por Omar Dalponte
nuevospropositos@hotmail.comDurante diciembre y enero el intenso calor, la sedición policial, los saqueos, muertes absurdas y prolongados cortes de luz ocasionados por la ineficiencia de las empresas distribuidoras de energía han hecho la vida imposible a miles y miles de personas. Tiempo de canícula, de perros en celos, de canes locos. Hasta algunos rayos que troncharon vidas jóvenes contribuyeron a amargarnos la existencia en playas de la costa atlántica. Afortunadamente no pocos millones pudimos tomar vacaciones y por lo menos recuperamos energía aunque no estemos del mejor humor.
Evidentemente los enemigos del kirchnerismo no se toman descanso y todos los días imaginan y concretan acciones para perturbar la marcha del gobierno. Hay un claro propósito de impedir que Cristina Fernández termine su mandato y en los sectores adversos más reclacitrantes se especula y se trabaja para que haya elecciones anticipadas. El objetivo es terminar con esta experiencia peronista de la misma manera que se acabó con el alfonsinismo en la década del ochenta. Por su parte el gobierno - nuestro gobierno- con grandes aciertos, algunos errores y también dejando de tomar determinadas medidas continúa su marcha sobre terrenos minados, amenazado permanentemente por quienes alientan y procuran, entre otras cosas, golpes de mercado con el fin de desestabilizarlo. No es fácil gobernar tratando de favorecer a los más desprotegidos afectando los intereses de los grupos monopólicos concentrados de la economía. Y para resistir los embates de esos enemigos realmente poderosos no alcanza con la buena voluntad de funcionarios que todos los días expliquen hasta el cansancio y con lujo de detalles como se están haciendo las cosas para llevar a nuestro país por buenos caminos. Uno supone que el gobierno, conocedor mejor
que nadie de las maniobras destituyentes realizadas desde el campo adversario para complicar la vida democrática, tendrá previstas acciones para neutralizarlas. En tal caso nuestro gobierno debe entender que no está solo y que su mejor respaldo está en los sectores populares que gracias a las políticas implementadas desde 2003 hasta hoy tienen la posibilidad de vivir con dignidad. Que no todo está bien lo sabemos todos como sabemos que hoy por hoy no hay nada mejor. para el pueblo argentino, que lo que puede lograrse con el kirchnerismo, sus políticas de inclusión y de ampliación de derechos. Cualquier fuerza política que en la actualidad reemplace a este gobierno volverá a colocar al país en el atraso y la dependencia. La derecha y todo el abanico partidocrático opositor, salvo honrosas excepciones, son un conglomerado de fracasados que en sus carpetas conservan los viejos libretos de la oligarquía y de los tramoyistas de las altas finanzas.
Dar demasiadas ventajas al enemigo y pecar de complacientes nos costó caro al pueblo y al peronismo en distintos momentos históricos. Tanto nos costó que después de ser derrotados por la antipatria asolaron el país las dictaduras más terribles de nuestra historia. Grueso error significaría no poner en movimiento los recursos defensivos que como organización popular tenemos al alcance de las manos. Hoy se impone sin demora una movilización popular en defensa del gobierno nacional y contra los aumentos abusivos de precios que provocan inflación deteriorando el salario real de los trabajadores. Hoy es menester actuar drásticamente contra las empresas que causan daños irreparables a la población mediante inhumanos cortes de luz. Hoy es indispensable hallar los mecanismos legales que permitan accionar contra los especuladores que mantienen sus depósitos repletos de cereales negándose a comercializarlos causando graves perjuicios a la economía nacional.
En circunstancias difíciles como la que atravesamos y frente a los ataques que a diario se llevan a cabo contra nuestro gobierno hay que recurrir a la gran reserva moral que es el pueblo en su más genuina esencia. Si llenamos las plazas y las calles en defensa de los sagrados intereses de la República seguramente afianzaremos la democracia y el proyecto nacional y popular respecto al cual no debe retocederse ni un solo paso. El gobierno nacional y los gobiernos provinciales y municipales, junto al Partido Justicialista, al movimiento obrero y las organizaciones sociales y políticas alineadas en el kirchnerismo deben convocar a una movilización general con la rapidez que requiere este tiempo en que los perros locos pretenden volver a comer las entrañas al pueblo. No hay lugar para repetir septiembre de 1955, marzo de 1976, la década de 1990 ni otras tragedias que soportó nuestra dolorida Argentina.