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miércoles, 23 de abril de 2014

Pensar en grande

por Marcelo Calvente


Lanús perdió por 3 a 1 ante Arsenal, un partido que necesitaba ganar para afianzarse en la lucha por la punta del Torneo Final. Cuándo no, las chances granates sueles tropezar  en Sarandí demasiado habitualmente. La visita se produjo en el marco de la doble competencia, con la vertiginosa cercanía de un viaje a México para un partido que se reconoce como clave para seguir con vida en la Copa Libertadores. La caravana infernal no se detiene. Se juega tan seguido que se confunde con quien y porqué torneo fue el último partido. No se recuerda si hablamos de uno o de otro partido, con aquel otro rival. Lamentablemente la derrota, y sobre todo la desteñida actuación, pone fin a un corto envión que daba para ilusionarse: Lanús había superado a Colón en La Fortaleza, y vencido también a San Lorenzo en su propia cancha con una actuación brillante de dos chicos de la cantera, Astina y Valdez Chamorro, que se sumaron al grupo de los que juegan en las últimas semanas. Para enfrentar a Arsenal, con Acosta y Melano aún en recuperación, el técnico granate tuvo que decidir entre ellos y los titulares, Junior Benítez y Pereyra Díaz. Era tentadora la decisión por los pibes, pero es de buen conductor ratificarle la confianza una vez más a quien en su momento se la otorgaste: Junior y el Riojano fueron titulares, y tuvieron actuaciones olvidables. No se puede todo. Lanús alterna buenas y malas actuaciones, pero así como nunca se desmorona, aún no tiene el fuego sagrado que lo animó en el tramo final del semestre pasado. Mejor dicho, no siempre lo mantiene encendido. Por eso no sería extraño algún cambio decisivo en la formación del equipo.
El elenco de recambio que presentó el entrenador en Sarandí tuvo sus puntos débiles, y se pueden enumerar de abajo hacia arriba o viceversa. Digamos que tanto Pasquini como el Silva con pelo -o Firulete Silva- no es marcando punta donde mejor cumplen, aunque frente a San Lorenzo sí se habían destacado: Esta vez fueron más atacados, pero su debilidad
defensivo estuvo muy ligada a la falta de marca de la línea media que puso Guillermo en Sarandí. Ortíz primero, el Pulpito González al reemplazarlo y luego Ayala al entrar por Pasquini, todos por la banda derecha, tanto como Valdez Chamorro -y luego el mismo Pulpito- ambos por izquierda, no estuvieron en sintonía con un Somoza desconocido. En ataque padeció la soledad de Silva arriba, que no contó con mucho aporte de Junior ni Pereyra Díaz, e igual se las rebuscó para generar peligro. Después de un buen arranque, Lanús se fue desdibujando Luego del primer gol de Caraglio, a los 12 del complemento, Lanús lo pudo empatar. Luego del segundo, logrado diez minutos después, también tuvo la chance clara para descontar en la cabeza de Silva, y finalmente pudo lograrlo después del 3 a 0 abajo, marcado por Braghieri a los 40, en la tercera ocasión favorable que tuvo el Pelado. Lanús cayó derrotado sin atenuantes, pero sin entregarse. No es sencillo diagnosticar desde afuera una situación tan particular como la que viven el plantel y cuerpo técnico. Por un lado saben que pueden soñar con la final, la memoria de la Sudamericana así lo indica, por el otro no desconocen que las cosas vienen complicadas. Enormes dificultades para ganar de visitantes, algunos arbitrajes, alguna mala suerte, varias lesiones y suspensiones, y algunos viajes accidentados como el emprendido a Rancagua y famoso a Torreón, allá en el norte mexicano, cerca del desierto de Arizona  -por no decir el culo del mundo del hemisferio norte- que terminó siendo más largo y duro aún por complicaciones en el plan de traslado del plantel. Con la derrota ante Arsenal, Lanús no se subió a la punta pero tampoco se bajó de la pelea. El partido pendiente ante Tigre lo deja en stand-by. Ahora tiene que enfrentar al difícil Santos Laguna, al mismo que superó con mucho esfuerzo y algo de fortuna en el último minuto del partido de ida por octavos de final disputado hace nada más que siete días en La Fortaleza. La caravana infernal no se detiene, y el de esta madrugada es, una vez más, el compromiso más importante de lo que va de competencia en 2014.

 Los tiempos se acortan. Si Lanús mantiene la ventaja y pasa a cuartos de final, el torneo local pasará a un segundo plano. Tendrá que enfrentar a la revelación de la Copa, el Bolívar, que está llevando a cabo una campaña histórica para un representativo de ese país, que tiene además como hincha caracterizado al presidente, Evo Morales, a quien las cámaras apuntaron minuto a minuto durante el encuentro ante el León, el campeón mexicano, a quien en la noche de ayer dejó en el camino holgada y merecidamente. El viaje a Torreón para un choque tan relevante y difícil, tanto que siendo martes no sabemos explicar si se juega hoy o mañana, como en caso de resultar vencedor el ascenso a los 4.200 metros del Siles Suazo de La Paz, donde espera rival el Bolívar, es obra del maligno. Si el rival es Lanús, la ida se jugará en la Fortaleza. No sorprendería que el próximo adversario, después de la Copa del Mundo de Brasil 2014, si es que el Grana accede a las semifinales, cambie su localía por los hielos de Alaska…

Mirando de reojo la Champions League, mientras se están disputando las semifinales, podemos apreciar el alto nivel competitivo y de organización del fútbol europeo de primer nivel internacional. Con la imagen de estos cuatro equipos repletos de figuras, entre los que no está el Barcelona de Messi, la prolijidad de los multitudinarios marcos y el buen comportamiento general de público y protagonistas, Europa insinúa que por el momento está harta de violencia inútil y disfruta de esta situación. Del mismo modo, las miserias y desigualdades de este lado del mundo se aprecian tan vigentes como siempre. Y aunque parezca mentira, los mejores de cada uno de los cinco continentes y el campeón de la liga marroquí, pero principalmente el mejor de Europa y el mejor de América, se medirán en diciembre en  Marruecos y para todo el mundo. Es lo máximo que puede alcanzar un club de fútbol, y al viejo y humilde Lanús le falta eliminar tan solo a cuatro notables adversarios para alcanzar ese derecho. Hoy muy tarde, o mañana muy temprano, según como se vea, el Granate visita con ventaja al primero de ellos, el bravo Santos Laguna del norte de México, y a esta hora, es lo único que importa.