por Marcelo Calvente
marcelocalvente@gmail.comEl fútbol tiene estas cosas. En su última conferencia de prensa, un mellizo calmo, casi resignado a sucumbir ante la mala fortuna que lo puso en el camino del lejano Santos Laguna, seguramente contrariado por las tontas suspensiones de Somoza y Silva, dos piezas fundamentales de su engranaje, que sumado a la merecida del Cali Izquierdoz, más las lesiones de de Goltz, Acosta, Melano y lo de Pereyra Díaz, el mellizo había perdido parte de la confianza en el futuro, al menos eso decían su gesto y su semblante ente la prensa. No era para menos. Pasar al Santos Laguna para seguir en la Copa será una tarea muy difícil, más que por las virtudes del rival, que las tiene, por lo desgastante del viaje en medio de la caravana infernal de partidos. Pensando en el otro objetivo, la competencia local, el panorama no era más alentador: Debían descansar todos los que no están al margen del partido de ida ante los mexicanos, el próximo XXX en La Fortaleza. Y visitar a San Lorenzo, el puntero, que tiene un plantel más extenso en experiencia, que pondrá en cancha a varios de los mejores porque inicia una semana después el duelo de octavos de final de la Libertadores. Tan sólo Gentiletti, Prósperi, Ortigoza y Piatti no serían de la partida. No había forma de que Guillermo estuviera exultante en la conferencia de prensa, sobre todo si además recuerda la cantidad de penales en contra sancionados, los penales a favor negados, goles a favor mal anulados y en contra mal habilitados por los árbitros en las dos competencias. No era muy alentador que digamos el panorama.
Lanús salió a la cancha con jugadores que aún no habían rendido lo necesario, como
Alejandro Silva, Matías Martínez, Pasquini, Barrientos, y los pibes Valdez Chamorro y Astina, sostenidos por la columna que componen Marchesín, el Cali, Somoza y Silva. Podía pasar cualquier cosa. Pero los cuatro primeros cumplieron con creces con sus tareas, sobre todo Alejandro Silva y Martínez; y los pibes la rompieron adelante. Astina tuvo un arranque algo dubitativo, demasiado solícito para con Silva, le cedió pelotas que debía definir el. Valdez Chamorro fue la manija en el primer tiempo, arrancando de unos metros más atrás, jugó con mucho criterio para armar las jugadas de ataque y entregó la pelota con precisión, con una excelente tarea de Somoza, ingenioso y certero para el primer pase, Lanús se llevó por delante a San Lorenzo -pese a que un viento de otro mundo soplaba a favor del Ciclón- se fue al descanso venciéndolo por 2 a 0.
Los locales salieron con todo a disputar el complemento, ahora con viento en contra. Y paradójicamente acorralaron a Lanús pese a que la circunstancia climática pateaba para el arco de Torrico. El descuento demoró, pero llegó cuando Lanús había sobrellevado el sofocón saliendo más rápido del fondo. Enzo Kalinsky marcó a los 12’ y el público se guardó su fastidio brindando un renovado aliento. Pero Lanús ya lo había equilibrado y llegaba más que el local, que rebotaba contra los del fondo. Astina empezó a sacar diferencias por la izquierda del ataque, a las espaldas de Bufarini, y a pura gambeta en velocidad y pases milimétricos y punzantes, abrió los caminos de los goles del Pulpito, con un gran remate de media distancia, y el segundo de Valdéz Chamorro, con espacios por la otra banda, con una buena definición ante el golero papal.
No siempre se golea a San Lorenzo en su reducto. Ni siempre los que no juegan seguido se lucen de la manera que lo hicieron los jugadores granates. Y sobre todas las cosas, últimamente no se producen tan seguido apariciones como las de estos dos pibes, con tanto talento y tan desequilibrantes como lo son Astina y Valdéz Chamorro. En la noche del Bajo Flores Lanús se floreó con el puntero, y lo desplazó de la posición de privilegio, que ahora es de Estudiantes, para quedarse por ahora como único escolta. Pero por sobre todas las cosas, obtuvo una victoria de suma importancia en el momento preciso, cuando las fuerzas empezaban a flaquear y los imponderables, los malos arbitrajes, le desgracia del viaje que se viene, el cansancio, las lesiones y las suspensiones evitables levantaban a los ojos de Guillermo y de todos, un muro que parecía infranqueable, y que no dejaba ver el futuro con esperanza. Otra vez revivió la competencia por ocupar un lugar, Guillermo tiene variantes con las que no contaba para renovar el equipo, como Silva, Martínez y sobre todo, los pibes Astina y Valdez Chamorro exhibiendo su potencial y su eficacia en la zona donde todo se define. Varias veces en lo que va del semestre, los granates estuvimos en la cuerda floja. Uno de los objetivos, la Libertadores, sobrevivió milagrosamente gracias a Marchesín en Rancagua. El otro, el Torneo Final, renovó las esperanzas en la curiosa noche del Bajo Flores con las actuaciones de dos pimpollos de exportación, como tantos otros, crecidos en los fondos de La Fortaleza.