderezar el rumbo, hasta que a mediados de 2006, con el visto bueno de
Cabrero, la venta de Leandro Gioda trajo la tranquilidad de quedar en cero y
cancelar las deudas de una vez y para siempre. De allí en adelante, el Grana se
estableció entre los mejores equipos argentinos, siempre con Ramón celebró el
título Apertura 2007, con Zubeldía y Schurrer tuvo varias participaciones
internacionales en las que no pudo superar la instancia de octavos de final,
hasta que con el Mellizo ganó la Copa
Sudamericana 2013 y por primera vez en todos estos años,
desde hace una semana encabeza la tabla acumulada de los promedios, la que te
dice la posta de quien es el más grande de los últimos tres años.
Es hora de que todos los hinchas de
fútbol se dediquen a observar con un poco más de atención el milagro granate para
tratar de copiar el proceso, porque es de esta manera y de ninguna otra como
podrán salir adelante los clubes argentinos. Hay una receta, pero lleva muchos
años y hay que tener grandes dirigentes para poder llevarla a cabo, y por sobre
todas las cosas, el apoyo de sus parciales. La impaciencia de la gente y las
divisiones políticas suelen ser un gran obstáculo. Sin la unidad de todas las
agrupaciones no hay forma posible. Y aunque algunas acciones personalistas
suelen tener buen inicio, la falta de dos centenares de dirigentes fieles y
amantes de los colores que trabajen desinteresadamente en los diferentes
departamentos y disciplinas, sumado a los malos negocios que se hacen por falta
de conocimiento, terminan ahuyentando a los mecenas de turno.
Para llevarse el premio mayor de
esta kermés continental, Lanús tenía hasta hoy cuatro muñecos por voltear.
Santos Laguna fue el primero, y cayó de manera inapelable. Ahora viene el
segundo, que tiene a su favor la altura de La Paz , el sorprendente Bolívar que derrotó al
Flamengo en el Maracaná y eliminó al campeón de México en octavos. De salir
airoso, a Lanús le quedarán otros dos muñecos por delante, y así cumplir el
sueño imposible de acceder a la cumbre del fútbol del mundo a nivel clubes, a
disputarse en Marrakech a fin de año junto a los demás campeones de cada continente.
Serán dos obstáculos difíciles, pero de ninguna manera imposibles de superar, sobre
todo si se ajusta un poco la puntería y se tiene un poquito más de suerte. Por
ahora, celebra este inédito logro de estar entre los ocho finalistas, brindando
a la luz de las bombitas de colores y bailando al son del organito.