por Marta Santos
La reunión del jueves pasado en el deliberativo, intentó demostrar que los concejales no toman vacaciones. Más allá de seguir pateando para adelante las decisiones que tienen que ver con la investigación sobre la crisis energética en el distrito, los cables que se derriten y las cámaras y transformadores que explotan o se incendian, los ediles que asistieron habrían llegado a un acuerdo para tratar, próximamente, proyectos que ya habían sido presentados y fueron archivados o retenidos en las comisiones (ver aparte).Ahora bien: una simple lectura de esa nómina nos enfrenta con una realidad y algunas posibilidades. La realidad es que algunos de estos proyectos son de vieja data, otros de algunos años o meses, y que no deberían haber esperado hasta ahora para darles curso.
La supremacía numeraria del oficialismo en el HCD en los últimos años, fuese propia o prestada por ediles que se presentaron en origen como opositores, hizo que todo lo que no le interesara al intendente quedase relegado.
A partir del 10 de diciembre esa proporcionalidad cambió. El Frente Renovador (FR) apareció como el “nuevo” cambio y, si bien todos conocen que dentro del mismo las internas pueden llegar a ser feroces, hacia fuera quieren demostrar que están unidos, por lo menos para la galería. Claro que temen “afectar la gobernabilidad”, quieren un paraíso de acuerdos entre todos los bloques y aún quedan algunos ediles que no se sabe dónde van a posicionarse para no perder la “especial” relación que tienen con el oficialismo.
Seamos generosos: todos saben que es el intendente el que marca la agenda política de todos los bloques, como si fuese para lograr el bienestar para los vecinos -declamado hasta el cansancio pero poco visto aún- quizás tendría total aceptación. Pero dentro de cada bloque
están los que toleran y bogan hacia delante y los que rumian su rebeldía en voz baja y por los pasillos, al ver en qué estado está el municipio.
Esa es la realidad. Las posibilidades que se abren están en la esperanza que “los nuevos”, con su onda de amor y paz, logren sacarle a todos el esfuerzo para el trabajo conjunto en beneficio de los habitantes del distrito o que dejen atrás la onda y se muestren como francos opositores de lo que está mal y debe ser cambiado. O sea: que marquen la diferencia con fuerza y con mayoría.
Estas reuniones estivales son marcadas por el desastre eléctrico, sumado a los anegamientos y sin olvidar las victimas de delitos que suceden día a día. No sabremos nunca si de no haber sucedido, las licencias rumbo a la costa se hubiesen intensificado. Algunos no variaron demasiado sus hábitos o sus programas: hay concejales que desaparecieron todo el mes de enero y otros que viajan por compromisos deportivos, sin alterarlos. No tienen en cuenta que no se puede ser funcionario de medio tiempo, es una labor que ocupa todo y todos los días porque el común de la gente los necesita. De lo contrario cerremos por vacaciones todo el mes de enero y el último que apague la luz.
Lo cierto es que veremos qué camino abren al andar y cuál es su resultado. No olvidemos que la última palabra respecto del hacer o concretar la tiene Darío Díaz Pérez. El HCD, frente a expedientes antiguos para ser tratados parece una película ya vista: volver al pasado.