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martes, 4 de febrero de 2014

La carta ganadora

por Marcelo Calvente

marcelocalvente@gmail.com

Quien esperaba ver a aquel Lanús arrollador que ganó sin discusión la última Copa Sudamericana, bien puede sentirse defraudado por el triunfo en Venezuela ante el Caracas por 2 a 0. Porque Lanús no brilló, es cierto, pero no es menos cierto que jugó su primer partido por los porotos ante un equipo que está en plena competencia local, el representativo de un país, Venezuela, que futbolísticamente hablando siempre estuvo varios escalones abajo del resto de América del Sur, incluso Ecuador y Bolivia, dos que hace cuatro décadas ocupaban el mismo sitial, y que más acá en el tiempo han logrado ingresar a los mundiales. Venezuela ya está al nivel de los demás, la última eliminatoria así lo indica: Quedó a cinco puntos de Uruguay, el quinto clasificado a un repechaje sin riesgos, y aventajó por cinco unidades a Perú,  participante de cuatro mundiales, aunque el último que jugó fue el de España 82, reflejando una marcha inversa a la de los países del Caribe. Lógicamente, Venezuela aún corre de atrás, sólo le falta participar de un mundial, y está cada vez más cerca de lograrlo.
No hay dudas de que hombre por hombre, por trayectoria y por presente, Lanús es mucho más que el Caracas, y eso quedó ampliamente demostrado. Independientemente de la factura de los dos goles, el equipo de Guillermo exhibió su superioridad de principio a fin, y su arco sólo corrió algún riesgo sobre el cierre del partido, cuando el local salió a jugarse por un empate que lo hubiese dejado igual de herido pero vivo. Luego de una pelota devuelta por el travesaño de Marchesín, Lanús se sacudió la modorra y lo definió  Salvo un rayo malévolo y
siniestro, clasificará el próximo jueves a la segunda ronda, conformando el Grupo 3  junto a Cerro Porteño, O’higgins y el Deportivo Cali, tres rivales que seguramente ofrecerán mayores dificultades pero que tampoco están a la altura de esta versión granate.
Para valorar correctamente el resultado obtenido en el partido de ida en Venezuela hay que hacer un poco de memoria. El rival es claramente inferior, está dicho, es un club joven fundado en 1967 que rápidamente se convirtió en el más popular de un país donde el fútbol nunca fue precisamente pasión de multitudes. En los últimos años se ha consolidado como participante de la mayoría de los torneos continentales resultando siempre un escollo difícil para los equipos argentinos, sobre todo en condición de local. En 2007 formó parte de un Grupo 6 muy competitivo y complicado, junto a River Plate, Liga Deportiva Universitaria de Ecuador y el Colo Colo. El Caracas, al que todos daban por muerto ante semejantes rivales, terminó clasificando a la ronda siguiente, y lo logró venciendo a River en el propio Monumental por 1 a 0 -única victoria de un representativo de ese país en la Argentina- y ratificándolo en Cúcuta, Colombia, donde hizo de local, volviendo a derrotarlo por un contundente 3 a 1.  En octavos de final de esa competencia -fue el peor clasificado- debió enfrentar al Santos, el de mayor puntaje. En Venezuela empataron 2 a 2 y fue celebrado por el público como una verdadera hazaña. Y en el Vila Belmiro de Pelé, sorprendiendo al local y al fútbol sudamericano todo, el elenco caraqueño se puso dos a cero a favor antes de la primera media hora de juego. El local tuvo la suerte de convertir dos goles en cinco minutos y promediando el complemento logró marcar el tanto decisivo para avanzar a cuartos. El Caracas, pese a la derrota final, logró renombre y consideración a nivel continental, y una notable popularidad en su tierra, cada vez más futbolera. Desde allí, como partícipe habitual de la máxima competencia sudamericana, se convirtió en un rival peligroso para cualquiera 
Los caminos de Lanús y del Caracas se cruzaron en la Libertadores 2009, cuando conformaron el Grupo 6 junto al Guadalajara y al Everton chileno. En su visita a Venezuela, el equipo de Zubeldía, con Maxi Velázquez, el Pulpito González, Fritzler, Blanquito, Valeri y Sand en cancha, fue derrotado ampliamente por Caracas por 3 a 1, con Juan Manuel Rey y Castellín como figuras. El Grana tampoco pudo vencerlo en La Fortaleza en la última fecha de la fase, a la que llegaba sin chance de clasificar, en tanto la visita era el puntero del grupo; el resultado final fue un empate en un gol. Así Lanús se despidió de la Copa sin conocer la victoria, mientras el Caracas logró el primer puesto. Luego llegaría hasta cuartos de final -único representativo venezolano en alcanzar esa instancia- y sería eliminado por el Gremio de Porto Alegre luego de dos empates, por 1 a 1 en Caracas y 0 a 0 en Brasil; la diferencia fue el gol de visitante marcado por los gaúchos.
El equipo venezolano participó de todas las Copas Libertadores que se disputaron desde entonces hasta hoy, algo que no le resulta difícil de conseguir, pero durante estos cinco años transcurridos perdió categoría y protagonismo, y nunca más pudo sortear la segunda fase. En cambio Lanús no paró de crecer ni de presentar grandes equipos,  pese a que no pudo obtener la esquiva tercer estrella hasta el último diciembre. Aquel elenco de Zubeldía con Marchesín, Velázquez, Pelletieri y Blanco -pero sin grandes delanteros- no fue el mejor, y quedó pronto eliminado con bochorno ante Universitario de Perú por la Libertadores 2010. En 2011, ya al mando de Gabriel Schurrer, clasificó a la Sudamericana. Pero sorpresivamente el entrenador granate reservó titulares de local ante Godoy Cruz por la primera fase, y luego de dos empates quedó eliminado por el gol de visitante. Con casi el mismo equipo pero con titulares, Chucho dejó una mejor imagen en la Libertadores 2012, con Marchesín y la defensa actual, salvo Braghieri en lugar de Izquierdoz, más Fritzler, Pizarro, Camoranesi, Valeri, Pavone, Regueiro y Teo Gutiérrez en el banco, Lanús cayó por penales ante el Vasco de Gama por octavos de final, luego de haber ganado el Grupo 2 y vapuleado a Olimpia de Paraguay con un 6 a 0 para la historia. Por fin, con este mismo equipo que paseó el jueves último por Caracas, Lanús ganó ampliamente la Copa Sudamericana con Guillermo Barros Schelotto en la conducción técnica. 
Esas claras diferencias a favor, más allá del pésimo estado del campo de juego, con poco tiempo de trabajo y nada de competencia encima, Lanús las supo imponer en Venezuela donde pese a no brillar, y sin mucho esfuerzo, despejó el camino para entrar a la fase de grupos de un torneo que lo tiene como gran candidato. Está muy claro que en este semestre de calendario apretadísimo por el Mundial de Brasil quien logre administrar mejor las reservas aeróbicas tendrá una ventaja difícil de igualar. Y en ese terreno, según lo demostró en el semestre pasó, el mellizo Guillermo logró conformar un equipo experimentado, sólido y ambicioso que  además parece tener en las manos del profesor Javier Valdecantos una carta decisiva y ganadora en lo que respecta a la condición física, soporte indispensable para los objetivos más elevados.