por Antonio Dagostino*
Cada precipitación fuerte es una amenaza para el distrito de Lanús. La acción climática variable que se viene acentuando año tras año con la provocación de inundaciones, es un fenómeno que no se toma en cuenta a la hora de buscar soluciones. Si se buscan respuestas en lo referente a las obras hídricas que permitirían un óptimo drenaje de esta ciudad, han quedado inmersas en el olvido y solamente se acuerdan cuando suceden los acontecimientos justificando que faltan obras y patean la pelota para otro lado, mientras que con esta explicación se gana tiempo para el olvido momentáneo de la gente.Quizás sería estúpido indicarles a nuestros gobernantes locales, pero tal vez le refrescamos el cerebro. En principio los ductos de nuestra ciudad data de más de 70 años, de tiempos en que no se pensaba en el grado de crecimiento que se iba ir suscitando desde lo habitacional, poblacional y la reducción de espacios verdes. A ello se le suma el agravante de las napas freáticas. Si vamos a dar datos técnicos consiste en que nuestra ciudad está a tan sólo 7,50 metros sobre el nivel del mar en la parte más alta y esto provoca un lento drenado por naturaleza que va desde 10,3 a 1,5 cm. por segundo de escurrimiento. Si a esto le sumamos la falta de mantenimiento y las aguas que vienen de Lomas de Zamora, es inevitable la inundación porque se forma un tapón.
Una vez escuché que las obras bajo tierra no suman votos por el hecho que no se ven. En este
caso es la continuación de una ciudad en progreso y si hay adelanto, también lo debe haber debajo de nuestros pies.
Hay que dejar de pensar en 2015, de quién será o el que va a ser. Pónganse la camiseta del vecino y trabajen para ello, dejen de hacer reuniones en los barrios mostrándose como salvadores del distrito, porque los inundados no solamente pierden sus cosas materiales, sino también parte de sus vidas.
(*) Dirigente del NEP