jueves, 3 de abril de 2014

El diputado fantasma se hizo humo


Se llama Marcelo Silvio D’Alessandro. Llegó a diputado nacional por el Frente Renovador, en el puesto 14 de esa boleta, representando a la provincia de Buenos Aires y a Lanús, donde vivía. Llegó a diputado porque según las malas lenguas le pidió por él a Sergio Massa, la jueza María Servini de Cubría, amiga de ambos. Llegó a diputado porque la democracia en la Argentina es un adefesio.
  D’Alessandro es funcionario del gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Es abogado, pero en Lanús no tiene absolutamente ninguna trayectoria pública. 
  Es más: vivía en un duplex justo en la esquina de Juncal y Córdoba (foto) de donde prácticamente se hizo humo de un día para otro, con rumbo desconocido, y apenas asumió como diputado. Ni los vecinos más próximos saben que es legislador.
Y hasta el mismísimo Manuel Lozano, que reside a tres casas de D’Alessandro, sabía que su vecino era candidato en el Frente Renovador, que el ex senador integra en Lanús. No participó D’Alessandr de ninguna forma en la campaña electoral, y se lo vio fugazmente en un acto, luego de la victoria del FG, en el escenario de un club al lado de Nicolás Russo y de Lozano.  
  A D’Alessandro en Lanús no lo conoce nadie más que su amigos y familiares. Se mudó de un día para el otro, unos dicen que a capital, otros que a Banfield, y ni de Lozano se despidió.
  Este es uno de los tantos legisladores fantasmas que usaron a Lanús nada más que para mejorar su vida y la de su familia.
  ¿No sería el momento de legislar en el sentido de que un representante deberá vivir realmente en el distrito al que se candidateó en una boleta electoral, por lo menos durante lo que dure su mandato en el cargo para el que se haya postulado? Porque si no es para mejorar la vida de la comunidad en la que viven él y los suyos ¿para qué presenta la candidatura un tipo?